En España, la cena en familia era hasta hace poco un pequeño ritual cotidiano de sociabilidad mediterránea. Hoy, ese ritual se diluye entre tareas escolares, reuniones tardías, pedidos a domicilio y rutinas digitales que han tomado el control de las noches. Un septiembre más, empieza el curso y vuelven las prisas. Y con ellas, el riesgo de que el momento de sentarse a la mesa desaparezca de la semana familiar.
El impacto es real: estudios como The Family Dinner Project de la Universidad de Harvard vinculan la pérdida de las cenas compartidas con mayor estrés, peor calidad de dieta e incluso menor bienestar emocional. España no es una excepción y la presión por «llegar a todo» hace que el momento de sentarse a cenar juntos se relegue o se viva de forma individualizada. «No se trata de hacer cenas perfectas ni de cocinar como en Instagram: se trata de recuperar un gesto humano y cultural que hemos perdido», explica Cristina García, chef y experta culinaria de HelloFresh España. «Es cuestión de volver a poner la mesa, cocinar algo rico y sencillo, sentarse sin pantallas, mirar a quien tienes enfrente».
La conversación sobre conciliación, corresponsabilidad y salud emocional en el hogar vuelve a ocupar titulares y debates en redes. La sobrecarga mental, la fatiga digital en niños y adolescentes y la creciente dificultad para coordinar tiempos familiares han llevado a muchas familias a replantearse sus rutinas entre semana. En ese contexto, cocinar en casa sigue siendo un deseo presente, pero difícil de sostener: la falta de tiempo, la saturación de decisiones y el temor a desperdiciar comida o dinero actúan como frenos. De hecho, una reciente encuesta impulsada por HelloFresh, líder mundial de kits de recetas, revela que 3 de cada 4 españoles han renunciado alguna vez a cenar entre semana por agotamiento o falta de tiempo.
21 días bastan para recuperar un hábito muy nuestro: cenar juntos
Como servicio que facilita la planificación y preparación de las comidas, HelloFresh es parte activa de esa solución, ayudando a las familias a reconectar con el placer de comer bien y juntos. Para ello lanza en España el reto «Nada como una buena cena»: comprometerse a cenar en familia durante tres semanas consecutivas. Está demostrado que, tras veintiún días de repetición, una acción puede convertirse en un hábito, y este reto busca precisamente eso: instaurar la rutina de compartir la cena como un momento de conexión, disfrute y nutrición.
La campaña cuenta con el respaldo de la nutricionista Paula Valiente, quien subraya el poder transformador de esta rutina aparentemente simple: «La sobremesa española no es sólo comer: es hablar, compartir y escucharse. Recuperar aunque sea una noche de cena semanal puede reducir el estrés, mejorar la comunicación y reforzar los vínculos familiares. El cambio empieza en casa, sentados a la mesa». Además, añade: «Comprometerse a cenar juntos durante 21 días seguidos no es algo simbólico: es una manera eficaz de recuperar un espacio de calma, vínculo y nutrición que se ha ido perdiendo».
