Tenemos ahí una definición de "sexo circular"

Rejón y Errejón

"Emocional" el motivo por el que se queja

Rejón y Errejón

Claude Levi-Strauss identifica las relaciones que contraen los individuos en una cultura como resultado del impacto que un sistema de símbolos tiene en las interaciones humanas. La sexualidad es un tipo de conducta heterónoma, una conducta controlada por la actuación del otro. El velamiento genital es origen de la cultura. Es esa articulación interna del sistema de símbolos lo que, en términos contemporáneos, formaría el objeto de estudio de la ciencia de redes, la base fundamental de la teoría de juegos, en tanto define posiciones o roles sociales. No son los individuos como tales si no sus interacciones lo que define su nexo en la sociedad, lo que origina la división social del trabajo, a menudo confundido con la división técnica del trabajo, de ahí esa ideología que trata de forzar a hombres y mujeres a ocuparse de profesiones que no les interesan como sujetos. ¿De qué sirve ese discurso estúpido de hacer azafatas a los hombres, e ingenieros a las mujeres?

La naturaleza del símbolo, –que substituye en el discurso ideológico la realidad, y por eso lo manosea–, se origina en la interacción humana, a partir del modo en que cada cultura vela la realidad, muy en particular en la sexuación de los individuos, lo que ha llevado a la enfermedad de confundir sexo y género, tan propio de la perversa ideología socialista que trata de construir una vanguardia que  perdió con la desaparición del proletariado. De ahí que cada cultura decida velar, u ocultar, y reconstruir de forma artificiosa la expresión social y cultural de la sexualidad, es decir el género, como se expresa en el velamiento de las mujeres musulmanes que está en el origen de su exclusión social, hasta el punto de morir enfermas en la sociedad afgana al impedirles la formación médica y la atención por médicos varones.

En las sociedades musulmanes las mujeres sólo sirven como vientres de alquiler, de ahí que la necedad del feminazismo consista en refrendar esa inversión de la realidad, reconociendo a los transexuales como mujeres, ya que de ningún modo servirían como vientres de alquiler. Esta la forma de proteger al islamismo con el que pactan. No hay evidencia mas palpable de esta deriva que atribuir a la mujer el pecado en cuando pueda suscitar el deseo, como aquella teología perversa que dice que por la mujer entró el pecado en el mundo, una inversión de la realidad; no es la «Maja desnuda» de Goya la que provoca el deseo, si no quien mira, que puede experimentar deseo; la pintura por sí misma no puede provocar. El ciego echa la culpa al empedrado. Esta inversión se encuentra en el origen del antisemitismo, cuando se etiquetó al pueblo judío de asesino de Jesús, el judío esenio del que nace el mito que origina el cristianismo a partir de Paulo de Tarso. La lucha feminista consiste en negar la realidad, extinguir la especie, ignorar la voluntad de una mujer para ser madre, en suma, acabar con la heterosexualidad y extinguir el deseo.

La denuncia de la actriz Elisa Mouliaá contra Íñigo Errejón apela a su miembro viril, pero el tal órgano es el objeto aparente sobre el que gira la denuncia, no el órgano sobre el que gravita el sexo. Cuando se denuncia no hubo goce. Elisa Mouliaá está en el mercado del sexo, en tanto moneda de cambio de su promoción social, extendiendo la denuncia que se deslizó en un debate en el Congreso cuando se refirieron a Irene Montero como experta en Pablo Iglesias, la antigua consigna de la reprimida izquierda, cuando en los corrillos se hablaba de la vía vaginal al socialismo. Y tanto sirve para hombre como para mujer. El matrimonio es un instrumento universal de desclasamiento. Es meridianamente claro que la identidad de quien denuncia es performativa, se realiza como resultado de la misma denuncia, como pasa en la persona violada, y así Irene Montero existe porque venía de la mano de Pablo Iglesias, por la misma razón por la que Tania Sánchez desapareció de escena.

