Más información
Si la comparecencia de Pedro Sánchez ante la comisión de investigación del Senado tuvo trazas de espectáculo, no fue precisamente de circo, sino de un thriller psicológico donde el protagonista es un delincuente encallecido.
Al final del show, la gran revelación: el marido de Begoña es un impostor de talla XXL, un tipo que baila con la mentira como si fuera su pareja de tango favorita. .
Horas negando lo evidente con la frialdad de un monje zen, sin un ápice de culpa ni responsabilidad.
Cuando el portavoz del PP le pincha con preguntas afiladas –un tipo que, hay que reconocerlo, estuvo en modo interrogatorio de película–, el amo del PSOE se revuelve y activa el modo ‘psicópata ofendido’.
De lo más llamativo son los olvidos, que diga desconocer la cantidad metálico cobrada de PSOE o que ignora ubicación despacho gerencia Ferraz, pero hubo otras 10 mentiras flagrantes:
- Imputación de Begoña Gómez: Sánchez negó saber de su imputación durante sus 5 días de «reflexión» (abril 2024); en realidad, fue imputada el 16/04 y notificada el 22/04, antes de su carta.
- Caso Delcy Rodríguez: Afirmó ignorar veto europeo; Gobierno lo sabía desde sanción UE de junio 2018, confirmada en informe a Senado (mayo 2024).
- Relación con Víctor de Aldama: «No le conozco»; pero foto juntos sonrientes en mitin PSOE (febrero 2019).
- Destitución de Ábalos: Razones «políticas», no ligadas a eventos posteriores; sin embargo, Sánchez le exigió explicaciones por «viaje» en julio 2021 y admitió cercanía, negando conocer sus «hábitos».
- Banda del Peugeot (2017): Evadió nombres de acompañantes en gira primarias (Cerdán, Ábalos, Koldo); bromeó: «miles de compañeros».
- Exigencia acta a Ábalos: Dijo que fue él tras detención Koldo; en realidad, lo hizo Cerdán (actualmente preso).
- Relación con Koldo García: «Anecdótica, le vi pocas veces»; pero clave en ascenso Sánchez (custodió avales primarias), elogiado repetidamente como «guerrillero» y «referente».
- Advertencia Tribunal de Cuentas: Negó que les llamara atención por pagos en efectivo; exgerente Moreno confirmó lo contrario ante juez Supremo.
- Evasivas en respuestas: Usó «no me consta» (18 veces), «no lo sé» (11), etc., para eludir preguntas sobre financiación política y dinero de suegro de prostíbulos.
- «Gobierno limpio»: Uno de los más limpios de la democracia (con Zapatero); ignora imputaciones a mujer y hermano.
Sánchez compareció el jueves 30 de octubre de 2025 ante la comisión de investigación del Senado, donde fue sometido a un interrogatorio sin precedentes que se prolongó por más de cinco horas.
Este evento, que se esperaba como una ocasión propicia para que el presidente abordara directamente las acusaciones de corrupción que afectan al PSOE, se transformó en un juego de evasivas.
La expresión «no me consta» se convirtió en su salvaguarda principal. En al menos 52 ocasiones recurrió a esta frase o a variantes como «no lo recuerdo» o «no tengo información», logrando salir del Senado, aunque con serias dudas sobre su credibilidad.
La comparecencia del líder del Ejecutivo se daba en un contexto crítico para su administración.
El Tribunal Supremo mantiene bajo prisión provisional al exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, ha imputado al exministro de Transportes José Luis Ábalos, y sigue indagando sobre una presunta estructura de financiación irregular dentro del partido socialista. Sánchez, quien no había comparecido ante el Senado desde marzo de 2024, debía hacer frente a seis grupos parlamentarios dispuestos a cuestionarle sobre pagos en efectivo, la participación de su esposa Begoña Gómez en negocios y su conexión con los implicados. Sin embargo, lo que se vivió durante esas horas fue más un ejercicio de resistencia política que una clarificación de los hechos.
La tensión en una defensa sin respuestas
Desde el inicio de la sesión, el ambiente era tenso. El presidente de la comisión, Eloy Suárez, del PP, tuvo que interrumpir en varias ocasiones al presidente para recordarle la necesidad de responder a las preguntas formuladas. Sánchez, visiblemente incómodo con este formato al que no está acostumbrado en el Senado, optó por dar respuestas largas y frecuentemente fuera de lugar. Por ejemplo, cuando la senadora de UPN, Mar Caballero, le preguntó sobre los pagos realizados por el PSOE a Ábalos y su exasesor Koldo García, el presidente calificó la comisión como un «circo» y una «comisión de difamación», lo que provocó la primera llamada al orden.
Este patrón continuaría repitiéndose durante toda su intervención. El senador de VOX, Ángel Pelayo Gordillo, preguntó directamente: «¿Cuánto dinero ha cobrado usted de la caja del PSOE?». La respuesta fue evasiva: «Sobre cifras no le puedo responder en concreto porque fueron absolutamente anecdóticas». Una contestación que no abordaba la pregunta y generó frustración entre los opositores. Cuando se le inquirió acerca de grabaciones donde Ábalos menciona prostitución, Sánchez dejó caer una frase que rápidamente se volvió viral: «Usted me pregunta y usted se responde».
