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Si alguien pensaba que agosto sería un mes de respiro para la política española, se equivocó de pleno.
Mientras el común de los mortales apuraba el tinto de verano en la playa, en el Palacio de la Moncloa los teléfonos no dejaban de sonar.
Pedro Sánchez, lejos de disfrutar de una tregua estival, ha vivido unas semanas marcadas por escándalos, dimisiones y una sensación creciente de descomposición interna en el Gobierno.
Este 1 de septiembre de 2025 la vuelta al trabajo viene acompañada de un ambiente político irrespirable.
El PSOE ha estado en el ojo del huracán tras la cascada de revelaciones sobre corrupción, la gestión de crisis internas y la incapacidad de Sánchez para frenar la sangría de apoyos. Todo ello, aderezado por una oposición que huele la sangre y se prepara para la ofensiva de otoño.
El efecto dominó: dimisiones, escándalos y crisis de reputación
Como si de una maldición veraniega se tratase, la renuncia inicial de Santos Cerdán y su llegada a prisión no fue la única nota negativa para los socialistas. En plena crisis interna, una nueva tormenta sacudió la sede de la calle Ferraz: Francisco Salazar, recién ascendido en la ejecutiva del partido, se vio obligado a dimitir tras ser acusado de acoso sexual por una compañera. Las acusaciones, que incluyen comentarios obscenos y proposiciones inapropiadas, han dejado en evidencia la falta de control y prevención dentro del partido, en un momento en que la imagen pública del PSOE está más deteriorada que nunca.
El propio Sánchez, que pretendía utilizar el verano para relanzar su proyecto político con una remodelación de su equipo, se vio eclipsado por el escándalo. Su discurso, retrasado y carente de soluciones concretas, fue interpretado como un signo de debilidad y desconexión con la realidad del país.
La oposición toma impulso: el PP y la estrategia del desgaste
Mientras el PSOE lidia con sus propios fantasmas, el Partido Popular ha aprovechado el descontento social para intensificar su ofensiva. Alberto Núñez Feijóo ha endurecido su discurso, tildando al Gobierno de Sánchez de “fallido” y prometiendo una regeneración institucional en caso de llegar al poder. Feijóo ha insistido en que el Ejecutivo ha manchado el buen nombre de la política y ha prometido derogar leyes que, en su opinión, fomentan la división y el sectarismo.
El PP no ha dudado en explotar cada crisis que ha sacudido al Gobierno, desde la gestión de los incendios hasta la polémica contratación de la multinacional china Huawei, un contrato valorado en 12,3 millones de euros que, según la oposición, plantea serias dudas sobre la seguridad nacional y la transparencia del Ejecutivo. Aunque de momento no hay procedimientos judiciales abiertos, la cuestión ha servido de munición para desgastar la imagen de Sánchez y de su equipo.
Un verano de rechazo social y desafección
La popularidad de Pedro Sánchez ha alcanzado mínimos históricos. Según los últimos sondeos, la brecha de rechazo social hacia el presidente supera el 47%, una cifra que multiplica por tres y medio la que registra, por ejemplo, Donald Trump en Estados Unidos. Esta desafección se refleja en la calle, donde la sensación de hartazgo y desconfianza en las instituciones es cada vez más pronunciada. Hasta a Lanzarote le ha perseguido al Presidente el odio de buena parte de la ciudadanía.
El papel de la familia presidencial: cuando lo privado se hace público
No han faltado tampoco las polémicas relacionadas con el entorno personal de Sánchez. Las investigaciones y querellas que afectan a su esposa, Begoña Gómez, y a su hermano David han contribuido a agravar la percepción de que en el núcleo del poder socialista las fronteras entre lo público y lo privado están peligrosamente desdibujadas. Aunque muchas de estas acusaciones no han desembocado en condenas, el daño reputacional ya está hecho. Para más, se confirmó el quinto delito imputado a Begoña.
