El mejor antídoto contra el terrorismo es una buena dosis de vitamina cívica por parte de los ciudadanos.
(Francisco Margallo).-Tras el atentado de Madrid el 11-M un buen analista de los medios de comunicación decía que el mejor antídoto contra el terrorismo es una buena dosis de vitamina cívica por parte de los ciudadanos. Es una idea que comparto y que hago extensiva a todos los ciudadanos del mundo, porque el terrorismo lleva hoy una marca internacional. Se produzca en donde quiera que se produzca sus efectos los padecen los ciudadanos de la entera sociedad humana.
Desde hace unas décadas, psicólogos, sociólogos y analistas de diversa índole vienen diciendo que la sociedad está muy enferma y que hacerle frente es el gran reto de nuestro tiempo.Si esto es así como demuestra la masacre madrileña, la violencia de género, de los colegios etc.,hay que concluir que deberíamos hablar con mayor propiedad de desorden e insolaridad, es decir, de di-sociedad a escala internacional.
Con la euforia del boom económico, consumista y hedonista, que nos ha cegado, hemos olvidado los deberes cívicos más elementales. Y el momento en que hemos querido reaccionar ha sido demasiado tarde. No es mi deseo hacer un diagnóstico catastrofista, sino de mostrar la realidad y ver qué podemos hacer para cohesionar a toda la sociedad. Para muchos, la violencia que se respira en el hambiente de distintas formas es hoy consecuencia de que la sociedad ha abandonado los valores éticos.
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