La pintura escondida en Compostela por detrás

La pintura escondida en Compostela por detrás

Es un libro de poemas, sí, pero en mi cabeza está lleno de imágenes usando como instrumento los versos, la palabra. Por ello hablo hoy de la pintura escondida en Compostela por detrás, igual que hablé hace poco de la música escondida en mi poemario, más allá de la banda sonora, y antes, del buen vivir que en sus páginas se esconde.
Poeta en Pekin, una obra interesante, ilustradora, emocionante, divertida, desengañada, sexual, documentada, alcohólica, inspiradora, despiadada,cruda e insólita

Poeta en Pekin, una obra interesante, ilustradora, emocionante, divertida, desengañada, sexual, documentada, alcohólica, inspiradora, despiadada,cruda e insólita

Tengo algunos amigos a los que solo he visto una vez cara a cara. En algunos casos la amistad está condicionada a un sector de actividad, ya sea la literatura, la música, la inteligencia o la coctelería, por ejemplo. En otros, no.  A veces ha habido una relación previa, amigos de amigos, grupos de interés común o correspondencia, pero

¡Qué triunfo!

La polisemia triunfa ante el mundanal espasmo de un mundo sin firme contexto. Triunfa el mal de la palabra ambigua y del hecho feroz y descarnado, de las dobles palabras y las dagas candentes, de mentiras al cuello y vampiros a nado sin salvar ropa alguna. Triunfa la liquidez sin crédito con la copa desbordada. Y la botella vacía gira hasta

Yo te diré por qué

Yo te diré que soy un descreído, que a la vida ya le ha dado muchas vueltas, que miré dentro de mí y encontré un mar escondido, donde siempre sobrevuelan las sirenas. Yo te diré por qué. Yo te diré que soy un fugitivo, siempre huyendo de poderes y prebendas, que prefiero mucho más echar un polvo contigo que escuchar el canto de las

Ángeles en El Corte Inglés

Has dejado de pensar en cosas intrascendentes, has evitado comer los despojos de la muerte, y buscaste la pureza en el wok de las mañanas cocinando con destreza el menú de los nirvanas. Ángeles en mi cabeza, ángeles en El Corte Inglés, qué pasión, qué colocón, que futuro sin tristezas, si Ángel creara otra vez. Ya sabemos que los

Una de fregar

Era una chica barroca, de rebuscada oratoria, se le veía hasta en la ropa que le gustaba la historia. Su tema, el Siglo de Oro: “Góngora es quien más me pega”, y en cualquier mesa del foro pedía “escalope de vega”. Y luego en la discoteca me señaló hacia el servicio; yo la seguí sin cautela, siempre abierto a cualquier vicio.

Conjuro a medias

Un ratón llamado Jaime viviendo en una pecera me mira como diciendo que hay un hombre en tu nevera. Todos los negritos lloran sabiendo que te has marchado o porque el plato de Cuenca está un poco desconchado. A medias quiero hacer esta canción, a medias contigo, y que esté firmada por los dos, a medias, te digo, porque algunas veces pienso

Alicia

La pobre Alicia no entiende nuestro entorno, los alquimistas pueblan los manicomios, los niños pobres juegan a que se han muerto, y los vampiros ya no son tan siniestros. Estos tiempos que vivimos superan toda ficción. Alicia vuelve al espejo, que comienza la función. La gallina más divina ha puesto un huevo de Colón, las demás revolotean

Pero se llamaba «Amor»

Quizás el sitio no era bueno, quizás lo provoqué yo, quizás lo debí decir en un sitio algo mejor, o en un lugar más neutral: en un crucero fluvial por el río Mississipi, en un recinto ferial, o en un despacho oficial, aunque me hagan reír. Pero no: en el bar Amor le tiré los tejos y dijo que no. ¿Qué hubiera pasado si en otro sitio

Ten cuidao

Eh, ese chico, esa chica, los que bailan en la pista, que me atiendan un momento, oid lo que estoy diciendo. Esto no es ninguna broma, por donde quiera se asoma. No está el horno para bollos, y así entro en el meollo. Vengo a daros un recado para que tengáis cuidado. Ten cuidao, ten cuidao, que está el sida agazapao, en cualquier coche

