DOGMÁTICO HOY NO SOY, SÍ CONTINGENTE
Dedico los catorce versos endecasílabos de este soneto a tres pacenses, Hortensia (“Tensi”), Francisco (Gaspar) y la hija de ambos, Ainhoa, a quienes conocí en el mismo hotel en el que me llevo hospedando, durante mis vacaciones estivales (este año otoñales), muchos años, el “Magec”, que gozaron los efectos colaterales positivos del overbooking, los 400 euros del ala de la tarjeta de IBERIA, pero, asimismo, sufrieron las consecuencias desagradables, negativas, del mismo, con quienes tuve la dicha de coincidir y estuve conversando un par de ratos (reconozco que yo hablé el doble o el triple de cuanto lo hicieron ellos, entre los tres juntos), a quienes cité, de memoria, un montón de textos de uno de mis autores favoritos, Miguel de Unamuno y Jugo, razón por la que mi seudónimo por excelencia es Otramotro, como agradecimiento por los susodichos ratos de dicha.
Dedico también los mentados versos a Tania, en cuya sonrisa advertí el rayo de luz, que alegra toda cara femenina, de la famosa frase de Williams Makepeace Thackeray; y a Jorge, el socorrista que me salvó del anonimato, cuando se detuvo con su coche y me dijo quién era, mientras yo daba mi primer paseo matutino, cerca de Playa Jardín, en el Puerto de la Cruz (Tenerife).
Fui un cristiano con fe firme, creyente,
De crío; comencé a dejar de serlo
Cuando constaté lo obvio, que a perderlo
Iba a Javier, inexorablemente.
Dogmático hoy no soy, sí contingente
Mi credo; basta hallarlo para olerlo;
Y, asimismo, variado, para verlo;
Soy un ser cada día diferente.
Me agrada el discrepante, el disidente,
Porque acaso me sirva un argumento
Suyo para erigir un monumento
A todo semejante inteligente,
Que abre, de par en par, de nuestra mente
Las puertas con cerrojo en un momento.
Ángel Sáez García
angelsaez.otramotro@gmail.com
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