Te llevaré
a la plaza
de los adoradores
de la cobra,
de los que veneran
a la víbora cornuda,
de los que bailaron
toda la noche
y sobrevivieron
al degüello.
Te llevaré
conmigo.
Te pasearé
por la calle
de la Libertad.
Te llevaré
a los parajes
donde un bolígrafo
era un arma
y una piedra
una pedrada.
Te llevaré
conmigo.
Te llevaré
a los lugares
donde las almas
deambulan gozosas.
Oirás el canto
de los minaretes
y verás
en lo más oscuro.
Te llevaré
conmigo
a la plaza
de los aisawas.