La fiscal Consuelo Madrigal retrata a Sánchez por sus excesos antidemocráticos y señala a los medios de comunicación «vasallos»

«No hay plan B. El único plan es (la prórroga de) el estado de alarma». Ese es el titular que dejó Pedro Sánchez este fin de semana, en sus intentos de presionar a la oposición para que acuerden prorrogarlo 15 días más. En ese contexto, Pablo Casado valora no volver a apoyarlo el próximo miércoles 6 de mayo de 2020.

A raíz de ello, la ex fiscal del Estado Consuelo Madrigal escribe una tribuna de opinión en El Mundo donde retrata al presidente de gobierno por sus excesos antidemocráticos y a su vez deja señalados a los «medios de comunicación vasallos» que intentan imponer a la población el mensaje que conviene a Moncloa.

Madrigal, que fue fiscal general del Estado y en la actualidad es fiscal de Sala del Tribunal Supremo publica su texto bajo el título ‘La sociedad cautiva’.

En él, Madrigal denuncia «el ejercicio antidemocrático de poder la imposición encubierta» «de un verdadero estado de excepción en el que se restringen severamente los derechos, bajo cobertura de la prórroga del estado de alarma que garantiza al Gobierno el mando único en la fase aguda de la excepcionalidad y en la vuelta a la ya imposible normalidad».

El papel de los medios de comunicación «vasallos»

Gran parte del texto del fiscal lo utiliza para hablar de los bulos y de los medios de comunicación «vasallos» y lanza un esclarecedor mensaje sobre su pérdida de papel de ‘vigilantes’ del poder:

(Estos medios) martillean la representación idealizada del heroísmo de los profesionales (esos que son enviados al trabajo sin condiciones ni protección) y los diversos formatos del mensaje, irisado y pueril, de que ‘resistiendo’, ‘todo acabará bien'». Si descuidamos la vigilancia y si no fortalecemos las instituciones democráticas de control, dándole más poder a quienes ya lo ejercen, no viviremos ya en una sociedad abierta. Habremos perdido nuestra libertad y no será una pérdida temporal.

Madrigal se acuerda también de la polémica de los bulos, algo que el Gobierno introdujo por primera vez en la ya tristemente famosa pregunta número 6 del CIS de Tezanos y que remató el general Santiago, jefe del Estado mayor de la Guardia Civil, en aquella desafortunada comparecencia donde anunciaba que su cuerpo perseguiría «los mensajes negativos en contra del Gobierno»:

Decir que una proposición, opinión o noticia es un bulo es invocar una norma que rige la fe y el juicio, para afirmar que esa proposición, opinión o noticia es indigna de asentimiento, no debe ser creída.

Pero, ¿quién se erige en autoridad normativa de lo falso para separarlo de lo verdadero que-debe-ser-creído? ¿Por qué y para qué lo hace? Las respuestas a estas preguntas se han tornado amenazas para quienes hemos asistido al impúdico reconocimiento oficial de la monitorización de redes sociales y escuchado en palabras de su máximo responsable en esta crisis, que la Guardia Civil destina parte de sus esfuerzos a minimizar la crítica al Gobierno, para comprobar después que los contenidos intervenidos son los que guardan alguna relación, siquiera lejana o indirecta, con el cuestionamiento de la gestión y la versión oficial de la crisis

Jiménez Losantos alaba el artículo de Madrigal

Federico Jiménez Losantos alababa la tribuna de Madrigal en su programa ‘Es la mañana’ de este 4 de mayo de 2020:

Vale la pena leer su artículo, largo, concienzudo. Consuelo Madrigal es fiscal del Tribunal Supremo porque como buena fiscal resume los argumentos que prueban la ilegitimidad y las ilegalidades que este gobierno lleva perpetrando mes y medio con la complicidad de una oposición que está atónita. Este fantasmón llamado Pedro Sánchez, que vive de la mendicidad de comunistas y separatistas, actúa como si fuera el Felipe González de los 200 escaños. Nos chantajea, nos amenaza, que o le votamos su estado de alarma o que cuidadito porque no hay plan B. Madrigal asegura que no había un problema de órden público sino sanitario. Hay una imposición encubierta de un verdadero estado de excepción que garantiza al gobierno el mando público para la vuelta de una ya imposible situación de normalidad.