Cada vez que su amiga Paz reía,…
CADA VEZ QUE SU AMIGA PAZ REÍA RAYOS DE LUZ SUS DIENTES EMITÍAN Siendo un crío, un niño de corta edad, seis o siete años como mucho, a Amable le molestaba sobremanera y hasta disgustaba un montón que sus padres le hubieran puesto ese nombre en la pila bautismal y en el registro civil. En su caso, ni siquiera tenía un abuelo que se llamara
