La preocupación del ser humano, a nivel particular, por conocer la fecha del Fin del Mundo no deja de ser un idiotismo de antología, ya que el Fin del Mundo le llega a cada uno el día que se muere; (unas 150.000 personas diarias a nivel mundial).
Sin embargo este es un tema que tradicionalmente ha despertado la atención generalizada de las masas, lo que ha provocado que cualquier noticia o publicación sobre la cuestión, tenga garantizado de antemano el éxito mediático y el negocio editorial.
A un servidor le trae al pairo el Fin del Mundo, ya que éste es intrascendente a mi persona; sin embargo sí me preocupa y siempre ha despertado mi interés, qué hay tras el Fin del Mundo, o, dicho con otras palabras, qué hay tras la muerte, porque eso sí es trascendente y condicionante hasta para los más tontos, aunque estos no lo sepan.
Lo importante no es el Fin del Mundo, o la muerte física; lo importante es lo que hay detrás: La Nada o un Nuevo Futuro sin prisas; la Nada o la Eternidad; la Nada o Dios.
Les diré que nunca el ateísmo se había convertido en un instrumento al servicio del poder, tal y como está sucediendo hoy en día con este Nuevo Orden Mundial de mercaderes apátridas y sátrapas que pastorean y ordeñan a la población mundial, bajo la consigna del hedonismo más procaz: “Consumid y disfrutad ahora, porque esto es todo lo que hay. No hay Dios ni Más Allá”.
Y es que no hay nada que haga tambalear más a las dictaduras que ´los súbditos´ pierdan el miedo a la muerte, al ser conscientes de su alma inmortal. De ahí la obsesión compulsiva del globalismo autocrático, y el ´ecopapa´, en centrar la ventana de Overton, en el ´puto planeta´.
Así, y en este orden de cosas, si mañana un grupo de científicos pudiese demostrar que Dios no existe, la noticia, amén de copar todas las cabeceras de los medios de comunicación, pasaría a ser materia obligatoria en todos los planes educativos de enseñanza básica.
Pero si la noticia fuese al revés, y un grupo de científicos hubiesen demostrado que Dios sí que existe, ésta hubiese pasado sin pena ni gloria, ahogada bajo un mar de resultados deportivos; de bodas, divorcios, y fallecimientos de folclóricas.
Prueba de lo que digo es que en 2013 la agencia de noticias Europa Press remitió a los medios de comunicación una noticia muy clarificadora al respecto:
«Los científicos Christoph Benzmüller, de la Universidad Libre de Berlín, y Bruno Woltzenlogel, de la Universidad Técnica de Viena, han probado informáticamente el teorema de Gödel, desarrollado a finales del siglo pasado por el matemático austríaco Kurt Gödel y que concluye que en base a los principios de la lógica debe existir ´UN SER SUPERIOR´».
Pues bien, dicha noticia, por ser considerada como ´políticamente incorrecta´, fue ignorada por la mayoría de los medios de comunicación y desinformación varios, como no podía ser de otro modo.
Por otro lado, no deja de resultar chocante que cuando los ateos militantes y sus talibanes mediáticos, tratan de imponer sus dogmáticas creencias, no se cortan un ápice a la hora de utilizar despectivamente y hasta el empacho, el nombre de Dios (escrito con minúscula, ¡faltaría más!), mientras que cuando la cosa les viene torcida y se ve que científicamente es posible demostrar la existencia del mismo, entonces ya no hablan de Dios, sino de ´un ser superior´; con minúsculas y la boquita pequeña. ¡Hipócritas!