Está el machismo, la gilipollez, la cerrazón mental y luego el embajador de Arabia Saudí en Estados Unidos.
El príncipe Abdullah Al-Saud, responsable de la diplomacia saudí en Washington se sometió hace unos días a las preguntas de los periodistas sobre el conflicto en Yemen, donde se suceden los bombardeos.
Su respuesta, que ha salido hoy a la luz a través de The Intercept, ha dejado a todos boquiabiertos.
«¿Que si vamos a dejar de bombardear Yemen? La respuesta es la misma que si me preguntase si voy a dejar de pegar a mi mujer».
Acompañó la barbaridad con una sonora risotada.
Las palabras y la actitud de Al-Saud son el reflejo del trato que Arabia Saudí dispensa a sus mujeres.
Allí, tienen prohibido hacer cosas tan cotidianas a nuestros ojos como salir a la calle sin la necesidad de que un pariente masculino las acompañe, conducir, viajar, abrir una cuenta corriente, prácticar deportes o incluso darse un baño.
Sus declaraciones, además, demuestran su escasa sensibilidad ante el conflicto en Yemen, donde Arabia Saudí ha causado buena parte de los 10.000 muertos contabilizados a través de bombardeos intensivos.