Como heredero de la dialéctica hegeliana, a Carlos Marx le fascinaba el quiasmo. Algunos lectores deben saber que el quiasma óptico es una estructura del cerebro donde se cruzan las vias nerviosas de cada ojo para formar una imagen visual. El quiasmo es una figura retórica que consiste en repetir términos en una frase, en orden inverso. Confundido por el quiasmo, el lector ignora que su elemento esencial es precisamente el cambio de sentido, la inversión de lo real. El sanchismo zapatero gasta, vive y mama del quiasmo. Esta tradición ilustra expresiones tales como el pueblo del enemigo, o el enemigo del pueblo, el enemigo de la bandera, o la bandera del enemigo; el quiasmo solo puede usarse cuando se relacionan conceptos, no los términos mismos. Es fácil advertir que es bastante distinto la esposa del presidente, y el presidente de la esposa, el Abalos de la mafia, la mafia del Abalos, etc. Este galimatías no se resuelve con el análisis de semántica latente en inteligencia artificial.
En la frase, el pueblo del enemigo, y el enemigo del pueblo, ¿se trata del mismo pueblo, o del mismo enemigo?. Un insigne socialista como Ibsen diría que no; Sánchez, en cambio, diría sí, porque despues de todo, compra quien le aplaude, y le aplaude quien compra. Como Max Frisch decía, cada caudillo elige a su pueblo. El enemigo de la bandera, la bandera del enemigo, ¿Se trata de la misma bandera? La ideación lógica depende del modelo mental subyacente, en un caso podría tratarse del mismo enemigo, de la misma bandera, del mismo pueblo, en otros casos el sentido sería el opuesto. La confusión favorece a Sánchez. El enemigo de la bandera, y la bandera del enemigo coinciden en Sánchez. Sánchez hace, como actor secundario, de cualquier desgracia, bandera, se crece con la desgracia como el nazi que interpreta Sutherland en Novecento. Cualquier bandera representa el mercado de la fe, el comercio de las creencias. Convertir la realidad en creencia es el tenaz objetivo del mercader de creencias.
Sanchez no es un caso único, ahí están los esbirros quiasmáticos de Lo Pais ejercitando el arte de convertir lo uno en su contrario, el psiquiatra saudita antislámico, simpatizante de AFD, que practica el terrorismo islámico, y los heroicos mercenarios del ejército estadounidense que homicidan suicidando o suicidan homicidando, en Nueva Orleáns o Las Vegas, por ISIS o por deudas. El periodismo ojiplático de Lo Pais, declarando que el atentado de Magdeburgo representa un conflicto para clasificar a un mercenario yihadista que supone inclasificable. Blanco y en botella. Ignoran a Mohammad Fadel cuando describe la taqiyya como la doctrina del disimulo prudente del musulmán allí donde se sirve de ejercer de minoría y emerger desde su apariencia de estar integrado, como el lobo con piel de oveja, por donde el terrorismo islámico esconde su condición de yihadista, la razón última de la religión musulmana que legitima el asesinato del apóstata, siendo que cualquier ser humano nace musulmán.
De pronto el lobo legendario, corta las manos de las figuras de un belén o degüella humanos. Starmer prohibe saber quien es el asesino islamista, un villano islamo-comunista como Melenchon, cómplice de asesinato. Mas de 250.000 niñas y jóvenes abusadas y violadas por musulmanes. La canalla sociata ha vestido con hiyab, burka, niqab o chador a sus mujeres, la marca de la virginidad femenina que extiende el culto musulmán. Sólo una mujer detestable resulta protegida. Y un transexual emerge como líder en Sumar. Un ataque directo a la yugular interna de la inofensiva cultura de la sumisión cristiana convertida en rehén pacifista de su amenaza. Al igual que sucede al animista, el ignorante comete el prejuicio etnocéntrico de atribuir conciencia, responsabilidad personal e individualidad a quien carece por completo de ella. ¿O es que acaso existen las mujeres en la suciedad islámica? ¿Qué significa vivir al amparo del varón que las prostituye como Pelicot? ¿Existen hombres que no sean deudores de su tribu? ¿Que significa ser libre en la sociedad islámica? Todas las mujeres serán estériles después de ser concubinas, madres y esposas de polígamos, maricas, pederastas y mendaces.
