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Bocachancla.
Y de los buenos.
En la madrugada de Nochebuena, cuando el Rey Felipe VI acababa de abogar por la convivencia en su mensaje navideño, el ministro de Transportes, Óscar Puente, decidió encender la chispa política con un tuit explosivo.
Publicó dos imágenes que equiparaban el abrazo entre Alberto Núñez Feijóo y Carlos Mazón con la famosa fotografía de Francisco Franco y José Millán-Astray durante la Guerra del Rif en 1926. «Same vibes» y «Ya decía yo que me sonaba», escribió el socialista, reaccionando a los mensajes de WhatsApp que el líder del PP había entregado a la jueza encargada del caso DANA de Valencia.
Aquellos chats, donde Mazón confesaba a Feijóo que «un puto desastre va a ser esto, presi», se hicieron públicos horas antes, y Puente no dudó en utilizarlos para su ataque.
Poco después, el caos ferroviario irrumpió como un villancico desafinado:
A primera hora del 25 de diciembre, un tren de larga distancia que viajaba desde Sorolla (Valencia) hacia León se detuvo entre Jardín Botánico y Chamartín, paralizando el tráfico de alta velocidad y larga distancia durante casi dos horas. Adif comunicó que había trenes detenidos y retrasos que alcanzaron hasta los 120 minutos, justo en plena operación salida navideña.
Miles de pasajeros, cargados con maletas y con prisa por reunirse con sus seres queridos, sufrieron las consecuencias de una incidencia en la estación madrileña que se extendió hasta normalizarse gradualmente.
Este incidente no es un hecho aislado en el historial de Puente, quien ha ganado fama como un verdadero bocachancla por sus constantes salidas de tono.
Su estilo agresivo en redes sociales ignora el llamado a la concordia del Monarca y contribuye a envenenar el ambiente político con ataques por doquier. Solo tres horas después del discurso real, el vallisoletano comparó a los populares con personajes del golpe militar de 1936, lo que generó críticas inmediatas y burlas por su falta de sensatez en fechas tan señaladas.
El contexto detrás de los mensajes entre Feijóo y Mazón añade más leña al fuego. El líder del PP entregó esos mensajes en acta notarial a la jueza de Catarroja, respondiendo así a un requerimiento judicial sobre la gestión del DANA ocurrido el 29 de octubre de 2024.
En ellos, Mazón mostraba su pesimismo acerca de la crisis valenciana: «Pero han montado un gabinete de crisis que no vale para nada. Bah». Feijóo documentó cada intercambio para dar fe del contenido. Puente, lejos de profundizar en lo sustancial, optó por la provocación histórica, recordando que la famosa foto donde aparecen Franco y Astray se tomó meses después de que este último perdiera un ojo en combate.
Puente: el falton sin límites
Óscar Puente no tiene reparos a la hora de repartir ataques. Sus dardos van dirigidos tanto hacia la derecha como hacia compañeros socialistas que se atreven a discrepar con Pedro Sánchez. A Eduardo Madina, exdiputado del PSOE retirado, le lanzó un mensaje directo en X: «El que estás acabado eres tú. Desde hace mucho tiempo. Ahora paseas tu rencor por las tertulias radiofónicas».
Madina había comentado en SER que la crisis estaba dentro del PSOE y no en el Gobierno, afirmando además que la legislatura «está terminada hace ya mucho tiempo».
Y no quedó ahí. A Jordi Sevilla, exministro bajo el mandato de Zapatero, lo descalificó por cuestionar lo que llamó «deriva podemita» y el «cesarismo» sanchista. Antes había incluido a Emiliano García-Page en su «cuarteto de resentidos», junto con Nicolás Redondo, Joaquín Leguina, Felipe González y Alfonso Guerra, acusándolo abiertamente de «hipocresía insoportable».
Su historial insultante es casi interminable:
- A Feijóo, lo ha calificado como «miserable» y lo ha vinculado al PP gallego presente en Fariña, sugiriendo conexiones con narcotraficantes.
- A Isabel Díaz Ayuso, atacó a su pareja, Alberto González Amador, llamándolo «testaferro con derecho a roce».
- A José María Aznar, lo tildó de «psicópata».
- A Santiago Abascal, lo describió como «acomplejado» con «el cerebro vacío», mofándose incluso de sus saludos en Extremadura al referirse a él como «Milana bonita», haciendo alusión a Los santos inocentes.
- En el ámbito internacional, acusó a Javier Milei de tener una «ingesta de sustancias», provocando así un conflicto diplomático con Argentina.