La respuesta de Sánchez, marcada por la huida y el silencio durante varios días en primavera, ha dejado la impresión de un líder superado por las circunstancias y más preocupado por su futuro personal que por la gobernabilidad del país.
El eterno retorno de la crisis institucional
La crisis del PSOE no es solo una cuestión de nombres y escándalos. En el trasfondo late una crisis institucional más profunda. El debate sobre la “regeneración democrática” se ha convertido en un arma arrojadiza, mientras el Gobierno es acusado de censura y de atacar a jueces, periodistas y medios críticos. Las alianzas parlamentarias de Sánchez, especialmente con formaciones nacionalistas e independentistas, han alimentado la percepción de que el presidente está dispuesto a cualquier pacto para aferrarse al poder, incluso a costa de ceder recursos y competencias clave.
Este escenario ha reavivado el discurso sobre la necesidad de adelantar elecciones, una hipótesis que gana enteros entre analistas y sectores del propio PSOE. La mayoría coincide en que, si no logra encontrar una salida convincente a la crisis, Sánchez tendrá difícil evitar un adelanto electoral.
Un país en vilo: economía, migración y crisis autonómicas
La inestabilidad política ha tenido su reflejo en la gestión de problemas reales que afectan a la ciudadanía. La crisis migratoria, con episodios de tensión en comunidades como Baleares y Andalucía, ha puesto en entredicho la capacidad del Gobierno para coordinar una respuesta eficaz. Los incendios forestales, que han arrasado miles de hectáreas, han evidenciado la falta de previsión y la descoordinación entre administraciones.
En paralelo, la economía sigue dando señales de fatiga. Aunque los indicadores macroeconómicos resisten, la sensación en la calle es de precariedad e incertidumbre. El Gobierno, más pendiente de apagar fuegos internos, no ha logrado transmitir confianza ni articular una hoja de ruta clara para el futuro inmediato.
Claves de agosto: lo que no te puedes perder si vuelves ahora al trabajo
Para quienes se reincorporan hoy a la rutina tras unas merecidas vacaciones, estas son las claves imprescindibles para entender el terremoto político de agosto:
- Dimisión de Santos Cerdán: la investigación por corrupción deja tocado al PSOE y a Pedro Sánchez.
- Escándalo de acoso sexual en la ejecutiva socialista: el caso Salazar agudiza la crisis de reputación del partido.
- Rechazo social récord a Sánchez: el presidente encabeza las encuestas de desconfianza.
- Ofensiva del PP: Feijóo intensifica la presión y promete derogar las leyes más polémicas del sanchismo.
- Polémica por el contrato con Huawei: dudas sobre la seguridad y la transparencia en la gestión gubernamental.
- Crisis migratoria y gestión de incendios: la falta de coordinación y previsión pasa factura al Ejecutivo.
- Presiones para el adelanto electoral: crece el clamor por una salida a la crisis institucional.
Curiosidades y datos para la pausa del café
- El número de menciones negativas de Pedro Sánchez en redes sociales durante agosto ha superado a las de cualquier otro dirigente europeo, según los principales medidores de tendencia.
- La dimisión de Cerdán es la primera de un secretario de Organización del PSOE en pleno mes de agosto desde la restauración democrática.
- En algunos medios, se ha bromeado con que Sánchez ha batido el récord de “días escondido” durante una crisis, superando incluso a Mariano Rajoy en la era Bárcenas.
- El contrato con Huawei ha provocado incluso memes en los que Moncloa aparece custodiada por dragones chinos.
- La tasa de rechazo social al presidente ha sido motivo de tertulias hasta en las emisoras deportivas, donde algunos locutores han sugerido que “ni el VAR podría salvarle este mes”.
A la espera de lo que depare septiembre, los pasillos del Congreso se preparan para un otoño caliente. Y, como diría algún veterano diputado, si agosto fue tormentoso, lo que viene promete ser de órdago.
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