El crimen de la calle de la Libertad

Puede que te sepas el crimen de la calle Fuencarral, o cómo Gilles de Rais mataba muchachitos sin parar. Ya se que conoces el caso aquél del que llevaba al huerto y que te sabes entero el libro de “Cien Crímenes Selectos”, Pero tú nunca sabrás el crimen de la calle de la Libertad porque tú serás mi víctima y hasta que no seas mi

Holocausto caníbal

Si el pobre Sherlock viviera no sabría qué hacer contigo. Eres caníbal amigo, y eso no está permitido. Te has comido a mi mujer, y a mi primo Wenceslao, sólo queda un canapé, y el abuelo troceao. Pero dime, por favor, dónde has puesto las langostas, si te las comiste o no, para ir a comprar otras. Tú recoge aquellos huesos, que yo

Los indios micmac (mariposa en caos)

Sólo hay comida para una semana en Manhattan, pero el caos mantiene la nevera llena. No tengo certeza de si ya he dejado Eslovaquia, porque no vislumbro la frontera checa. Quisiera sentir tus alas al otro lado del mundo y tamizar tu mirada en un tornado de Texas. Desrizaré mi leyenda de transgresor vagabundo, como los indios micmac, intercambiando

La dialéctica del pirata

Pernoctar en Java y amanecer en Sumatra. Soñar en las Célebes para bostezar en Borneo. ¿De qué sirven las Molucas? Emergió de las sábanas de Sumatra para ver el amanecer en Java. Soñaba costeando Borneo y bostezó en las puertas de las Célebes. ¿Por qué busca entonces las Molucas? Fue herido en Sumatra, maltratado en Borneo, hipnotizado

La ley de las tinieblas

¿Qué beben los asesinos tras sus atroces tareas? ¿En qué pensarán, proscritos de la ley de las tinieblas? A través del caos, infames, en sueños se regodean, y a golpe de ojo encantado te conducen a la hoguera. Y cantan: soy-soy ciego muy ciego muy-muy y si no te gusta achantas la mui ¿No les llegarán ni ecos de los cantos de la vida?

Por el eje Bahía-Osaka

Por el eje Bahía-Osaka circulan perras en celo y te ofrecen cuatro hostias por cincuenta caramelos. Intercambian sus memorias los hacedores de sueños y bombillas asesinas te electrocutan de miedo. Y es que el eje Bahía-Osaka es de ver para creerlo: danzan en cristales rotos querubines con sombrero. Por el eje Bahía-Osaka venden niños

Vuelven los espejos cóncavos

Como es jornada de reflexión me ha parecido un buen día para hablar de fútbol y eso... Mientras toma Federico un pastel en Santa Ana, Arrabal se desayuna unos churros con cazalla, y los huesos de Velázquez de Ramales se levantan cuando don Ramón María, lejos de estuprar criadas, en el callejón de Gato lucha con patatas bravas, porque

Una sirena en Bruselas

El sol gozaba un orgasmo despatarrado a tu vera dibujando a todo ritmo arco iris sin fronteras y yo en el fondo del mar me tiraba a una sirena. La tarde iba en patinete reverdeciendo la acera y el viento marcaba un surco por en medio de tus piernas y yo en el fondo del mar me tiraba a una sirena. Entre tu voz y mi canto era siempre primavera

Una cerveza en Bruselas (Westmalle)

Estaba la luna a cuartos desparramada a mi vera dibujando sin compases un rebumbio de fronteras y yo en la barra del bar me tomaba una cerveza. Andaba la tarde en zancos acicalando la acera y el viento combaba el talle de indescifrables caderas y yo en la barra del bar me tomaba una cerveza. Caía el otoño a pedazos enredándose en mis suelas

La letra de Judy

La luna cedió el paso, un camello se abrió, desde el fondo de un vaso rayado se escucha otra vez la misma canción. Tú y la piña colada. Yo no te pido nada, sólo que oigas el clamor que dejan en el baño tantas rayas. Mira por dónde han llegado, oliendo a tierra quemada, envueltos en oro y cera, trozos de papel de plata. Mi reino por