Negativas ante los casos más delicados
En cuanto a los temas más espinosos, Sánchez recurrió a una estrategia combinada de negación rotunda y falta de información. Sobre la supuesta intervención de Begoña Gómez en el rescate de Air Europa, afirmó que ella «no medió». En relación con la presunta caja B del PSOE, fue claro: «En el PSOE no existen sobresueldos». Respecto a su relación con el empresario Aldama, vinculado a comisiones ilícitas objeto de investigación, aseguró desconocerlo, pese a que hay fotografías donde aparecen juntos en eventos públicos.
Sin embargo, estas negativas contrastan con sus numerosos «no me consta». Cuando el portavoz del PP, Alejo Miranda, le preguntó si sentía vergüenza por Ábalos, Koldo y Cerdán, Sánchez esquivó abordar el asunto central y defendió la presunción de inocencia: «No vengo aquí obligado por el Código Penal; vengo encantado», expresó, aunque esa afirmación sonaba más como propaganda que como una verdadera convicción, especialmente dado que su comparecencia fue ordenada por un Senado donde predomina el PP.
El Supremo como última opción
Durante esas cinco horas quedó claro que Sánchez no iba a revelar nada nuevo más allá de lo ya conocido, salvo ante un juez. Esta es precisamente la razón detrás del temor socialista hacia los tribunales. El presidente dejó claro que considera cumplida su responsabilidad simplemente presentándose y desmintiendo las acusaciones. Desde su punto de vista, todo lo demás debe resolverse judicialmente. Esta estrategia puede ser comprensible desde un ángulo legal; sin embargo, políticamente resulta desastrosa porque da pie a sospechas sobre si tiene algo que ocultar y solo hablará cuando sea obligado.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no tardó en aprovechar esta percepción tras finalizar el interrogatorio. Pocos minutos después publicó en redes sociales: «No puede seguir gobernando quien debe más silencio al ‘sólido’ Ábalos y al ‘decente’ Cerdán que explicaciones a la gente». Feijóo subrayó los constantes «no me consta» y «no lo recuerdo» del presidente, argumentando que España necesita un cambio hacia un tiempo nuevo basado en reparación y limpieza.
La contraofensiva final: atacar al Senado
En su intervención final, Sánchez cambió radicalmente su enfoque. En vez de responder preguntas adicionales, decidió atacar directamente a la comisión acusando al PP y a VOX de haber convertido el Senado en un «lodazal» que distorsiona los hechos para favorecer sus intereses políticos. Describió todo el proceso como una «caza de brujas orquestada para engañar a la ciudadanía», así como un «inmenso bulo creado mediante manipulaciones y recortes periodísticos». Esta táctica clásica —atacar al mensajero— rara vez resulta efectiva cuando ese mensajero es una institución pública como el Senado.
Lo cierto es que aunque Sánchez logró salir ileso físicamente del interrogatorio, no lo hizo sin heridas visibles. Sus 52 menciones a “no me consta” quedarán registradas como testimonio palpable de una comparecencia donde optó sistemáticamente por evadir respuestas. Más nerviosismo que miedo se palpó; más táctica defensiva que genuina defensa sobre su inocencia. Mientras intenta cerrar este capítulo político complicado, el Tribunal Supremo sigue adelante con sus pesquisas; Santos Cerdán permanece encarcelado mientras nuevos testigos son llamados a declarar.
El veredicto crucial está en los juzgados
La incómoda realidad para Sánchez es evidente: ninguna negación ante el Senado detendrá las investigaciones judiciales. El Supremo tiene acceso a registros bancarios, comunicaciones e infinidad de documentos que jamás tendrá acceso el Senado. Si hay pruebas sobre financiación irregular dentro del PSOE, como sugieren algunos investigadores, los tribunales lo descubrirán. Si efectivamente Begoña Gómez participó en operaciones empresariales o si Sánchez recibió pagos directos del partido serán revelaciones respaldadas por pruebas.
Por ello resulta tan reveladora la postura adoptada por el presidente: no está respondiendo al Senado porque sabe bien que sus palabras carecen del peso necesario frente a lo que puedan encontrar los jueces. Ha dejado claro que no aportará nada voluntariamente; solo hablará cuando sea legalmente requerido. Esta actitud defensiva puede ser comprensible desde un punto legal; sin embargo deja entrever debilidad política. Un presidente realmente seguro acerca de su inocencia habría aprovechado esta plataforma para aclarar cada aspecto relacionado con los investigados.
En cambio optó por emplear “no me consta” 52 veces; una actitud legalmente prudente pero políticamente devastadora. Aunque el Senado tal vez no pueda obligar a Sánchez a responder adecuadamente, sí podrá hacerlo el Tribunal Supremo. Es precisamente allí donde se determinará si estas evasivas son meramente precauciones legales o si anticipan acusaciones formales contra él.
Más en Política
CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL
QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE
Buscamos personas comprometidas que nos apoyen
CONTRIBUYE
Home