A mí me gustaría ser Charlie Sheen

A mí el que de verdad me da envidia no es Zapa ni Rubalcaba ni Chacón ni Rajoy ni el que les escribe los discursos, den ustedes por sentado que es el mismo, que se estará forrando. A mí el que me da envidia es Charlie Sheen. Lo que yo daría por ser como él.

Lo que yo daría por ser como él de rico, de simpático, de mujeriego, beberiego y drogariego sin sentir el más mínimo asomo de culpabilidad. Cómo será el tío que ya hasta le prohíben entrar en los más lujosos hoteles de Niu Yor con su corte de señoras de buen ver. Y eso a pesar de la descomunal cuenta que tiene que pagar en el bar cada vez que se despide. Porque a este pájaro con el minibar no le llega más que para el primer trago. Casi merece la pena no cobrarle la habitación y cerrarle el bar del hotel para él y los suyos. Las suyas.

Es lo que más critico a mis padres, joé, el sentido de responsabilidad malsana que me inculcaron. Lo fácil sería que me dijeran como al jodío Macario, mi amigo de toda la vida, le decían los suyos: que no vayas a beber que luego la vecina critica; que a ver que con quién te vas detrás de la tapia que luego en el pescao no paran de hablar; mira a ver si hoy no vais al puticlú que ya sabes que allí friega la Choni y luego lo cuenta todo en el lavadero…

No, a mí mis padres me decían que del uso de la libertad había que responder, o sea la coña esa de la responsabilidad, y me hablaban de honestidad, esfuerzo, altruismo y esas zarandajas que yo entonces no entendía muy bien pero me han hecho un hombre. Acomplejadete, mea culpa, pero un hombre responsable, serio y adusto, muy al gusto franquista, supongo, que es que cuando dejé de ser un crío mandaba Franco y eso imprime carácter. Y, ya ve usté, yo me empeño en trasmitirlo (lo de la responsabilidad y todo eso, eh) a mis herederos. De ellos será la tierra. Porque al paso que vamos se van a quedar sin nada más que los cuatro tiestos que Misanta mima más que a mí.

Total, que si yo ahora me fuese de pilinguis (yo de niño tuve una vecina pilingui pero rehabilitada y desde entonces se me ha quedao la palabra) no disfrutaría. Que si cómo era capaz de engañar a Misanta, que qué pensarán mis hijos. Que qué clase de padre soy abrazado a una botella de Dyc (no me llega pa más) y consultando mi futuro en los posos de los cubitos de hielo, que si cómo puede gustarme pasar más horas en la barra de la taberna de abajo que jugando con mis hijos (claro que ellos a la misma hora estarían “jugando” con sus novias) y otras adulteces como ésas.

A mí me gustaría ser Charlie Sheen, prometo intentarlo en la otra vida, y ponerme ciego de alcohol, chatis y drogas. Y churros mañaneros, qué sería de mí sin churros mañaneros. Y montármelo sempiternamente asín, sin sentido de culpa ni de responsabilidad ni pensamientos a largo plazo. Mañana es demasiado tiempo, prefiero aquí y ahora. Que me traigan una ensalada de hachís, marihuana y éxtasis y una tortilla de viagra. Y que me pongan en fila a mi puerta a todas las que aspiren a trabajar en mi serie. Al carajo con la responsabilidad, joé. Un día es un día.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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