El verano huele a salitre, a crema solar, a hierba recién cortada. Pero también, por desgracia, a picaduras de mosquito. Esa nota discordante que arruina cenas en la terraza, paseos al atardecer o siestas bajo la sombrilla. Diptyque, la firma parisina que ha convertido los olores en arte, lo sabe. Y por eso ha creado dos aliados que no solo alejan a los insectos, sino que lo hacen con la sofisticación que caracteriza a la Maison.
Hablamos de productos que entienden el verano como una experiencia global: no se trata solo de evitar picaduras, sino de hacerlo con estilo. Porque en la vida, como en la perfumería, los detalles marcan la diferencia.
Un spray que repele … y enamora
El Spray Corporal Antimosquito (52€) es ese gesto de inteligencia práctica que parece susurrar: «sí, me cuido, pero sin renunciar a nada». Su fórmula combina aceites esenciales clásicos en la lucha contra los mosquitos —citronela, geranio, eucalipto— con un acorde cítrico-floral que evita ese olor medicinal típico de los repelentes.
Al aplicarlo, lo primero que notas es una frescura ligera, como un limón recién exprimido sobre la piel. Después, aparece un toque aromático, casi herbal, que recuerda a un jardín mediterráneo al atardecer.
«Funciona, pero no a costa de olvidar que te gusta oler bien», parece decir. Y es cierto: aquí la eficacia no está reñida con la elegancia.
Es ideal para llevarlo en la bolsa de playa o antes de una cena al aire libre. Un par de pulverizaciones en muñecas y tobillos —los puntos donde más pican— bastan para crear una barrera invisible. Eso sí, conviene reaplicar cada 4 horas, sobre todo si sudas o te bañas.
La vela que ilumina … y protege
Si el spray es el compañero de viaje, la Vela de Citronela (62€) es el alma de la terraza o el porche. No es una vela cualquiera: es una declaración de intenciones. Enciéndela al atardecer y verás cómo transforma el espacio. La citronela, protagonista indiscutible, se mezcla con notas de verbena y flor de azahar, creando un aroma que ahuyenta a los mosquitos sin resultar agresivo.
Lo interesante es cómo Diptyque ha equilibrado la funcionalidad con la poesía. Mientras otras velas de citronela huelen a repelente de camping, esta juega con matices vibrantes, casi especiados, que recuerdan a las noches en Provenza.
«No es solo una vela, es un ambiente». Y lleva razón: su llama parpadeante y su fragancia ligera la convierten en el complemento perfecto para esas cenas que se alargan hasta la madrugada.
Por qué elegirlos (más allá de la marca)
Aquí no vale solo el «es Diptyque». Lo verdaderamente relevante es cómo estos productos resuelven un problema cotidiano —los mosquitos— sin sacrificar placer. Muchos repelentes huelen a química; muchas velas ahuyentan insectos pero no invitan a quedarse cerca. Estos dos esenciales demuestran que protección y disfrute pueden ir de la mano.
Además, su formulación apuesta por ingredientes naturales reconocidos por su eficacia. La citronela, por ejemplo, está avalada por estudios como repelente suave pero efectivo. El geranio, por su parte, aporta un toque floral que neutraliza el olor corporal, otro imán para los insectos.
El verano, sin asteriscos
Al final, se trata de eso: de vivir el verano sin «peros». De que las picaduras no te obliguen a refugiarte dentro de casa. De que el spray de tu bolso sea tan bonito como tu perfume. De que la vela de la mesa no solo alumbre, sino que también cuide.
Diptyque lo ha conseguido. Sus propuestas no son solo útiles; son deseables. Y en un mundo donde lo funcional suele ser feo, eso ya es un triunfo.
Todos los productos están disponibles en abanuc.com.
