Usted tiene la culpa de lo de Trump

Hay ocasiones en que la sociedad me desespera, hay algo en nuestra manera de sobrevivir que me enerva, que me solivianta. Normalmente esto suele durar muy pocos minutos y termina por instalarse en mí el conformismo dominante en el ambiente; vaya, que estoy hecho de la misma pasta que aquello a lo que voy a criticar. Otras veces mi malestar dura y resiste más que una nevada en la cumbre de Piedrasluengas. Es ahora, en estos días presentes, cuando más me desespero y rabio.

He llevado a cabo una encuesta entre los muchos millones de lectores de mi blog sobre el precio de la fuerza eléctrica, eso que comúnmente llamamos “la luz”. La pregunta era si el vigoroso e imparable ascenso de los precios en estos días crudos de invierno era algo casual o buscado intencionalmente. De los cientos y cientos de miles de respuestas habidas solo una decía que no había que darle tantas vueltas al tema y que todo era fruto de una inmensa y desagradable casualidad. Seguramente era la misma persona que en agosto pasado contestó que también era una casualidad la subida del precio de los carburantes durante los veranos, cuando millones de ciudadanos cogen su coche carretera y manta camino de nuestra Palencia, a visitar nuestros monumentos, nuestros paisajes y dejan millones y millones de dinero en nuestra veraniega provincia.

Me duele una España tan dada al conformismo, una España en la que el ciudadano sufre resignadamente estos ataques de caradurismo, una España que, fuera de la queja de barra de bar, nada hace, quizá porque nada puede, contra un sistema desvergonzado que la esquilma descaradamente. Nos han enseñado a quejarnos en voz baja, a protestar en la cocina de nuestra casa contra el gobierno, contra los diversos gobiernos que nos han conducido hasta esta situación vergonzosa, pero solo en la cocina y discretamente, sin que nos demos cuenta de que el gobierno, sea local, regional, nacional o trasnacional es consecuencia de nuestras decisiones o de nuestras indecisiones, pero en todo caso consecuencia de nuestros actos. Rectifico, rectifico… a los gobiernos trasnacionales, sea el de Bruselas o sea el de la famosa Trilateral, no lo escoge nunca el ciudadano.

Somos los ciudadanos los responsables de que los extremismos, los de Europa y el de España, crezcan y tengan posibilidades de gobernar, para nuestra desgracia. Todos estamos asombrados de que un individuo grosero, racista y machista –como poco- esté gobernando los EEUU y en buena parte nos gobierne también a nosotros, pero no parecemos conscientes de que estos personajes despreciables, que ascienden a base de prometernos el oro y el moro, (no, no me llamen racista por esto, no me sean simplistas) gobiernan o pueden llegar a gobernarnos por la inutilidad de los gobernantes anteriores… gobernantes escogidos siempre por el pueblo… hasta que los rechazan y escogen al más bruto de la clase.

Difícilmente va a cambiar la España casposa que tiene puestas sus miradas en personajes sanchopancescos como Belén Esteban, Kiko Rivera o Cristina Pedroche, todos ellos conocidos por su amplia contribución a la mejora social. Que media España, votante y pagante, no se nos olvide, votante y pagante (de impuestos o de abusivas tarifas eléctricas) tenga las niñas de los ojos clavadas en mindundis edulcorados explica sobradamente el tren de lamentos que surge de nuestra sociedad. Y si ustedes tienen alguna duda piensen cuántos millones de seguidores, espectadores, lectores… tiene cualquier futbolista de actualidad y compárelo con los seguidores, fans, amigos, llámenlo como quieran, que tiene por ejemplo Nicolás Castellanos. Y no, la elección no la he hecho a voleo, claro que no, es muy intencionada.

Y déjenme terminar recomendando encarecidamente no cabrearse porque Trump haya suprimido el castellano de la web de la Casa Blanca. Sí, es una ofensa y es sintomático, aunque dicen que la van a restablecer en poco tiempo. Pero en España tenemos webs de gobiernos regionales que tampoco tienen una versión en castellano y nadie ha protestado. Ningún gobierno ha alzado la voz jamás y no pasa nada, mientras haya liga de fútbol no pasará nada.

Hala, con Dios, señores, @pedrodehoyos se despide hasta la semana que viene, que nos habrán vuelto a subir la luz.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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