Judy entra en el bar

Pasada ya la cincuentena, la Piña Colada sigue siendo el cóctel de elección en múltiples lugares de veraneo, especialmente en el Caribe, claro. Veamoa algo sobre su historia y cómo se hace este cóctel. “Tú y la piña colada, yo no te pido nada, solo que oigas el clamor que hacen en el baño tantos rayas” cantaba Josele Santiago,

Carne de Conejo

El conejo corría porque tenía mucha prisa, porque se le hacía tarde, habíamos oido y leído en un maravilloso libro que hay que seguir leyendo de mayores, pero lo que no sabíamos era que su carne tenía beneficios cardiosaludables, que la carne de conejo es magra, posee una baja proporción de grasa y menos contenido en ácidos grasos

Gracias mil

Gracias a los que miraron/ a mis ojos con nobleza, gracias a los que inspiraron/ mil versos en mi cabeza, gracias, Juanita Narboni,/porque no me ha entrado un mal, gracias por sentir tu sombra/ enfundada en aquel chal. Gracias por todas las cosas/ que tenga que agradecer, y si no las hay, ¡qué corte!,/ no las debí merecer. Gracias por entretenerme/

Mil perdones

Perdón porque no me extienda/ en lo que no me concierne, perdón si os ha parecido/ que os he metido en un brete, perdón por decir las cosas/ al tuntún y a mi manera, perdón si a mi edad me pongo/ todo el mundo por montera. Perdón por ser como soy/ si hay algo que perdonar, y si no lo hay, ¡qué bueno!,/ ya me he ganado el jornal. Perdón

Seis poemas tangerinos: 6. Siempre lo dijo

Siempre lo dijo: que lo moderno acabaría con todo, que cuanto más se sabe menos se ve, que la soledad. Siempre lo dijo: que no era una mujer moderna, que no lo sería nunca, que cuando mira, mira porque no quiere, que si mirar quisiera, que la soledad. Siempre lo dijo, subiendo y bajando por Siaguins, huyendo de los gatos negros, buscando

Seis poemas tangerinos: 5. Tembleques

Tiembla al contemplar la barba naranja de los darkauas recitando los 99 atributos de Dios. Tiembla al imaginar cómo degüellan un animal para pedir la desgracia a algún enemigo. Tiembla temiendo que seas tú. Tiembla de frío al sumergirte desnudo en el río Ghrifa, donde dicen que te colocas con solo bañarte. Tiembla perdiéndote en las

Seis poemas tangerinos: 3. Quiero y no puedo

Caro cuesta el cordero, y remolón se muestra, sin querer dejar la plaza. Y el niño con corbata trata de llevarlo en brazos, sin poder, queriendo. Todos tiran a las cabras, más ligeras de carnes y precio, queriendo, sin poder. Quiero y no puedo, del niño que no consigue mover al cordero, de la gente que negocia sin llegar a comprar, del

Seis poemas tangerinos: 4. Lentitud

Amanece despacio en la Medina. Se despereza el comercio, poco a poco, entre bostezos de té. Y un viejo deambula gritando “¡lejía!”. Con la misma lentitud anochece en la Medina, con pasmosa pereza, sin que nadie quiera molestar al tiempo, que se difumina y estanca. Y un gueraua toca el tambor. En la Medina, todos los límites son difusos.

Seis poemas tangerinos: 2. Sin tiempo

Parecería congelado el tiempo en el Zoco Chico, si no fuera porque quiero aprender a convivir con las abejas de la Pensión Fuentes (más pesadas que las del Hafa Café), si no fuera porque surge la sombra de Eduardo, con Riffi, majoun y plátanos, en las obras del Café Central, si no fuera porque salto de la bañera, como Arquímedes, para

Seis poemas tangerinos: 1. Te llevaré

Te llevaré a la plaza de los adoradores de la cobra, de los que veneran a la víbora cornuda, de los que bailaron toda la noche y sobrevivieron al degüello. Te llevaré conmigo. Te pasearé por la calle de la Libertad. Te llevaré a los parajes donde un bolígrafo era un arma y una piedra una pedrada. Te llevaré conmigo. Te llevaré a los

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Lo más leído