Tampoco ha tenido reparos contra medios ni contra la Justicia. Llamó «saco de mierda» a Vito Quiles, designando a David Alandete como un «operador político antipatriótico», e incluso rebautizó The Objective como «El Ojete». Al juez Juan Carlos Peinado, quien investiga a Begoña Gómez, lo acusó repetidamente de ser un «prevaricador», lo cual le valió una querella. En respuesta ante esto, su equipo compuso un dossier con “100 columnas” donde lo insultaban usando términos como “mamporrero” o “hooligan del sanchismo”.
Por su actitud, suele recibir constantes reproches y comparaciones, en especial con los gorilas, por su salvajismo.
Caos en Renfe: Navidad marcada por retrasos
Mientras Puente lanzaba sus tuits sobre franquismo, su ministerio lidiaba con otro fiasco ferroviario. La incidencia registrada en Chamartín afectó las vías estándar, deteniendo AVE y larga distancia. Retrasos promedio que comenzaron siendo 25 minutos se transformaron rápidamente en dos horas sin movimiento alguno. El tren responsable del caos venía desde Valencia hacia León y quedó varado; Adif tuvo que intervenir para gestionar la situación. En plena Navidad, cuando las familias viajaban para reunirse entre risas y abrazos, el servicio que Puente asegura haber mejorado fracasó estrepitosamente—un recordatorio claro de averías pasadas consideradas “impensables” hace unos años.
Este no es su primer tropiezo navideño.
Puente irrumpió en la escena nacional no por un triunfo electoral, sino por una derrota amarga: la pérdida de la Alcaldía de Valladolid tras el pacto entre PP y Vox. Desde entonces, se ha reinventado como el ‘azote implacable’ de la oposición, especialmente tras aquel discurso viral en el Congreso de 2023. Allí, con tono desafiante, lanzó su frase célebre: “Explíqueme, señor Feijóo, de ganador a ganador, ¿por qué tiene usted más derecho a ser presidente del Gobierno que yo tengo derecho a ser alcalde?”. Un golpe de efecto que lo catapultó a la fama… y a la hiperactividad en redes sociales.
Pero esta visibilidad tiene un precio alto. Su actividad frenética en X genera malestar creciente tanto en las filas del PSOE como entre miembros del Gobierno. Y lo más llamativo: ninguna desautorización formal ha llegado desde Moncloa o Ferraz. Un silencio que habla por sí solo.
La coincidencia que agrava el ridículo
El último episodio resulta especialmente bochornoso por su timing. Puente lanzó una serie de ataques incendiarios alrededor de la medianoche, justo horas antes de que un tren de alta velocidad quedara varado en pleno caos por las consecuencias de la DANA. El contraste es brutal: mientras miles de ciudadanos sufrían retrasos y problemas reales, el ministro priorizaba la guerra tuitera. Críticos internos y externos lo señalan ya como un “incompetente faltón” más preocupado por generar likes que por gestionar crisis.
Este patrón no es nuevo. Durante el verano, sus bromas sobre incendios le valieron reproches directos de Alberto Núñez Feijóo, quien afirmó sin rodeos que cesaría inmediatamente a un ministro así si estuviera en el Gobierno. La respuesta de Puente no se hizo esperar: comparó la gestión de Alfonso Fernández Mañueco con fiestas desenfrenadas junto a amigos narcotraficantes. Una réplica que, lejos de desmentir la crítica, reforzó la imagen de provocador compulsivo.
Ignorando al Rey y a la realidad
Puente parece hacer oídos sordos al mensaje institucional más reciente: el llamamiento del Rey Felipe VI a la convivencia pacífica en su discurso navideño. Durante la tragedia de la DANA, el ministro logró –al menos temporalmente– aparcar su estilo confrontacional. Pero la tregua duró poco. Apenas unas horas después, volvía al ataque con la misma intensidad.
Dentro del PSOE, el silencio es ensordecedor, aunque el desgaste político resulta evidente para cualquier observador.
Datos que no mienten (y contradicciones que sí)
Mientras Puente acumula más de 500.000 seguidores en X y sus tuits navideños superan los 10.000 retuits en pocas horas –generando tanto aplauso como rechazo–, la realidad ferroviaria bajo su mandato es bien distinta: Renfe registró 1.200 incidencias graves solo en líneas de alta velocidad durante 2024.
El tren varado que desató la última polémica provenía precisamente de Valencia, el epicentro de la devastadora DANA que aún colea.
En definitiva, Óscar Puente encarna una contradicción andante: un ministro que domina el arte de la polémica digital, pero que tropieza repetidamente cuando la gestión real exige serenidad, responsabilidad y resultados.
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