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El verano huele a brasas encendidas, a mesas compartidas y a tardes que se alargan sin prisas. En ese escenario, hay un ingrediente que se repite como un mantra gastronómico: la carne de ave. Ligera, versátil y llena de sabor, se convierte en la mejor aliada para comer bien sin renunciar a nada. «El pollo, el pavo o la codorniz no son solo carne; son tradición, salud y creatividad en un mismo plato», apuntan desde AVIANZA, la Asociación Interprofesional Española de Carne de Aves.
Y no es casualidad. España es uno de los mayores productores de carne de ave de Europa, con cerca de 1,7 millones de toneladas al año y una red de más de 5.000 granjas que sostienen empleo y arraigo rural. Pero más allá de los números, lo que importa es lo que llega al plato: proteínas de alta calidad, vitaminas como la B3 y B6, y un perfil nutricional que encaja a la perfección con la dieta mediterránea.
«Digestibilidad, bajo colesterol y minerales como hierro o potasio. ¿Qué más se puede pedir?»
Cuando las brasas hablan
Hace unas semanas, los jardines del restaurante Bancal en Madrid se llenaron del humo aromático que solo sale cuando el ave encuentra el carbón. AVIANZA volvía a celebrar su ya clásica barbacoa de verano, esta vez de la mano del chef Miguel F. Vidal, que convirtió el acto en un homenaje a la cocina gallega y a las aves.
«Quería demostrar que lo sencillo puede ser sublime», explica mientras sirve una piruleta de pavo con yema campera y dashi, un juego de texturas que desarma.
El menú fue un viaje por los sabores del verano: brochetas de pollo con salsa de yogur, codorniz marinada con miel y romero, y hasta una empanada gallega de pollo y champiñones —galardonada en Madrid Fusión 2025— que robó sonrisas. Pero la sorpresa llegó con la filloa de pollo asado con bechamel de San Simón y mole poblano, un guiño transatlántico que desde entonces forma parte de la carta de Bancal.
Recetas para no cocinar (demasiado)
El secreto del ave está en su adaptabilidad. Funciona igual en una cena improvisada que en un banquete al aire libre. ¿Un truco? «Marinar, siempre marinar». Un poco de ajo, hierbas frescas y limón pueden transformar un muslo de pollo en algo memorable. Otra opción son los clásicos reinventados: croquetas de codorniz y trufa, albóndigas de pavo en salsa verde o nuggets con mostaza y miel. «Son platos que evocan infancia, pero con un toque adulto»
Y para los que huyen del fuego, el ave también brilla en ensaladas, wraps o ceviches. «En frío, mantiene su jugosidad y absorbe mejor los sabores». Basta con mezclar tacos de pavo con aguacate, granada y un aliño de lima para tener un plato listo en minutos.
Más que comida, un compromiso
Detrás de cada filete de pechuga o ala a la parrilla hay una cadena de valor que impulsa el campo español. AVIANZA no solo promociona el consumo local, sino que insiste en la sostenibilidad: «Nuestras granjas reducen emisiones y optimizan recursos. Comer ave española es cuidar el territorio», destacan. Con un 40% de los hogares eligiéndola como proteína habitual, el mensaje cala.
Este verano, cuando enciendas la barbacoa o prepares una ensalada, recuerda que el ave no es solo una opción. Es la excusa perfecta para slow down, para disfrutar de lo esencial. El verano, definitivamente, sabe a ave.
Más información en www.avianza.org
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