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A veces la vida sorprende con historias familiares que rompen cualquier molde.
Luz Casal, uno de los grandes nombres de la música española, ha relatado en televisión cómo su infancia se desarrolló entre tres figuras paternas, una experiencia poco común incluso hoy.
“Tuve tres padres: mi madre, José, mi padre biológico, y Máximo, que para mi padre fue su mejor amigo”, confesaba la artista en una reciente entrevista, rememorando una convivencia peculiar que le enseñó a “ser una persona que sabe que se puede amar de maneras muy distintas”.
Para ella, este entorno fue “una lección de vida enorme”, una base sobre la que ha construido tanto su personalidad como su carrera.
Lo extraordinario de su historia familiar no reside solo en la convivencia, sino en el equilibrio emocional que aprendió a gestionar desde pequeña.
“En mi casa había dos hombres y mi madre. Hablar de una familia en la que hay tres padres todo el tiempo no era ni es especialmente común”, reflexiona Luz Casal. Esta realidad, que podría haber generado conflictos o incomprensión, se convirtió para ella en una fuente de tolerancia, empatía y una visión del amor y la familia mucho más abierta.
Un Día del Padre diferente y el peso de la ausencia
Creció celebrando el Día del Padre de una manera muy especial, reuniéndose con todos en casa. Hoy, la ausencia de esas tres figuras pesa de un modo particular: “Estoy huérfana de tres padres”, ha confesado en televisión. Esta frase, cargada de sentimiento, resume la mezcla de gratitud y melancolía que impregna su memoria familiar.
La convivencia con tres figuras adultas no estuvo exenta de retos. En sus propias palabras, hubo épocas de sentimientos duros y negativos hacia todos ellos, pero con el tiempo aprendió a quererlos a cada uno de forma diferente. “Creo que los he querido a los tres con la misma intensidad, solo que a cada uno había que manifestarle el cariño de una manera determinada”, admite. Ahora, con perspectiva, considera que ha sido afortunada por vivir esa experiencia, aunque durante años sintió que su familia era “una desgracia”.
Infancia, secretos y complicidades
La infancia de Luz Casal tampoco fue sencilla en otros aspectos. En el colegio nunca contó que cantaba los fines de semana, porque no estaba bien visto. Ni su padre ni sus profesoras apoyaban su vocación musical. De hecho, una monja llegó a decirle que ocultara su faceta de cantante porque “era complicado” en aquella época. Durante años, tuvo que mentir sobre su pasión, aunque, como ella misma reconoce, “nunca me ha gustado mentir, pero en esa época mentía todas las semanas”. Su madre, sin embargo, siempre fue su gran cómplice, una mujer especial e independiente con una vida sentimental propia, que supo estar al lado de su hija en los momentos clave.
Esta red de complicidades y silencios, lejos de frenar su vocación, la fortaleció y alimentó su determinación por abrirse camino en el mundo de la música. Hoy, con más de cuatro décadas de carrera y quince álbumes publicados, Luz Casal es un ejemplo de resiliencia y autenticidad.
Curiosidades y datos locos
La historia familiar de Luz Casal está salpicada de anécdotas singulares:
- Su padre biológico y Máximo, el mejor amigo de este, compartieron años de convivencia bajo el mismo techo, en un ambiente donde la rivalidad y la complicidad se entremezclaban. “Mi padre llegó a confesarme que su mejor amigo era también su rival”, relata la cantante.
- El entorno rural gallego donde creció, en Boimorto, y los frecuentes viajes a Asturias, han marcado su identidad y siguen siendo puntos de referencia emocional para ella.
- Su música ha trascendido fronteras: el tema Un año de amor fue elegido por Pedro Almodóvar para la banda sonora de Tacones lejanos, un hito que consolidó su proyección internacional.
- A día de hoy, 19 de septiembre de 2025, acaba de lanzar el single ¿Qué has hecho conmigo?, anticipo de su próximo álbum, que ha presentado en el plató de El Hormiguero tras aterrizar de París, donde ha grabado una colaboración con Carla Bruni.
La vida de Luz Casal ha dado un nuevo giro este año: el rey Felipe VI le ha concedido el título de marquesa de Luz y Paz, un reconocimiento que ella recibió con humildad y cierto desconcierto. “Sé cuál es mi origen”, declaró en televisión, dejando claro que el nombramiento no cambiará su forma de ser ni sus raíces. Lo primero que pensó al enterarse fue que nunca perderá el contacto con sus orígenes gallegos y asturianos, ni con el espíritu sencillo que la caracteriza.
Fortaleza y música ante la adversidad
No solo su familia marcó su carácter. En 2007, Luz Casal superó un cáncer de mama, una experiencia que transformó su vida. “Mereció la pena, lo que aprendí es poderoso”, asegura la artista. Durante el tratamiento, se refugió en la música y llegó a grabar dos discos, convirtiendo el dolor en arte y ejemplo de superación. La cantante ha hecho de la adversidad una aliada y ha transmitido siempre un mensaje de esperanza y autenticidad.
La historia de Luz Casal es la de una artista que ha sabido transformar una familia atípica, los silencios de la infancia y las adversidades de la vida en canciones y vivencias que conectan con miles de personas. La suya es una voz que, más allá de la música, invita a entender que hay muchas formas de amar y de ser familia. Hoy, su legado no es solo artístico, sino también humano: una lección de diversidad, tolerancia y amor incondicional.
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