Era una chica barroca,
de rebuscada oratoria,
se le veía hasta en la ropa
que le gustaba la historia.
Su tema, el Siglo de Oro:
“Góngora es quien más me pega”,
y en cualquier mesa del foro
pedía “escalope de vega”.
Y luego en la discoteca
me señaló hacia el servicio;
yo la seguí sin cautela,
siempre abierto a cualquier vicio.
Nos metimos en faena
más tropecé con la copa,
nunca se me irá la pena:
se nos mojó
toda la coca.
En una de fregar calló caldera,
maullando como el gato Micifuf,
y al fondo tú sabrás no hay quien te quiera
más que quien hoy te canta a media luz
canciones desde aquí a la estratosfera,
en busca de la huidiza juventud,
haciéndote el amor de mil maneras,
besándote a millones de años luz.
Una chica quevedesca,
de más lentes que lentillas,
de actitud siempre tan fresca,
que nunca supe en qué orilla
recalaba su futuro,
tendente al engolamiento:
hablando en plan puro y duro,
creedme porque no os miento,
era la mujer perfecta,
de alma y de arquitectura,
y al menda que os lo cuenta
le condujo a la locura.
La verdad es que era tremenda,
¡si no fuera tan barroca!,
tanto lloré por perderla
que se mojó
toda la coca.
En una de fregar calló caldera,
maullando como el gato Micifuf,
y al fondo tú sabrás no hay quien te quiera
más que quien hoy te canta a media luz
canciones desde aquí a la estratosfera,
en busca de la huidiza juventud,
haciéndote el amor de mil maneras,
besándote a millones de años luz.
Esta canción la escribí para LA CHICA DEL PERRO, y esperaba que Álvaro y Pedro le pusieran música. Al final, no lo hicieron. Ahora tienen otro grupo, Nagasaqui, y han sacado un disco ya, que está muy bien y del que les hablaré dentro de un tiempo.
