El otro día me comentaba un amigo que el gran problema de los ricos es que siempre quieren ser más ricos, a lo que le respondí -sin ánimo de generalizar- que la mayoría de ricos, cada vez son más ricos, porque jamás dan, y no lo hacen porque no se puede dar aquello que no se posee. Y es que el dinero cuando deja de ser un medio, para convertirse en un fin, ya no se posee, sino que es él quien te posee a ti.
Frases sobre el dinero hay muchas, pero existe una, especialmente brillante, que retrata a la perfección el falso moralismo de algunos puritanos de escaparate. La frase, posiblemente inspirada en otra parecida de Voltaire, es de Edine P. Beauchêney reza así:
“LOS QUE CREEN QUE CON EL DINERO PUEDE HACERSE CUALQUIER COSA, SON AQUELLOS QUE INDUDABLEMENTE ESTÁN DISPUESTOS A HACER CUALQUIER COSA POR DINERO”.
Ya decía Lord Acton que el dinero es el poder; que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.
Y un servidor -por su parte- afirma que puede haber dinero sin corrupción, pero no corrupción sin dinero; o lo que es lo mismo: puede haber poder sin corrupción, pero no corrupción sin poder, y esa lección se la sabe de memoria cualquier empoderado sinvergüenza que se precie.