Llevar uno de los minivestidos más sexies del festival de Cannes también puede terminar jugando una mala pasada. Elisabetta Canalis, la flamante y envidiada novia de George Clooney, terminó sufriendo en sus propias carnes los riesgos que entraña lucir el diseño de su amigo Roberto Cavalli con el que acudió a la fiesta de inauguración de la nueva tienda del modisto en la Costa Azul.
Antes se pasó por un muelle cercano a la nueva boutique donde fue inmortalizada por el equipo de Cavalli. Una mirada sexy, una pose muy sensual con las piernas en vilo… Y claro, fue cuestión de tiempo que en uno de sus movimientos, y dado lo cortito que era el vestido, se le terminara viendo parte de su ropa interior.
No fue el único descuido. Después, en la fiesta que ofreció el modisto, con quien le une una buena amistad, para sus musas (también estaban Irina Shayk y Bar Refaeli) también estuvo a punto de enseñar sus intimidades mientras, ajena al interés que estaban prestando algunos fotógrafos, conversaba con la ex de Leonardo DiCaprio en uno de los sofás del barco donde tuvo lugar la que ha sido una de las grandes fiestas del festival.
Pero lo que ha despertado también mucha curiosidad es el renovado tatuaje que luce la novia de Clooney en uno de sus brazos. Se trata de una guirnalda de flores que, en realidad, ha sido tatuada para que no se vea el nombre de Eminem.
Y es que, por si muchos lo desconocían, la presentadora italiana de 32 años era, en su juventud, una auténtica fanática del rapero americano. ¿Se arrepiente ahora que está más cerca que nunca de Hollywood?
