El país se reinventa sin electricidad ni internet

La radio de pilas resucita en el Gran Apagón: el transistor que unió a España

Durante el mayor apagón de la historia reciente, la vieja radio de pilas fue el único puente informativo para millones de españoles

El Gran Apagón fue el día de la radio y los transistores
El Gran Apagón fue el día de la radio y los transistores. PD

El lunes 28 de abril de 2025 quedará grabado en la memoria colectiva como el día en que España se sumió en un apagón total. De repente, ni electricidad, ni internet, ni teléfonos.

Solo un silencio eléctrico roto por el chisporroteo de las velas y, sobre todo, por el murmullo constante de las radios de pilas.

El “cero energético” —como lo bautizó algún técnico— convirtió al país más digitalizado del sur de Europa en una versión analógica de sí mismo. Y en ese escenario inesperado, la radio tradicional resurgió como el canal informativo por excelencia.

En cuestión de minutos, los supermercados y bazares vieron cómo desaparecían linternas, pilas, velas… y sobre todo radios portátiles. “Nunca he vendido tanto en décadas”, reconocía Luis, tendero en La Latina, mientras despachaba transistores y clientes hacían cola hasta dar la vuelta a la manzana.

En Madrid, Barcelona, Córdoba y otras ciudades, los corrillos espontáneos se formaban alrededor del vecino afortunado que había rescatado del cajón una vieja radio a pilas.

Era la única fuente constante de información fiable y directa para una sociedad acostumbrada al scroll infinito y la inmediatez digital.

El regreso del transistor: tecnología sin fecha de caducidad

Resulta irónico que, mientras todo lo “smart” quedaba inutilizado, los pequeños transistores —algunos con más años que muchos oyentes— se convirtieran en protagonistas indiscutibles. “En esta situación, lo más simple no falla”, explicaba un comerciante marroquí mientras entregaba radios a pilas a familias enteras. Y es que estos aparatos, con su dial analógico y funcionamiento a base de pilas AA o AAA, demostraron ser inmunes a la caída eléctrica y tecnológica.

La radio comercial y pública fue capaz de adaptar su programación sobre la marcha: boletines informativos cada pocos minutos, consejos prácticos para afrontar la emergencia e incluso mensajes tranquilizadores dirigidos a quienes sufrían ansiedad o pánico. Las emisoras líderes, como la SER, mantuvieron su compromiso con la información veraz y el servicio público esencial para más de 24 millones de oyentes diarios que se multiplicaron durante el apagón.

Mientras tanto, las redes sociales y aplicaciones móviles eran solo iconos inertes en pantallas negras. En los hoteles, los conserjes se mantenían pegados a sus radios portátiles para informar a los turistas; en los hospitales (con generadores propios), las radios servían como hilo conductor entre sanitarios y pacientes. Incluso los servicios de emergencia recomendaron expresamente: “sigan las instrucciones oficiales por radio”.

Curiosidades: datos locos de una España a pilas

  • En algunos bazares regentados por ciudadanos chinos se agotaron todas las radios portátiles… ¡en menos de una hora! Incluso se vendieron modelos antiguos o estropeados porque no quedaba ninguna otra opción.
  • La frase más repetida en los comercios fue “¿Tenéis radios?”, seguida muy de cerca por “¿Quedan pilas?”.
  • Muchos españoles redescubrieron que sus viejos transistores aún funcionaban tras décadas olvidados bajo polvo o guardados como recuerdos familiares.
  • Se dieron escenas insólitas: grupos de desconocidos arremolinados en plazas compartiendo auriculares o turnándose para escuchar las últimas noticias.
  • Algunos vecinos improvisaron altavoces caseros pegando vasos a la radio para amplificar el sonido y así informar a más personas simultáneamente.
  • En algunos barrios, hubo quien cambió latas de comida por pilas… o incluso ofreció una ronda en el bar a cambio de minutos escuchando la radio del camarero.
  • La búsqueda online del término “radio portátil FM” se disparó… aunque nadie pudiera ver los resultados hasta después del restablecimiento eléctrico.

¿Por qué sobrevivió la radio?

Hay algo profundamente democrático en el espacio radioeléctrico: no necesita cables ni grandes infraestructuras domésticas. La radio viaja libre por el aire; solo hace falta un transistor sencillo y energía básica. Mientras toda la tecnología digital —dependiente del suministro eléctrico y la conectividad global— caía ante el apagón, la radio demostró su robustez y vigencia.

No es casualidad que organismos oficiales incluyan radios portátiles en sus kits de emergencia. Son baratas (por menos de 20 euros hay modelos fiables), ligeras y pueden funcionar durante días con un solo juego de pilas. Además, resultan insustituibles cuando hay que difundir instrucciones urgentes o tranquilizar a una población ansiosa e incomunicada.

El país redescubre el valor del relato oral

Durante esas horas sin luz ni datos móviles —en pleno siglo XXI— España recuperó también una costumbre antigua: escuchar juntos. El transistor fue punto de encuentro social e intergeneracional; abuelos explicando a nietos cómo funcionaba ese aparato; vecinos narrando anécdotas sobre partidos escuchados “en la época” o recordando cómo era vivir sin pantallas omnipresentes.

En ese ambiente casi mágico (y lleno de incertidumbre), las emisoras supieron adaptar su tono: mensajes claros, pausados; consejos sobre alimentación y salud; desmentidos rápidos ante bulos que circulaban boca a boca; hasta recomendaciones sobre juegos sencillos para entretenerse sin electricidad.

Un futuro menos digital… ¿y más resiliente?

No está claro si este gran apagón fue causado por un ciberataque internacional, un incendio fortuito en Francia o fenómenos meteorológicos extremos. Lo cierto es que puso sobre la mesa nuestra vulnerabilidad tecnológica… y también nuestra capacidad para improvisar soluciones sencillas.

Quizá sea momento para que cada hogar recupere esa vieja radio guardada “por si acaso”. Porque nunca se sabe cuándo volveremos a necesitarla… Y porque hay cosas —como escuchar juntos alrededor del transistor— que ninguna pantalla podrá reemplazar.

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