A veces parece que exagero. A veces, a mí mismo me parece que exagero. Por eso quiero parar, dejar mis sesgados comentarios y limitarme a poner los suyos, los de la izquierda, y permitir que sean ustedes quienes juzguen y me confirmen o desmientan mi convicción de que el rojerío vive en una realidad paralela y en ese estado de histerismo permanente que les invade cuando no mandan. Lea a El Trasgo en La Gaceta.
Moncho Alpuente, ese eximio intelectual, en Público.es («Letra y sangre«): «Si hubiera justicia en el otro, en cuya existencia tampoco creo, José Ignacio Wert ya habría obtenido una plaza concertada a perpetuidad en el paraíso por sus ímprobos esfuerzos para devolverle a Dios, al suyo que son tres, todos los resortes de la educación en detrimento de la enseñanza pública y laica. La asignatura de religión, la suya, vuelve a ocupar su lugar preeminente desplazando a la ética y laminando la Educación para la Ciudadanía, perversa herramienta en manos del Diablo y de sus satánicos intermediarios». ¿Alguna relación con la realidad, algo que no sea la bilis derramada de un fanático? ¿Es ese el problema de la Enseñanza? Díganme.
O el de la sanidad, que nos explica, también en la web del multimillonario Roures, Carlos Torres Prieto («No servimos a la patria #quenotelíenconlasanidad«): «A este ritmo, en unos meses, la sanidad pública habrá pasado de darnos prestaciones a hacernos pedir préstamos. Los creadores del Banco Malo tendrán que inventarse también un banco Mato a donde tendremos que acudir para pedir créditos los mortales que no podamos pagar una buena cobertura sanitaria. En pleno siglo XXI, a más de uno la salud le va a costar un riñón, o un pulmón o un hermano». ¿Lo reconocen? ¿Han ido últimamente a un hospital público madrileño? ¿Es así como lo cuenta Torres?
EL DOLOR
Opina Arturo González sobre Gallardón: «Sí, eso es gobernar para ellos, para Gallardón y sus porqueros carentes de toda verdad, el dolor de la chulería del ministro, de su displicencia e insolencia, el dolor de privatizarlo todo para que todo sea más caro, el dolor del endurecimiento de los Códigos siempre en contra de los desfavorecidos y en protección de los poderosos, de la cadena perpetua, el dolor de los indultos arbitrarios y a capricho, el dolor de en un año conseguir cuarenta de retraso, de hacer de los ciudadanos muñecos de pim-pam-pum, de haberlos convertido en esclavos, en objetos, en sospechosos sujetos, el dolor de que la felicidad, un gramo de felicidad, sea un horizonte invisible». ¿De verdad? ¿Todo eso?
O la economía. Nos alecciona Alberto Garzón en Economía para pobres, un blog que mantiene en la web de un multimillonario, ahí está la gracia, Público.es («Su modelo de sociedad«): «En definitiva, no nos engañemos, están cambiando el modelo de sociedad para poder instaurar un nuevo modelo de crecimiento que permita al capitalismo sobrevivir. De hecho nos dicen que toda esta transformación social es inevitable. Y en realidad no les falta razón, siempre y cuando hayamos aceptado que el objetivo no sea otro que mantener con vida este sistema criminal e irracional. La cuestión clave es si de verdad nos interesa convertirnos en esclavos de ese capitalismo en coma o si ya es hora de romper la baraja y reformular la economía a partir de otros principios y objetivos bien diferentes».
Ah, no les he comentado: Alberto Garzón es diputado de Izquierda Unida, ya saben la coalición construida en torno al Partido Comunista. No, lo digo para que tengan en cuenta cuáles pueden ser esos «principios y objetivos bien diferentes», y para que recuerden lo bien que han funcionado cada vez que se hanaplicado.
UNA, GRANDE Y LIBRE
Esther Vivas nunca defrauda en su uso de la hipérbole. Lo hace en la misma publicación online que nos ocupa («Wert al ataque«): «Y es que en tiempos de crisis que mejor arma que levantar la bandera del nacionalismo españolista más rancio para minimizar los recortes económicos y sociales. Se trata de crear un conflicto socio-lingüístico y agitar el fantasma de la segregación. Ya lo decía Wert meses atrás, su objetivo, ‘españolizar a los niños catalanes’. Los tiempos de la ‘¡Una, grande y libre!’, vuelven. Wert and co. quieren no sólo una educación ‘española’ sino también sexista, clasista, homófoba y autoritaria». Olé, ahí queda eso.
¿NOTAN ALGO RARO?
Y, ya que estamos, voy a hacer del proverbial elefante entrando en una cacharrería con un tema extraordinariamente delicado y doloroso. Pero lo que me interesa es que encuentren las siete diferencias (es un modo de hablar), entre estos dos titulares. El primero, de ayer: «Un cura condenado por distribuir pornografía infantil elude la cárcel«. El segundo, de 2010: «Ministros, intelectuales y amigos celebran la libertad de Roman Polanski«. Polanski no estaba condenado por mirar pornografía infantil, sino directamente por abusar de una niña de 13 años.
Pero, hey, Polanski no es un cura, y todo el mundo sabe que la utilidad real de la pedofilia es darle palos a la Iglesia. » Nadie está a salvo. Quien esté libre de pecado, pues, que tire la primera piedra (a Polanski)». Vale.