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'CUENTOS PARA LEER EN LA HAMACA'

Soñar

28 Ago 2015 - 08:26 CET
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Agosto se acerca a su fin y nuestra escritora titular, Julia A. García, despide esta sección de verano con un relato sobre sentimientos universales. El amor y los celos son sus protagonistas y una nave llena de almas desesperadas el escenario.

Un consejo para el nuevo curso: aunque tus sueños estén hechos de cosas imposibles, nunca dejes de soñar con ellas…

SOÑAR

Mohamed se presentó cinco minutos antes del juicio. Yo era su abogada de oficio y él un adonis alto y apolíneo. Su piel era negra como la noche y su sonrisa como nieve recién caída. Me dio vértigo al verle y supe que había sido víctima de un flechazo fulminante.

No tenía papeles, ni país de origen, ni un duro en el bolsillo. Aquel hombre no sabía su fecha de nacimiento y no era capaz de relatar lo ocurrido.

Le conté al Juez lo que había leído en la causa: Que mi cliente llegó a España arrastrado por la corriente del estrecho y lo pillaron infraganti robando pan, fruta y una lata de Coca-Cola en un supermercado de Algeciras y también que no llegó a comerse todo el pan, ni a beberse el botín porque la policía decomisó las pruebas del delito. Nadie dio testimonio a su favor, pero quedó absuelto de multa por un tecnicismo legal que alegué en el último momento.

Salí del juicio flotando. El amor es la droga alucinógena más potente que existe y yo me había enganchado. Padecí deslumbramientos descabellados mientras firmaba el acta en el Juzgado. Vi la vida en colores besándonos en una playa del sur y flipé en blanco y negro con una existencia bohemia en Lavapiés… Mi cabeza daba vueltas como una lavadora.

Cuando fui a buscarle a la puerta del Juzgado estaba decidida a empezar por lo básico, o sea  invitándole a un café. Mohamed me esperaba rodeando con su brazo de Apolo la cintura de avispa de una diosa de ébano y los celos me partieron en dos cuando me contó que se enamoraron en la patera que los arrastró a Europa. 

Han pasado muchas lunas desde entonces pero su recuerdo aún me hace soñar que viajo junto a él en aquella nave de almas desesperadas.

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