Durante generaciones, padres y madres han echado mano de supersticiones, calendarios orientales y todo tipo de cábalas para intentar adivinar si su bebé será niño o niña.
Sin embargo, la ciencia ha venido a poner orden en esta tómbola cromosómica. Un reciente estudio internacional, publicado en Science Advances y recogido por medios como Nature, acaba de arrojar datos tan sólidos como sorprendentes: la edad de la madre y ciertos factores genéticos pueden alterar las probabilidades de tener descendencia masculina o femenina.
Hasta ahora, el conocimiento clásico dictaba que el sexo biológico se determina por el espermatozoide: si aporta un cromosoma X, nace una niña; si es Y, un niño.
La madre, por su parte, siempre cede un cromosoma X.
Pero los nuevos datos sugieren que este proceso no es tan aleatorio como creíamos.
De hecho, las mujeres que tienen su primer hijo a los 29 años o más cuentan con un 13% más de probabilidades de dar a luz solo a varones o solo a niñas, en comparación con las que son madres antes de los 23 años.
Cuando la edad materna marca tendencia (y no hablamos solo de moda)
El fenómeno tiene una explicación fisiológica fascinante: a medida que la mujer envejece, se producen cambios en el pH vaginal. Esta variación puede favorecer que ciertos espermatozoides—los portadores del cromosoma X o Y—tengan más éxito al fecundar el óvulo. Así, aunque no se puede elegir “a la carta”, sí aumenta la probabilidad de que las familias tengan varios hijos del mismo sexo.
De hecho:
- En familias con tres hijos varones, existe un 61% de probabilidad de que el siguiente hermano también sea niño.
- Si hay tres hijas, la expectativa de una cuarta niña es del 58%.
Estas cifras desmontan el mito popular de que cada embarazo es una moneda al aire con un 50% de posibilidades para cada sexo.
Pero ¿por qué ocurre esto? Los científicos apuntan a una especie de “efecto arrastre” biológico, posiblemente mediado por sutiles factores epigenéticos y ambientales asociados a la edad y a la historia reproductiva materna. Y eso no es todo: la genética también aporta su granito de arena.
Genes que inclinan la balanza: NSUN6 y TSHZ1
El análisis genómico realizado dentro del mismo estudio ha identificado dos variantes genéticas comunes en mujeres:
- Una variante en el gen NSUN6 (cromosoma 10) se asocia con mayor probabilidad de tener solo hijas.
- Un cambio cerca del gen TSHZ1 (cromosoma 18) aumenta las posibilidades de tener solo hijos varones.
Estos hallazgos no solo abren nuevas líneas para comprender cómo funciona realmente la herencia del sexo biológico, sino que también plantean preguntas sobre cómo podría afectar esto a largo plazo en sociedades donde las decisiones reproductivas están retrasando cada vez más la maternidad.
El contexto español: invierno demográfico y baja natalidad
España no es ajena a estos cambios. El conocido como “invierno demográfico” está provocando que cada vez haya menos nacimientos y que estos se produzcan a edades más avanzadas. La media actual supera los 32 años para el primer hijo. Si estas tendencias se mantienen, advierten los expertos, estudios similares serán cada vez más difíciles de replicar, ya que habrá menos familias numerosas sobre las que analizar patrones estadísticos sólidos.
El descenso en el número de hijos por pareja podría hacer desaparecer las clásicas familias “de equipo de fútbol” donde se podía observar si predominaban niños o niñas. Ahora, con uno o dos hijos por familia como norma, detectar estos patrones será mucho más complicado.
Lo que aún no sabemos (y lo que sí podemos descartar)
Pese a estos avances científicos, hay aspectos cruciales que siguen sin respuesta:
- El papel del padre sigue siendo decisivo para determinar si el espermatozoide ganador porta X o Y.
- El famoso calendario chino para predecir el sexo del bebé sigue sin base científica alguna; su eficacia ronda el 50%, es decir, como tirar una moneda al aire.
- Otros factores ambientales como nutrición materna o exposición química pueden influir levemente pero aún faltan estudios concluyentes.
Anécdotas y curiosidades para romper el hielo en cenas familiares
Si alguna vez te preguntaste por qué tu abuela tenía siete niños seguidos o por qué tus primas son todas chicas, aquí van algunas perlas científicas para animar la sobremesa:
- En grandes familias estudiadas, tener varios hijos del mismo sexo deja de ser simple azar; hay un sesgo estadístico real.
- Hay mujeres genéticamente “predispuestas” a tener hijas o hijos según variantes concretas en su ADN.
- El cambio del pH vaginal con la edad podría hacer “más acogedor” el camino para unos espermatozoides sobre otros—una especie de selección natural microscópica.
- La famosa tabla china para predecir el sexo es tan fiable como consultar al pulpo Paul.
- A pesar del avance científico, sigue habiendo padres convencidos de tener “mano” para un sexo u otro… ¡pero ahora sabemos que hay algo más detrás!
Y si eres uno de esos padres o madres con tres hijos iguales preguntándote si deberías intentarlo una vez más… ¡la estadística dice que probablemente repitas! Pero eso sí: ni los genes ni los números pueden garantizarlo al 100%. Quizá ahí siga estando parte del encanto.
