Caro cuesta el cordero,
y remolón se muestra,
sin querer dejar la plaza.
Y el niño con corbata
trata de llevarlo en brazos,
sin poder, queriendo.
Todos tiran a las cabras,
más ligeras
de carnes y precio,
queriendo, sin poder.
Quiero y no puedo,
del niño que no consigue
mover al cordero,
de la gente que negocia
sin llegar a comprar,
del cordero que se quiere
quedar y no sabe
de qué se libra hoy,
de mí mismo
que hoy no puedo
tener a quien quiero
en la plaza de Chefchaouen.