Es Ignacio Escolar una cara omnipresente en las pantallas de la televisión española y siempre pontificando muy serio y repartiendo certificados de ‘buena conducta’.
De vago no s ele puede acusar, porque trabaja mucho y desde hace mucho tiempo, pero es evidente que lo hace más escorado a babor que el Titanic, la noche del 14 al 15 de abril de 1912, después de chocar contra el iceberg y estar a punto de irse a pique.
Escolar, que tiene ya 44 años, se hizo famoso con su blog Escolar.net y durante el mandato de Zapatero, se convirtió en director del diario Público, impulsado por el millonario comunista Jaume Roures.
Fue un periódico privilegiado por la publicidad institucional, recibiendo generosas subvenciones de la Generalidad catalana (entonces en manos del PSC).
El apoyo gubernamental era tan clave que sólo tres meses después de perder el PSOE las elecciones generales de 2011, Público tuvo que cancelar su edición impresa y desde entonces sólo tiene su web.
Unos meses más tarde, Escolar lanzó su actual web: Eldiario.es, con una línea ideológica similar a la de Público, pero con mucho mayor éxito económico, gracias en buena medida por las aportaciones que hacen a la ‘causa‘ decenas de miles de ‘progres‘ españoles.
No vamos a hacer aquí un repaso de las tropelías del online de Escolar, pero si queremos recordar que justo hace seis meses publicó una noticia con este título: «Los terraplanistas del coronavirus: la red para contarte “la verdad” está impulsada por conocidos difusores de bulos».
La noticia iba orientada a atacar y difamar a algunos periodistas e internautas, acusándoles de ser parte de una red cuyo fin es “intoxicar la crisis con desinformación y argumentario de la extrema derecha”.
Todo a propósito del coronavirus, asunto en el que Nacho Escolar, como se puede comprobar en este TitTok es un consumado experto:
@guillefernaLo que decía ##IgnacioEscolar sobre el ##Coronavirus ##COVID19 el 4 de ##Marzo ##2020 ##españatiktok ##españa?? ##españaviva ##vox_espana ##podemos ##psoe ##pp♬ sonido original – Guille Fer na
Si fueras uno de estos periodistas de la ‘Brunete Pedrete’, ¿no te daría vergüenza?
La respuesta es un monosílabo muy común: ¡NO!.
Distinto sería en el caso de un ciudadano cualquiera, de los que paga impuestos, no cobra por ir a las tertulias de televisión, ni recibe instrucciones desde La Moncloa.
Un español normal, no uno de esos pretenciosos que se lo llevan crudo, en empresas que deben una fortuna a Hacienda y lo innombrable a los bancos pero siguen pagando millones a sus estrellas y ahora, cuando las cosas se ponen duras, imploran al Gobierno socialcomunista que desvíe parte del dinero imprescindible para comprar mascarillas, respiradores y camas para los infectados por coronavirus, y se los destine a ellos, porque son ‘un servicio público’.
Tras haber escuchado pontificar a Escolar, dediquen un minuto a mirar con detenimiento el vídeo que sale abajo y fíjense en las caras de los protagonistas.
No son más que una pequeña parte del contingente de cretinos que integra la ‘Brunete Pedrete‘, pero observando sus gestos y lo que afirmaban petulantes hace pocas semanas, producen vergüenza ajena.
El presentador, otro en nómina, los presenta como ‘expertos’, lo que se las trae.
Y ellos, mientras corría el contador e iban sumando euros a sus cuentas bancarias por soltar pavadas, pontificaban sin tino.
Habrá quien apunte y con razón, que más delito tiene Pedro Sánchez o Carmen Calvo, por no citar a Pablo Iglesias, el ministro Illa, Grande-Marlaska y todos esos miembros del Gabinete de coalición PSOE-Podemos que irresponsablemente lanzaron a la calle a decenas de miles de personas en las manifestaciones feministas del 8M, cuando ya sabían a ciencia cierta que venía la pandemia.
Es verdad, pero lo del inepto Sánchez y sus compinches, se terminará ajustando en las urnas y en los juzgados.
Lo de estos tertulianos y muchos cómo ellos, no hay Dios que lo arregle.
Estos, que también estaban a sueldo en tiempos de Mariano Rajoy y con el PP en el poder, seguirán cobrando y en platós de televisión cuando vengan los próximos.
