Sopa de cebolla gratinada al horno 🧅

La sopa de cebolla es a la cocina francesa lo mismo que la sopa de ajo a la cocina española: un plato de aprovechamiento del pan del día anterior, de origen humilde, barato y muy sencillo.

Es importante que las cebollas sean buenas. Al comprarlas, comprobar que estén apretadas.

La parte del cuello pequeño y sin florecer. Las pequeñas tienen más sabor que las grandes.

Para eliminar el olor a cebolla de las manos, aclararlas inmediatamente con agua fría y frotarlas con limón, lavándolas a continuación con agua y jabón.

Para congelar cebollas

Partidas a tiras, o troceadas, según el uso que se le vaya a dar, escaldarlas durante un minuto en agua hirviendo. Escurrir, secar con un paño, y ponerlas en recipientes o bolsas de plástico, lo más extendidas posible.

Puede congelarse también estofada a fuego lento. La tendrás así preparada para cualquier guiso.

Para que no lloren los ojos al picar la cebolla, lo mejor es tenerlas previamente un rato en el congelador, o mojarlas con agua fría antes de picarlas.

La cebolla es un alimento con bajo contenido energético. Son fuente de potasio mineral que contribuye al funcionamiento normal de los músculos y del sistema nervioso. También es fuente de vitamina C. Una ración de cebolla (150g) cubre el 48% de las ingestas recomendadas de esta vitamina para la población de estudio. Hay que tener en cuenta que esta vitamina es termosensible, por lo que su aporte de vitamina disminuiría si la cebolla se consumiese cocinada.

Las cebollas son ricas en flavonoides y en compuestos azufrados (sulfóxido alquil cisteína), responsables de su aroma. Entre los flavonoides, los antocianos son los responsables del color rosado o violáceo de determinadas variedades de cebolla; pero sobre todo destaca el contenido en quercetina con una importante función antioxidante. La vitamina C contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo.

Sopa de cebolla gratinada al horno

Ingredientes

• 1 y 1/4 Litro de Caldo de verduras o de carne
• 1/4 Kg. de cebolla.
• 1 dl. de aceite.
• 50 g. de mantequilla.
• 50 g. de queso Gruyére.
• Sal y pimienta .
• Dos dientes de ajo.
• Rebanadas de pan tostado
• Aceite de oliva Virgen Extra

Preparación

• 1. Las rebanadas de pan se tuestan en el horno. Se reservan
• 2. Ponemos aceite en una cazuela y cuando esté caliente se añade la cebolla partida a tiras muy finas y los ajos picados finos. Lo pochamos sin dejar que doren demasiado o se quemen a fuego lento, lo que llevará bastante tiempo.
• 3. Cuando estén pochados añadimos el caldo y dejamos cocer durante 25 minutos, removiendo suavemente con varillas. Se se le pone sal y pimienta blanca molida a gusto
• 4. Restregamos los ajos por las tostadas de pan que teníamos reservadas y las ponemos en una cazuela.
• 5. Dependiendo si queremos servirlo en la misma cazuela o de manera indicidual en cuencos aptos para el horno. Se vierte todo sobre el pan tostado, de manera que la cebolla quede distribuida. Se espolvorea con queso rallado 50 g. se pone encima otros 50 g. de mantequilla a trozos y se mete a horno fuerte, en la parte de arriba, hasta que tome color dorado.