LEGADO PERIODÍSTICO

Fallece a los 91 años Peter Arnett, el reportero intrépido que desafió las balas en Vietnam y Bagdad

Peter Arnett, ganador del Pulitzer por su cobertura de Vietnam, muere de cáncer de próstata en California rodeado de sus seres queridos. Su acento neozelandés narró las guerras desde la primera línea

Peter Arnett
Peter Arnett. PD

El ámbito del periodismo se viste de luto tras la muerte de Peter Arnett, el corresponsal neozelandés que, con su pluma y micrófono, documentó los horrores de las guerras modernas con una valentía admirable.

Este miércoles, a los 91 años, Arnett falleció en Newport Beach, California, tras luchar contra un cáncer de próstata que lo mantenía en cuidados paliativos desde el sábado anterior, según informó su hijo Andrew.

Este icono de la Associated Press y CNN dejó un legado imborrable con sus coberturas en primera línea que definieron el reportaje bélico, desde las densas junglas vietnamitas hasta los bombardeos en Bagdad.

En sus últimos momentos, rodeado del cariño de familiares y amigos en un hospital local, Arnett se despidió serenamente, después de décadas esquivando balas y censuras.

Su carrera, marcada por el prestigioso Pulitzer de Reportaje Internacional en 1966, no solo retrató conflictos bélicos, sino que también humanizó sus atrocidades, obligando al mundo a enfrentar realidades desgarradoras.

Sus colegas lo recuerdan como un «reportero decidido» que siempre priorizaba la verdad frente al riesgo personal; un hombre cuya tenacidad se convirtió en fuente de inspiración para generaciones enteras de periodistas.

Nacido el 21 de noviembre de 1934 en Rivervale, cerca de Palmerston North, Nueva Zelanda, Peter Arnett creció en un entorno modesto que formó su carácter indomable. A los 18 años dejó la escuela secundaria para dedicarse al periodismo, comenzando su carrera en el Daily Express neozelandés. Su ansia por contar historias pronto lo llevó más allá de sus fronteras: en 1962 llegó a Indonesia como corresponsal de la Associated Press (AP), donde cubrió la delicada situación financiera del país, lo que le costó su expulsión. Sin embargo, ese revés no lo detuvo; al contrario, lo impulsó hacia Vietnam, donde se encontraba el conflicto que marcaría su vida.

En Vietnam, Arnett se convirtió en sinónimo de coraje. Cubrió la Guerra desde 1962 hasta 1975, uniéndose a patrullas estadounidenses en misiones arriesgadas. Un episodio emblemático ocurrió en enero de 1966: mientras acompañaba a un batallón cazando francotiradores norvietnamitas, balas enemigas atravesaron el mapa que sostenía un coronel a escasos centímetros de su cara. «Se dejó caer al suelo justo a mis pies», relató años más tarde durante una charla con la American Library Association en 2013. Esa cobertura inquebrantable le valió el Premio Pulitzer, reconociéndolo como el reportero que mostraba las entrañas de la guerra sin filtros.

Su influencia trascendió más allá de Vietnam. En 1991, durante la primera Guerra del Golfo, decidió quedarse en Bagdad mientras caían los misiles estadounidenses. Desde su hotel y con comunicaciones limitadas, transmitió para CNN, donde había llegado diez años antes. «Hubo una explosión justo cerca de mí; quizás lo hayas oído», comentó con ese inconfundible acento neozelandés. «Están atacando el centro de la ciudad». Sus crónicas telefónicas marcaron un hito en el periodismo televisivo y llevaron el fragor del conflicto a millones de hogares.

Sin embargo, no todo fue sencillo para él. A lo largo de su carrera enfrentó controversias que pusieron a prueba su ética profesional. En 1999, renunció a CNN tras reportar sobre gas nervioso Sarín utilizado contra desertores estadounidenses en Laos durante 1970, historia que la cadena decidió retirar debido a supuestas inexactitudes. Cuatro años después, en 2003, fue despedido por NBC y National Geographic tras dar una entrevista a la televisión estatal iraquí durante la segunda Guerra del Golfo donde criticó abiertamente la estrategia militar estadounidense, calificada como «antiestadounidense». A pesar de estas controversias, su legado perduró: entrevistas exclusivas con figuras como Sadam Husein y Osama bin Laden evidenciaron su capacidad para acceder a personajes intocables.

Además, dejó una huella indeleble tanto en la literatura como en el ámbito académico. En 1995, publicó sus memorias tituladas «En directo desde el campo de batalla: De Vietnam a Bagdad, 35 años en las zonas de guerra del mundo,» una narración vibrante sobre tres décadas inmerso en conflictos bélicos. Hasta bien entrada su edad avanzada impartió clases en escuelas de periodismo, guiando a jóvenes reporteros sobre ética y riesgos asociados al oficio. Su hijo Andrew resaltó su dedicación familiar pese a las ausencias provocadas por su trabajo y colegas como los del AP lo recordaron como «el gran testigo de nuestro tiempo».

El periodismo bélico debe mucho a Arnett. Sus despachos no solo informaron; también moldearon opiniones públicas al cuestionar narrativas oficiales y exponer costos humanos reales. En Vietnam describió masacres y fracasos tácticos; durante el conflicto del Golfo mostró cómo era vivir bajo bombardeos urbanos. Este enfoque visceral influyó enormemente en generaciones posteriores recordándonos que un verdadero reportero es aquel que observa, siente y narra sin adornos superfluos. Si bien premios como el Pulitzer validaron su método periodístico, su mayor reconocimiento fue sin duda la confianza depositada por fuentes y lectores.

Hasta ahora no se han anunciado actos conmemorativos específicos para honrar su memoria; sin embargo, su familia ha solicitado privacidad durante este difícil momento. Universidades y asociaciones periodísticas ya están planeando tributos para rendir homenaje a un hombre cuya vida estuvo dedicada a buscar la verdad incluso ante los peores escenarios.

Residiendo gran parte de su vida adulta en Estados Unidos tras casarse y formar una familia allí, su formación fue esencialmente autodidacta: después dejar la secundaria aprendió el oficio trabajando en redacciones neozelandesas antes dar el salto internacionalmente. Algunos hitos clave incluyen:

  • 1962: Primer puesto con AP en Indonesia y Vietnam.
  • 1966: Premio Pulitzer por cobertura sobre Vietnam.
  • 1981: Se une a CNN.
  • 1991: Cobertura icónica del Golfo desde Bagdad.
  • 1995: Publicación de sus memorias.
  • 2003: Última gran controversia relacionada con Irak.

Sus obras reconocidas abarcan crónicas publicadas tanto en AP como CNN e incluyen sus memorias mencionadas anteriormente. Entre los reconocimientos destacan el prestigioso premio Pulitzer por Reportaje Internacional (1966) así como menciones honorables dentro del ámbito periodístico global. Su familia despide hoy a un padre devoto y pionero incansable liderados por Andrew.

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