La picota del Jerte informa

Y a través de todo un informe, se recogen las cifras y hechos más sobresalientes de la Denominación De Origen “Cereza del Jerte”. Y es que, está claro, el nombre de “Jerte” o “Valle del Jerte” tiene una estrecha relación con las cerezas, asociando en España un gran número de consumidores de forma casi automática el lugar con el producto, la cereza, o viceversa. La zona es pues muy conocida por la excelencia de sus cerezas y, en particular, de sus “Picotas del Jerte”, siendo esta fama resultado del trabajo añadido por los agricultores, generación tras generación, quienes desde antiguo fueron transformando en fértiles las incultas y asilvestradas laderas de la comarca que se vieron humanizadas en virtud de sucesivos abancalamientos.

En el siglo XVIII, la zona era descrita por los cronistas como un auténtico paraíso frutal, por la variedad y calidad de sus productos: “…también abundan en este Valle peras de todas las especies, guindas comunes y garrafales, camuesas, peros, manzanas, melocotones, damasquinos,duraznos, albérchigos y otras frutas de hueso, ciruelas, higos de muchos veduños, granadas, membrillos, nueces y avellanas, frutas de espino, como limones y naranjas ”.

El cerezal progresó muy rápidamente debido a que estaba asentado ya en estos valles desde siglos atrás. Se conjetura que fue introducido por los árabes y que, tras la Reconquista, los nuevos colonos lo encontraron adaptado a estas tierras. Pero no es hasta el siglo XIV cuando aparecen pruebas fehacientes de su existencia.

El 2 de junio de 1352 una comitiva de emisarios del Rey de Navarra que se dirigía a Sevilla,se detuvo e hizo noche en Cabezuela del Valle, uno de los pueblos de la comarca. Los ilustres caballeros, que en cada zona iban alimentándose de los productos más característicos y disponibles, degustaron aquí truchas y cerezas, lo que indica que ya por entonces la cereza era un producto que destacaba y que tenía calidad suficiente para ofrecérselo a los viajeros más
distinguidos. En los siglos siguientes el cultivo se mantuvo e incrementó. El famoso médico español Luís de Toro, en el siglo XVI se refiere a las cerezas del Jerte y las distingue por su tamaño, color y sabor: “…verás también todo género de cerezas, que ni Persia las tiene mejores. Cerezas de un gusto y tamaño extraordinario, rojas, negras y de un color intermedio parecido al vino “.

Pero, como antes se indicaba, será con la quiebra del castañar, en el siglo XVIII, cuando el cerezo empieza a perfilarse como una auténtica alternativa económica. A finales de ese siglo el cerezal ganará espacio en el Valle del Jerte. Cabezuela del Valle, Navaconcejo, Rebollar,
Valdastillas y Casas del Castañar se decantan pronto a su favor y, más tarde, a lo largo del s. XIX, el cerezo irá asentándose en empinados bancales por el resto de los términos municipales.

En las primeras décadas del siglo XIX los cronistas aseguraban ya que lo mejor de la zona “…son las cerezas que, por ello, son muy estimadas en la Corte…”. Durante todo este siglo el cerezo se extenderá definitivamente por todos los pueblos y, de esta forma, en los albores del siglo XX la zona era ya muy conocida por “los productos que exporta, en especial por las deliciosas cerezas” .

La Denominación de Origen Protegida “Cereza del Jerte” ampara exclusivamente a cerezas originarias del área de producción situada en las comarcas del norte de la provincia de Cáceresy enclavadas en la zona de agricultura de montaña Trasierra-Gredos Sur. Esta zona posee características geográficas, físicas, históricas y culturales muy específicas y homogéneas.El cultivo se asienta en pequeñas fincas abancaladas, situadas en las laderas situadas en umbría o solana. Las explotaciones tienen una dimensión media de 1,6 Ha., generalmente divididas en varios trozos o parcelas. La estructura de la propiedad y las condiciones impuestas por la difícil topografía, configuran un paisaje ajardinado de pequeños bancales, sostenidos por paredes de piedra que obligan a
unas condiciones de laboreo que limitan la mecanización en gran medida.

El producto certificado por este Consejo Regulador es cereza de mesa para su consumo en fresco. Las variedades locales que mayor volumen de producción aportan son las agrupadas bajo el nombre genérico “Picotas del Jerte” cuya característica principal es que no presentan pedúnculo, al desprenderse éste de forma natural en la recolección manual.

El origen de todo este grupo de variedades es exclusivamente local, por lo que su procedencia está en la zona de geográfica citada en apartados anteriores. Los intentos de plantación de dichas variedades en otras latitudes han tenido hasta ahora poco éxito, al prosperar mal cuando las condiciones de suelo, altitud, insolación, humedad y régimen de vientos no son apropiadas.

Las características del producto están determinadas por la utilización de un material vegetal específico, adaptado y aclimatado a las condiciones ambientales dominantes en la cuenca jerteña y los valles colindantes, pero también por las peculiaridades de un sistema de producción que mantiene al cerezal sujeto a tradiciones culturales que se apoyan en el minifundio y en la organización familiar del trabajo. Las explotaciones ubicadas en parcelas abancaladas situadas en laderas de fuertes pendientes y de difícil mecanización, permiten equilibrar los bajos rendimientos obtenidos con la calidad superior de un producto manifiestamente genuino e irrepetible.

Las variedades amparadas en el Reglamento de la Denominación de Origen Protegida “Cereza del Jerte” son las cuatro variedades tipo “Picota”, es decir, Ambrunés, Pico Limón Negro, Pico Negro y Pico Colorado, y la variedad de cereza Navalinda.

En la zona predominan las explotaciones de muy pequeña dimensión. De acuerdo con los datos recogidos en el Registro de Productores de la Denominación de Origen Protegida “Cereza del Jerte” el tamaño medio se sitúa en 1,6 Ha., siendo de 4,5 el número de parcelas por explotación. La mayor parte de las explotaciones recurren a la mano de obra familiar para realizar las tareas principales, especialmente la recolección, una de las más arduas y que exige un elevado grado de adiestramiento por ser totalmente manual y por la delicadeza y fragilidad del fruto. La recolección abarca entre 12 y 15 semanas, en condiciones climatológicas normales y se extiende desde finales de abril a principios de agosto. Una vez que el fruto se ha recolectado se procede al laboreo que exige la atención parcial y discontinúa del agricultor. Debido al carácter accidentado de la zona y a las tortuosas pendientes,la inversión en horas de trabajo es muy elevada. Las labores que mayor tiempo acaparan al agricultor son las de abonado y arado. Los marcos de plantación están condicionados por la estrechez de los bancales que, en una altísima proporción, no admiten más de una única línea de árboles.

A inicios del presente año se realizó la labor de actualización del Registro de Productores y explotaciones de la Denominación de Origen “Cereza del Jerte”. Del resultado de estas actualizaciones se obtienen los siguientes datos:

• Los agricultores con explotaciones inscritas ascienden a 3534.
• La superficie total de las explotaciones inscritas alcanza 6571 hectáreas.
• La producción potencial, según la media de los últimos años, de las variedades avaladas se sitúa en 8.500.000 Kg.
• El número de parcelas inscritas asciende a 23.360.
• El número de árboles inscritos es de 188.872.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

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