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Seguro que muchos de ustedes se acuerdan, aunque sucedió el 13 de junio de 2018, cuando este régimen infame que padecemos inició su siniestra andadura.
A Maxim Huerta, al que le había caído el cargo de Ministro de Cultura como a quien le toca la Lotería, peregrinó hasta La Moncloa convocado por Pedro Sánchez y en medio de una tormenta mediática porque se había descubierto que el presentador había estado cobrando «bolos» televisivos usando como pantalla una S.L., que es lo que hacían en aquellos tiempos bastabntes tertulianos y periodistas, para pagar menos impuestos.
Cuenta Maxim que iba muy apenado, con el corazón en un puño, esperando que el marido de Begoña le explicase por qué iba a ser fumigado cuando apenas llevaba 7 días en el puesto o que al menos le diera cierto consuelo, pero que el yerno del proxeneta Sabiniano se limitó a mirarlo como si fuera un perro y a comentarle, con voz engolada y gesto preocupado, eso de: «¿Qué dirá de mí la Historia?».
Pues ya lo sabemos, paisano. Dirá que has vivido de la prostitución, que enchufaste a tu hermano para cobrara del erario público sin trabajar, que hiciste «catedrática» fake a tu mujer, que pactaste con los terroristas de ETA, que te pusiste a cuatro patas ante los separatistas catalanes, que asaltaste RTVE y un sinnúmero de instituciones, incluida la Justicia, que ejercista de capo de una trama mafiosa que robó a los españoles hasta con las mascarillas del COVID, que diste cobijo, aliemnto y cobertura a Ábalos, Cerdán, Koldo y otros corruptos y, además, que fuiste el primer presidente de Gobierno de la Historia de España que concluyó la legislatura sin aprobar ni una sola vez los presupuestos.
En una democracia normal, la decisión de Junts de bloquear todas las leyes en tramitación o pendientes de entrada en la Cámara no tendría más salida que la disolución del Congreso y la convocatoria de elecciones anticipadas.
Pero estamos en España, damas y caballeros, y aquí impera desde hace siete años ese engendro conocido como «régimen sanchista».
El amo del PSOE se va a agarrar al cargo como guacamayo a la percha, pero yo dudo que pueda aguantar hasta 2027 como repite La Moncloa y asumen los pesimistas.
Está claro que Sánchez no podrá sacar ya adelante proyectos de ingeniería ideológica como la Ley Begoña o la Ley Bolaños. La duda ahora es si podrá o no aguantar en el poder.
No por la presión de Puigdemont, que sigue exigiendo que el Ejecutivo Frankenstein cumpla todas las promesas que le han hecho en Suiza o Bélgica Zapatero y otros emisarios socialistas.
Sánchez se irá por el desagüe y bastante antes de lo que desearía por lo que se cuece en los juzgados, donde ahora se investiga por fin la Caja B y la financiación ilegal del PSOE.
¿De dónde salían los billetes que circulaban por Ferraz? ¿A quiénes y a cuántos llegaba, y en concepto de qué?
Las facturas no cuadran, y huele mal que fuera Koldo quien repartiera el «cash» en sobres a unos y otros.
Estos malandrines no sólo robaban para ellos, para financiarse las putas, la coca, el jamón y los pisos. Robaban también, chantajeando a las empresas, para el partido.
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