Retorno por todo lo alto.
El periodista Carlos Alsina ha vuelto de vacaciones en forma. En su monólogo, ha reflexionado sobre el nuevo curso político y el panorama actual, que considera está “desquiciado”, en especial con un presidente de Gobierno a la deriva y maniobrando para permanecer en La Moncloa sin importar el costo.
“La España política es ésta en la que el Gobierno proclama, como si fuera meritorio, que está decidido a presentar unos Presupuestos del Estado para el año que viene en el Parlamento. Alabado sea el Gobierno. Si es que, ocurre que no es opcional, es obligatorio. Esto ya lo recordamos el pasado mes de marzo sin ningún éxito, por cierto: no es el gobierno el que elige cuándo presenta Presupuestos y cuándo no los presenta. Tiene la obligación Constitucional, como diría el presidente que es muy celoso de las obligaciones constitucionales de los demás, tiene la obligación de presentarlos, tenga o no asegurado que prosperen esos Presupuestos”.
En este sentido, atizó tanto a Pedro Sánchez como a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, por su chapuza al momento de no presentarlos, violando su deber legal con la excusa de que “no había clima para unos nuevos Presupuestos”.
“Quién sabe si la frase resumen de este otoño no acabará siendo ésta, cinco segundos de Just Peter, o sea, Pedro Sánchez antes de ser presidente: ‘Un gobierno sin Presupuestos es un gobierno que no gobierna nada. Que gobernar no consiste en vivir en La Moncloa’. ¿En qué consiste gobernar, sino en permanecer, presidente? Esto es lo que tiene gobernar de prestado, Te inviste un grupo de costaleros, alguno de los cuales tiene cero interés en cómo le vaya España en su conjunto, y cuando hay que gobernar te dejan colgado de la brocha. Por mucha amnistía, por mucho adelgazamiento del Código Penal que hayas entregado como prenda para ser investido. O sea, Junts per Cataluña. Vete a decirle tú a Miriam Nogueras que se preocupe por la renta media de los extremeños. O que se preocupe por la igualdad entre las comunidades autónomas”.
En cuanto al tema Cataluña, también retrató al presidente de Gobierno por el esperpento con el prófugo Carles Puigdemont: “Un año entero para tenerlo contento, un año entero consumiendo energías en parir una ley solo para que lo dejara impune. Y ahora, que si operación jaula. Y que si hay que ver los Mossos d’Esquadra, qué mal trabajo han hecho. ¿Cuántas veces no habremos escuchado al presidente Sánchez burlarse del PP porque a Rajoy se le fugó Puigdemont?. Y en rigor, a quien se le ha fugado es a él, porque en 2017 no pero ahora sí que estaba en vigor una orden de detención”.
En cuanto al concierto pactado por Sánchez con ERC para que Salvador Illa fuese investido, atizó de nuevo a la ministra Montero por negar que sea un concierto y criticar la financiación actual, que se pactó con Zapatero en el poder.
“Se pacta, se firma, se desmiente y ya escampará. Ocurre que esta vez, en el PSOE no termina de escampar. La desigualdad de trato entre territorios siempre levantó más ampollas que la desigualdad de trato entre ciudadanos, por eso el trato preferencial a la Generalitat de Illa escuece más que la amnistía de Puigdemont. Está por ver hasta dónde llega la revuelta interna en el PSOE y si adquiere categoría suficiente para merecer ese nombre: revuelta”.
Recordó que para noviembre Sánchez ha convocado un congreso extraordinario del partido socialista para que lo consagren como el líder absoluto que ya es. Alguien que no admite ni el disenso ni ninguna opinión contraria a la suya, ni mucho menos que le reclamen sus ‘cambios de opinión’.
“Para hacer evidente que hoy el partido es él. Que la posición del Partido Socialista ante cada cuestión es la que cada día, arbitrariamente, establezca él. Y si al día siguiente la cambia, pues todo el partido detrás la cambia con él. Izquierda es lo diga Sánchez que es la izquierda. Y del congreso federal saldrá un mensaje: que los líderes regionales del PSOE tiene que ser todos deudores del líder absoluto. Promover liderazgos regionales, dice la propaganda oficial. Que significa hacer limpieza de aquéllos que tienen ya no un criterio opuesto al secretario general, sino simplemente aquellos que tienen simplemente un criterio propio. Está prohibido dudar de la infalibilidad del jefe”.