La cultura del pene es ancestral, y no lo es menos para la cultura occidental, en tal grado, que pretender su desaparición bajo el subterfugio de hablar de mujeres con pene y hombres con vulva, es negar la realidad de su distinto papel reproductivo en ese proceso que invoca la extinción de la sexualidad y, por tanto, del deseo, por no hablar del amor. Recordemos que un transexual solo experimenta un deseo aparente, pasivo, por provocación. ¿A quién le preocupa?. Parece que no a la víctima misma. Sacrifica lo real a lo imaginario. Después de todo, ¿quien sabe qué es el orgasmo?.

Una «koteka» es una funda tradicional usada por algunos pueblos de Papúa para cubrir sus genitales. La forma y la manera de portar la koteka puede diferenciar a las distintas tribus y/o reflejar el estatus social del portador. En la tribu Hubula (Dani) del Valle de Baliem, el tipo de horim (koteka) indica el rol social del portador: una horim curvada hacia adelante es usada por el líder de la confederación, mientras que una horim curvada hacia un lado es utilizada por un general de guerra o un curandero. La tribu Lani por su parte usa la inclinación de la koteka para distinguir estatus; si se inclina hacia la izquierda indica un general de guerra, y hacia la derecha, una persona aristocrática o adinerada.

Iñigo ignora la antropología tanto como la biología, lo que le ha convertido en adalid intelectual de la doctrina. La Ley del «Si y solo Si», se ha interpretado bajo la expresión: «La hegemonía se mueve en la tensión entre el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales».  ¿Quienes son los aliados laterales?. ¿Acaso el pene es núcleo irradiador del machista que lleva dentro como alienado de la cultura capitalista, y las vaginas son aliados colaterales para que aquel alcance su singular forma?.

No cabe duda, que tenemos ahí una definición de «sexo circular», «emocional» el motivo por el que se queja de Errejón, tres años después, la actriz, que, como tantas otras, expresan que todo fue muy bien, pero llegado el momento atacaba sin piedad, ni preámbulo. Un poco de cortesía, de cortejo, de amor cortés, de seducción y ¡voilà! directo al trapo. Errejón no tiene tiempo que perder, dice de sí mismo que es un adicto, como muchas mujeres, y, según reconoce Rita Maestre de cuando eran novios, que debían tener una relación abierta de tal modo que él pudiera tener escarceos amorosos en el Congreso, «affaires» escuetos en hoteles antes de llegar al hogar y quizás cumplir con Rita. Rita, Rita, lo que se da no se quita y quien lo quita es un ladrón. He aquí una queja que deviene en asunto jurídico, la tensión que provoca un macho eyaculador precoz que no se esmera en cuidar del goce de la hembra. Retórica 100%, Ejecución 0%. Hiperfeminismo compulsivo como técnica de seducción de mujeres idiotas, que no son, por fortuna, todas, ni mucho menos.

A Iñigo le gusta rejonear y clavar el rejón donde venga a satisfacer su estrategia política siempre con el deseo de establecer «ejes vertebradores» que integren la sociedad y permitan que el amor libre circule sin límite entre diputados y diputadas. Unas Cortes sexualizadas y una tercera república de Saló. La retórica amorosa de la que es víctima Errejón le ha condenado a ser lo que era y negaba ser. Ahora invéntese que nada tiene que ver la realidad y el discurso, las dos caras de la misma moneda, que desvela la farsa y hace a los tribunales reos de un asunto íntimo que de ningún modo puede ser de naturaleza penal. Lo siento mucho por el estúpido que manifiesta ser. Sufrirá para ser exonerado. Podría haber leido, como practica su excompañero de filas, las sabias palabras de Paulo de Tarso, repetidas por Escrivá de Balaguer, mas vale casarse que abrasarse. Pero ya se sabe, le parece menos elegante para un revolucionario que se inventa la literatura de la ciencia política y que no tiene ni puta idea de ciencia política.  Era Complutense.

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