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Este sábado, 19 de julio de 2025, América Latina y Washington han vivido una jornada que marca un antes y un después en la política de intercambios humanitarios.
El canje de presos entre Estados Unidos, Venezuela chavista y El Salvador, con la mediación clave del presidente salvadoreño Nayib Bukele y el impulso diplomático del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, ha culminado en la mayor liberación simultánea de detenidos en la región en lo que va de década.
La negociación ha puesto en libertad a diez ciudadanos estadounidenses que estaban encarcelados en Venezuela, ha excarcelado a al menos 80 presos políticos venezolanos, y ha permitido el regreso a Caracas de más de 250 migrantes venezolanos que permanecían en la megacárcel del Cecot salvadoreño, tras haber sido deportados por Washington bajo acusaciones de pertenecer a bandas criminales.
Todo ello, bajo un acuerdo a tres bandas que combina intereses políticos, humanitarios y estratégicos.
¿Quiénes son los protagonistas del canje?
El acuerdo afecta a perfiles muy diversos, desde rehenes estadounidenses hasta figuras destacadas de la oposición venezolana:
- Diez estadounidenses liberados: Entre ellos hay empleados petroleros, exmilitares y turistas arrestados bajo cargos que iban desde espionaje hasta conspiración. Algunos eran considerados «moneda de cambio» por el régimen de Nicolás Maduro para obtener concesiones políticas o económicas por parte de Washington.
- Al menos 80 presos políticos venezolanos: Entre los excarcelados figuran nombres relevantes como:
- Goyo Graterol, dirigente del partido Primero Justicia (PJ).
- William Dávila, exdiputado socialdemócrata.
- Ángel Aristimuño, dirigente de Un Nuevo Tiempo (UNT).
- Alejandro Narváez, analista opositor.
Estas liberaciones suponen un alivio para la oposición venezolana tras años de represión y detenciones arbitrarias.
- Más de 250 venezolanos retornados desde El Salvador: Este grupo incluye migrantes acusados por Bukele de integrar el Tren de Aragua, banda criminal venezolana con presencia internacional. Sin embargo, muchos abogados y organizaciones humanitarias han denunciado la falta de pruebas contra gran parte del grupo. El traslado ha sido presentado como una victoria tanto por Caracas como por San Salvador.
Claves diplomáticas del acuerdo
Este canje no es sólo una operación humanitaria; responde a una compleja red de intereses cruzados:
- Para Estados Unidos, presidido actualmente por Donald Trump, liberar a sus ciudadanos detenidos injustamente es una prioridad nacional y mediática. La Casa Blanca destaca el éxito diplomático y agradece explícitamente la labor de Bukele.
- Para el gobierno chavista, el retorno masivo de migrantes deportados refuerza su discurso contra las sanciones y le permite presentar el acuerdo como una «victoria sobre el imperialismo». Además, aliviar la presión internacional por los presos políticos mejora su imagen ante organismos multilaterales.
- Para Bukele, su papel como mediador regional refuerza su perfil internacional. El mandatario salvadoreño subraya que los retornados eran peligrosos criminales, pero también ha aprovechado para proyectarse como un actor clave en la gobernanza regional.
- La mediación del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero ha sido reconocida públicamente por Caracas. Zapatero ya participó en negociaciones anteriores para liberar prisioneros políticos venezolanos, lo que le otorga un perfil relevante en estos procesos multilaterales.
Antecedentes: ¿Por qué ahora?
El contexto inmediato está marcado por el endurecimiento migratorio estadounidense, las tensiones entre Caracas y Washington, y los crecientes problemas penitenciarios regionales. Desde marzo pasado:
- Estados Unidos comenzó a deportar sistemáticamente a venezolanos considerados indeseables o sospechosos.
- El Salvador acogió a cientos en su polémica megacárcel Cecot.
- Las familias denunciaron condiciones inhumanas y presiones políticas.
En paralelo, la administración Trump buscaba fórmulas para lograr la liberación rápida de sus nacionales retenidos en Venezuela, conscientes del impacto electoral que tendría su retorno. La coyuntura facilitó un acuerdo inédito: Washington entrega a los venezolanos deportados a través del canal salvadoreño; Caracas libera tanto a rehenes estadounidenses como a opositores internos; San Salvador se posiciona como árbitro regional.
Implicaciones políticas
El canje tiene lecturas cruzadas:
- La oposición venezolana celebra la liberación parcial pero denuncia que aún quedan decenas —o cientos—de presos políticos sin libertad efectiva.
- Organizaciones internacionales advierten sobre el riesgo de «normalizar» los intercambios bajo lógica geopolítica más que humanitaria.
- Analistas apuntan que este tipo de acuerdos pueden repetirse si se consolidan canales informales fuera del marco multilateral tradicional.
En las próximas semanas se espera conocer:
- Listas completas y nombres detallados de todos los liberados.
- Condiciones jurídicas exactas (libertad plena o medidas cautelares).
- Si habrá futuras rondas negociadoras con nuevas demandas cruzadas.
Reacciones sociales e internacionales
Las familias han recibido con alivio el regreso de sus seres queridos, aunque muchas ONGs recalcan que «la justicia sigue pendiente». En redes sociales se mezclan mensajes de gratitud hacia Bukele y críticas al uso político del sufrimiento humano. Desde Bruselas y Naciones Unidas piden transparencia y garantías para todos los beneficiarios.
Para Venezuela chavista, este canje representa un balón de oxígeno diplomático tras años bajo sanciones. Para Trump supone una victoria propagandística en pleno año electoral. Bukele consolida su imagen como líder pragmático capaz de negociar con actores antagónicos.
Mientras tanto, América Latina observa si este modelo puede sentar precedente o si quedará como una excepción marcada por intereses concretos e irrepetibles.
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