Tatiana Radziwill, la princesa que estableció un vínculo inquebrantable con la reina Sofía desde su niñez, deja un vacío considerable en el círculo más cercano de la emérita.
Su fallecimiento, ocurrido el viernes 19 de diciembre de 2025 en París, a los 86 años, se produce justo antes de las festividades navideñas, un periodo que ahora se tiñe de melancolía para la madre del rey Felipe VI.
Esta pérdida se suma a otras recientes que han impactado a doña Sofía, como el fallecimiento de su hermano Constantino de Grecia en 2023 y su primo Miguel de Grecia en 2024, dejando a la reina más sola en su espacio de confidencias.
Periodistas cercanos al entorno real, como David Insua, han resaltado su papel como «la prima ‘Tatan’ inseparable», una confidente leal que guardaba con celo los secretos de la emérita.
La revista ¡Hola! confirmó el triste acontecimiento, destacando cómo Tatiana siempre optó por mantenerse alejada del foco mediático, prefiriendo una existencia en segundo plano con una lealtad inquebrantable.
Nacida el 28 de agosto de 1939 en Ruán, Francia, Tatiana Radziwill era parte de la renombrada casa Radziwiłł, una de las dinastías nobles más antiguas del continente europeo.
Hija del príncipe polaco-lituano Dominico Raniero Radziwill y de la princesa Eugenia de Grecia –prima hermana del rey Pablo de Grecia, padre de Sofía–, mantenía una relación familiar cercana con la reina que evolucionó hacia una profunda sororidad. Su abuela materna, la princesa María Bonaparte, le dejó un archivo histórico que Tatiana cuidó con dedicación, reflejando su fuerte conexión con sus raíces familiares.
La II Guerra Mundial fue crucial para afianzar su vínculo con Sofía. Ambas niñas exiliadas, mientras que la familia griega se encontraba en Egipto y Sudáfrica, Tatiana tuvo que huir tras la invasión nazi a Francia. Compartieron momentos difíciles que transformaron sus riñas infantiles en una lealtad duradera. En la biografía titulada ‘La reina de cerca’, escrita por Pilar Urbano, doña Sofía recordaba con cariño esas disputas por un carricoche: «Nos peleábamos, tirando cada cual por su lado, y acababan discutiendo también nuestras madres, como en cualquier familia». Después del conflicto bélico, los padres de Tatiana se separaron; su madre contrajo matrimonio con el príncipe italiano Raimundo Della Torre e Tasso, pero las diferencias llevaron a que Tatiana y su hermano Jorge crecieran en Atenas bajo el cuidado de sus abuelos Jorge y María, quienes los acogieron como si fueran sus propios hijos gracias al apoyo real griego.
Se formó en el ámbito de la enfermería y se especializó en investigación bacteriológica. Había aprendido cinco idiomas y desarrolló una pasión por la música que le brindaba distinción en reuniones discretas. El día 14 de mayo de 1962, durante la boda de Sofía con Juan Carlos de Borbón, Tatiana destacó como una de las ocho damas de honor junto a figuras como las princesas griegas e infantas españolas. También desempeñó este papel en el enlace matrimonial entre el rey Constantino II y Ana María de Dinamarca. «Tatiana y yo hemos sido siempre muy amigas. Íntimas. Aunque ahora vive en París, nos vemos muy a menudo«, confesó Sofía a Pilar Urbano, revelando así uno de los escasos momentos donde mencionó su círculo privado.
En 1966, Tatiana tomó un rumbo diferente al ámbito real: contrajo matrimonio el 24 de marzo con el cardiólogo francés Jean Henri Fruchaud, rechazando pretendientes como el rey noruego Harald debido a rumores sobre un romance juvenil con Sofía. Posteriormente se estableció en París. Juntos tuvieron dos hijos: Fabiola, quien junto a su esposo Didier Fradin gestiona el hotel ubicado en el antiguo castillo de Maudétour cerca de París; y Alexis, banquero afincado en Londres junto a su esposa, Nathalie Ruth Chandler. Como abuela orgullosa de tres nietos, su familia vivió principalmente entre Francia y Reino Unido, pero siempre manteniendo vínculos con la realeza española.
Los veranos pasados en Mallorca fueron testigos del fortalecimiento de su amistad. Solían ser habituales visitantes del Palacio de Marivent y acompañaban a Sofía en paseos por el Paseo del Borne o conciertos. En agosto del año 2024, ya afectada por un reciente ictus y utilizando silla de ruedas, disfrutó una cena junto a los Reyes y otros miembros familiares en Palma; fue conmovedor ver cómo la princesa Leonor empujaba su silla con cariño. Participaron juntos en el cumpleaños número 18 de Leonor y también estuvo presente Fruchaud durante el almuerzo del Toisón de Oro dedicado a Sofía en El Pardo ese noviembre. Su última aparición pública tuvo lugar durante la boda entre Teodora de Grecia y Matthew Kumar en septiembre del 2024, donde estuvo acompañada por Sofía e Irene.
Trayectoria y legado de Tatiana Radziwill
- Nacimiento: 28 de agosto de 1939, Ruán (Francia).
- Educación: Formación en enfermería e investigación bacteriológica; políglota hablando cinco idiomas; apasionada por la música.
- Hitos clave:
- Exilio compartido con Sofía durante II Guerra Mundial entre Egipto y Sudáfrica .
- Dama honoraria durante bodas reales: Sofía-Juan Carlos (1962) y Constantino-Ana María .
- Crianza en Atenas bajo tutela real griega hasta 1974 .
- Matrimonio con Jean Henri Fruchaud (1966); residencia establecida en París .
- Obras reconocidas: Custodia del legado documental dejado por su abuela María Bonaparte; discreta presencia familiar; apoyo constante a Sofía durante momentos cruciales .
- Reconocimientos: Tratamiento como Alteza Serenísima por linaje Radziwiłł; notable lealtad documentada sin galardones públicos formales .
- Familia: Hijos Fabiola (esposo: *Didier Fradin*) y Alexis (esposa: Nathalie Ruth Chandler); tres nietos. Hermano Jorge; padres divorciados tras la guerra .
Su discreción, amabilidad y lealtad incondicional hicieron que Tatiana fuese un pilar fundamental para la reina Sofía. Un bastión emocional durante tormentas personales. Aunque no hay actos conmemorativos previstos para honrarla, su ausencia resonará fuertemente durante los próximos veranos mallorquines y navidades reales. Su elegante sombra perdurará como eco constante una amistad forjada entre exilios y celebraciones compartidas. En un mundo lleno reflectores brillantes, Tatiana eligió vivir bajo una luz suave marcada por verdades sinceras, dejando tras ella un legado silencioso lleno cariño eterno.

