Jon Favreau posee también en su dilatado currículum (director, actor, productor y guionista de éxito ininterrumpido) el título de «valiente». Fue el primer cineasta, mutantes aparte, que se atrevió a llevar el mundo del superhéroe marvelita moderno a la gran pantalla con Iron Man (2008). Un proyecto así suponía la revolucionaria fusión del cine con la vanguardia técnico-infográfica, para la que Favreau demostró estar más que preparado. Después de unas cuantas películas más por estos senderos y #Chef, su culinario proyecto de reencuentro personal y desconexión con los grandes estudios, ahora ejerce de nuevo su bien ganada fama de osado llevando a la acción «en carne y hueso» el último clásico que Walt Disney produjo en vida, nada menos que El libro de la selva, adaptación de la obra del inmortal Rudyard Kipling.

El debutante Neel Sethi interpreta a Mowgli, un niño que vive como único humano en la selva y ha sido criado por una manada de lobos, convirtiéndolo en uno más. Pero el terrorífico tigre Shere Khan (voz original de Idris Elba, ahí es nada) no está dispuesto a permitir que cuando el muchacho crezca le dispute el trono. A fin de cuentas, la ley de la jungla se parece mucho a la de las ciudades, y se basa en el miedo, deconstruyan la palabra lo que quieran. Por otro lado, un simio gigante (Christopher Walken) ansía la almodovariana flor (roja) del secreto de las personas, ya lo entenderán cuando lo vean, y tampoco pondrá fácil la huída de Mowgli hacia el mundo de las personas para evitar ser cazado. La sibilina Scarlett «Kaa» Johansson intentará zampárselo y solo la inestimable ayuda de sus amigos, el despreocupado oso Baloo (Bill Murray) y la formal pantera Bagheera (Ben Kingsley), pueden darle al protagonista el empujón que necesita para alcanzar sus fines de supervivencia. No he relatado nada que no tengamos por más que conocido de la genial película original, pero este nuevo proyecto sorprende al convertirse desde la reverencia, sin renunciar a la personalidad propia, en una revisión recomendable y divertida, con un ritmo y un enfoque que la alejan del cómico cine de dibujos animados de antaño. De otra forma, seguramente el remake sería del todo innecesario y banal.

La parte técnica del proyecto es simplemente perfecta, llegando al punto de admiración en el que a veces cuesta saber qué parte es real y qué parte generada por ordenador. Tremenda exhibición de músculo tecnológico y artístico, y eso que ya estamos muy acostumbrados a ver buenos efectos y somos poco impresionables. A ello añadamos un muy buen 3D que aporta la sensación al espectador de encontrarse en primera persona dentro de la selva; quien suscribe llegó a pegar un par de respingos, especialmente llamativo el de la primera vez que Shere Khan se enfrenta a Mowgli.

Solamente se puede echar en falta un toque mayor de profundidad en la historia, un tanto lineal, o, como es mi caso, los que no hayamos tenido la oportunidad de sin duda disfrutar de las voces originales. Nada que objetar al doblaje, pero con semejante reparto y oyendo las canciones de boca de Walken, Murray y Johansson en los títulos de crédito, se queda uno con ganas de mucho más. Porque si el cine para el espectador de a pie se suele acabar con las primeras letras del final, recomiendo encarecidamente que a esta cinta se le dé un trato distinto; todo lo que se ha aligerado de canturreo se ha añadido para disfrute del ávido en los créditos en forma de originales versiones de los temas clásicos cantados por el mismo reparto en lo que pone la guinda a una banda sonora sobresaliente que nos tendrá las sintonías taladrando en la memoria y haciéndonos silbar durante días…

Dirección: Jon Favreau. País: USA. Año: 2016. Duración: 105 min. Género: Aventuras/familiar. Voces originales: Neel Sethi (Mowgli), Bill Murray, Ben Kingsley, Christopher Walken, Lupita Nyong’o, Idris Elba, Scarlett Johansson, Giancarlo Esposito. Estreno en España: 15 Abril 2016.