La derecha trasmite ébola

Al PP se le van ríos de votos y las esperanzas de Rajoy menguan en la misma proporción. Su inacción y su dontancredismo vacían de futuro las urnas del PP. Su falta de defensa de los postulados tradicionales de la derecha hace que sus votantes desfilen en busca de la salida. Si a todo ello unimos la corrupción sin fin que acecha a cargos diversos e importantes, así como a diversos lugares de la geografía, es fácil suponer cómo quienes deberían cubrir los puestos medios de las listas electorales están temblando.

España es un país curioso en el que el PP está permanentemente «centrándose» sin que por eso la izquierda deje de tacharle de extrema derecha. Demagogia aparte, hay que reconocer que en todos los países existen dos partidos de derecha (Sonriamos: uno más «centrado» que el otro) y en España esta carencia se ha demostrado una vez más en las pasadas elecciones andaluzas, donde Vox no ha conseguido llegar al Parlamento. En Francia, en cambio, Le Pen amenaza con remover las estructuras.

El PP ha abandonado las tradicionales posturas de la derecha. Las víctimas de ETA están permanentemente irritadas, por ahí se le ha ido un chorro de votos y de militantes en el País Vasco, lamentando el abandono al que se ven sometidas. La defensa del concepto de nación española, aún sin llegar a aquella simpleza del inútil de León, es también algo que Rajoy ha olvidado, abandonando el campo de batalla político y propagandístico en manos de los enemigos de… del Estado y dejando la batalla dialéctica frente a los nacionalistas catalanes en manos de asociaciones civiles, que tuvieron que asumir esa postura por la dejación del Estado.

Y en cuanto a la defensa de otros valores propios y tradicionales de las fuerzas conservadoras han sido también olvidados en pro de posturas más «dialogantes», más «centradas», más «modernas» y más «conformistas». En cualquier país de Europa, piensen en Polonia, Italia, Francia, hay movimientos contrarios al matrimonio gay, en defensa de valores religiosos o simplemente tradicionales. En España nadie asume esos valores, los ciudadanos, sometidos al agit-prop de los medios sociales y pillados entre creerse franquistas o modernos, abandonan sin pudor valores que en todas las sociedades modernas y actualizadas encuentran defensores.
Hace unos días el obispo Munilla publicaba un tuit en el que se quejaba del abandono de Occidente de los cristianos masacrados por el ISIS. Le respondí diciendo que si el asunto se enfocaba desde el punto de vista de las religiones Europa jamás movería un dedo. «¿Cristiano yo? Vade retro, Satanás.»

Sin embargo y al mismo tiempo esta derecha falaz no incorpora ningún elemento socializador, fortalecedor de las clases desfavorecidas o impulsor de las clases medias. Hemos estado viviendo la actualidad a base de desahucios, cierre de camas hospitalarias, recortes educativos, sin que al PP se le ablandara la conciencia. Hay españoles que sobreviven a base de las pensiones de los abuelos o de rebuscar en la basura, pasto,para el agit-prop de Pablo Iglesias y ayrgamboys venezolanos. No soy demagogo, lo he visto.

Los rajoyanos complejos del PP le están haciendo perder el futuro, pero nadie parece tomar el relevo de una derecha democrática que, salvo en España, existe en todo el mundo. La palabra «progresismo» ampara a mucho acomplejado que cree que ser de derechas es malo, contagioso, antidemocrático y tercermundista. A este paso trasmitirá también la gripe, el SIDA y tal vez el ébola.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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