Justo es reconocer que en la China comunista, de un tiempo a esta parte, han aparecido millonarios como setas, concretamente ochocientos cincuenta mil chinos con una fortuna superior a los 10 millones de yuanes (1,46 millones de dólares), más o menos, lo que vale un casoplón en Galapagar.
Ahora, si alguno me pregunta cuántos de esos nuevos millonarios proceden de los cuadros de mando del partido comunista chino, le responderé que no lo sé, aunque me lo puedo imaginar.
Lo que sí sé es que en China hay CIENTO CINCUENTA MILLONES de pobres de solemnidad. Claro que en un país tan grande y poblado, las cifras no tienen importancia, y tal vez por ello no se le haya dado la cobertura mediática y publicidad que merecían los CUARENTA Y CINCO MILLONES de muertos de hambre, literalmente, consecuencia del progresista “Gran Salto Adelante” del genocida visionario Mao.
Cuarenta y cinco millones de chinos muertos por el hambre, que empequeñece la hambruna creada artificialmente en Ucrania por el camarada Stalin, que ´solo´ dejó siete millones de muertos.
NOTA: En Rusia, los bolcheviques toman el poder por la fuerza en octubre de 1917, y a partir de ahí comienzan su programa marxista de expropiación y colectivización de las tierras, sin pagar un rublo a sus legítimos dueños. Los campesinos, que suponían el 82% de la población soviética, fueron obligados a entregar sus medios de producción y subsistencia a la colectivización marxista.
A partir de ese momento los diferentes programas estratégicos de producción agrícola fueron fijados por los comisarios políticos del régimen comunista, los cuales contaban para su cometido con la colaboración de brigadas de activistas bolcheviques, provenientes de los centros industriales de las grandes ciudades. Estos revolucionarios de asfalto y barricada, entendían tanto de agricultura como los comisarios políticos; o sea, nada.
Los frutos del brillante programa agrario bolchevique no se hacen de esperar y así en la primavera de 1921 el pueblo ruso sufre una hambruna que duraría un año, y en el que murieron – según el historiador François Furet – cinco millones de personas; unas por el hambre y otras, víctimas del canibalismo.
Posteriormente, y una vez asentado y perfeccionado el programa agrario marxista, la situación cambia… a peor. En el año 1933 llega otra hambruna que deja en mantillas a la primera. Según la Enciclopedia Británica en este período murieron de hambre entre seis y ocho millones de rusos, la mayoría de ellos ucranianos. El historiador británico Robert Conquest puntualiza en su libro “The harvest of sorrow” [“La cosecha del dolor”], que por lo menos unos siete millones de campesinos habían muerto en el período entre 1932 y 1933.
Para el período comprendido entre 1930 y 1937, Robert Conquest calculó el número de campesinos muertos por hambre en once millones, más tres millones y medio de fallecidos, por la misma causa, en los campos de trabajos forzados y exterminio existentes en Siberia. En total, catorce millones y medio de personas que pasaron a mejor vida sin haber entendido las bondades del sistema comunista.