Es el prejuicio etnocéntrico de atribuir a otro, lo que se piensa de sí mismo, como si ser humano exigiera ser consciente. Para nada. Al·lahu-àkbar representa el grito de fe que atribuye a Al-lāh, la responsabilidad; es la conciencia tribal de la Ummah islámica en la persecución de la sharía y el califato universal, se vista de bandera palestina, cualquier realidad inventada sirve, o de cualquier otra forma de delirio terrorista. El aciago demiurgo. Aquí es donde opera en su plenitud el ejercicio sanchista tan cristiano de hacer bandera, invirtiendo la realidad. La escuela de la Iglesia. ¿Que puede creer el nihilista, el indiferente, o el neutral?. La fe no es práctica ni ejercicio de la conciencia del creyente, puede creerse sin fe por sus efectos prácticos, nadie muerde la mano que le alimenta, sea el Papa ateo que no reniega de su poder, sea el monarca que vive de la ceremonia, el ritual y el silencio social, que desvelaría su desnudez. Se puede ser presidente, papa o rey, y ser criminal, ignorante o imbécil. Solo les amenaza el ruido. De ahí la mordaza subsidiada. El periodismo practica el silencio y la mentira impune que inventa un reconocimiento a quien no lo merece.
La fe simplemente se inventa como si fuera un acto comercial, una opción para sí mismo, ser hombre o mujer, criminal o jerarca. La práctica nihilista del estadounidense que cambia de fe cuando se casa. El nihilismo socialista substituye la causalidad por el azar, y el azar por una suerte de destino inevitable y estructural. Nadie es responsable. Como la DANA, el asesinato de mujeres, la conducta criminal o el terrorismo islamista es estructural, nada puede hacerse para evitarse, nada puede hacerse para explicarlo. Siempre tendréis a pobres entre vosotros. Solo queda la ceremonia de la fe, el minuto de silencio frente al terror; el asesinato islamista o el feminicidio, una bandera de la fe, la DANA una bandera del cambio climático, asesinatos, feminicidios, catástrofes climáticas, todo es inevitable e impredecible. El 14% de la población extranjera, sin contar con el maquillaje de la nacionalización, comete el 48% de los asesinatos de mujeres, y crece continuamente a lo largo de veinte años, y reciben la amnistía del sólo sí es sí y minutos de silencio; los datos ocultos que revelan el silencio a que se someten las mujeres y la cosificación de la mujer entre la sociedad actual de la publicidad bastarda y la sociedad islámica. Una nueve norma emerge: velarlas.
Cientos o miles de asesinatos, cientos o miles de minutos de silencio, sin razón ni causa, sin estrategia alguna mas que el consentimiento y promoción de una amenaza inevitable en un auto de fe. Para la cultura nihilista y la propaganda la causa es el odio y la violencia, los prejuicios raciales o antislámicos, los discursos nominalistas del socialismo, discursos vacíos de la nada, las promesas incumplidas que establecen que aquí no pasa nada. Nada se hace mas que extender la bandera miserable de la ocultación hasta el hastío. Como si la cultura no fuera origen de las relaciones de parentesco que lleva a las mujeres a ser concubinas propiedad de la sharía, y a hombres y mujeres esclavos, de la fe islámica. Jóvenes quemaiglesias. Feliz Ramadán. La semilla crece. Para la propaganda social las mujeres no son mas que mercancías, hombres castrados, transexuales que viven de su teatro y su autodecorado. La farsa se hace bandera de fe y la realidad se substituye por ideología. La fe basta para salvarse. La realidad como narrativa. La canalla sociata.