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365 DÍAS DESDE QUE EL EXPODEMITA ABANDONÓ SU PARTIDO

El terrible año de Pablo Iglesias fuera de la política: aferrado al insulto para no caer

Desde que cambió de look ha dedicado su tiempo libre a diversas actividades para intentar mantener su "relevancia" a flote

Marta García González 04 May 2022 - 14:01 CET
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Hoy, 4 de mayo de 2022, se cumple un año desde que Pablo Iglesias dejó la política, hecho que podría hacer que fuese día festivo nacional.

Al poco tiempo, comenzó su nueva etapa de Pablo Iglesias 2.0 cortándose su coleta, lo más reconocible del expolítico. Lógicamente, este hito vino acompañado de grandes momentos en Twitter.

 

De mayor quiere ser presentador…

Junto con su cambió de look llegó su fase como «periodista» porque llamar periodista a alguien que no lo es, está mal, porque a nadie se le ocurriría llamar médico a alguien que simplemente es capaz de ponerse una tirita en el dedo si se corta.

Primero fue con el anuncio, en agosto de 2021, de que sería uno de los nuevos locutores de la radio del golpe en Cataluña, RAC 1. Hecho que el mismo aseguró que era porque tenía «muchas ganas de hacer cosas, de dialogar y de aprender«. Lo que al parecer no sabe, es que no se aprende dialogando con gente que piensa parecido a ti, eso simplemente retroalimenta tus pensamientos, no te hace cuestionar tus ideales.

Lo siguiente fue en septiembre de 2021 cuando comenzó a escribir una columna de opinión en el medio digital Contexto.

En relación con esto, hay que destacar que le otorgaron hace casi una década un premio de periodismo a «la libertad de expresión» y según justificó la propia institución que otorga el premio, la Universidad Nacional de La Plata, en Argentina, querían destacar su labor en «la ampliación de los espacios de participación ciudadana y su lucha por la profundización de la democracia en España«. Tan orgulloso de ello que lo tiene en su biografía de Twitter.

Es bastante paradójico porque ese mismo premio se lo otorgaron anteriormente a referentes de Iglesias que todos asociamos con «libertad», como Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Rafael Correa o Dilma Rousseff. Por lo tanto, el valor de ese premio podríamos decir que es bastante bajo, sería el equivalente a la medalla que te daban en el colegio simplemente por haber participado.

En ese mismo mes, también se incorporó al programa de Hora 25 de la cadena SER, como tertuliano cada lunes.

A más, desde hace tres meses el podemita nos deleita con su maravilloso podcast La Base. Su propio espacio en el canal de youtube del diario Público para poder predicar sus ideas y tratar de tener cierta relevancia, casi siempre, a través del insulto a peces más gordos del acuario.

Como escritor

También hay que destacar la publicación de su libro Verdades a la cara, en donde cuenta su vida privada y en la política de esos «años salvajes» tal y como él los describe. Ese libro que de verdades tendrán las que más le convengan o mejor le hagan quedar, porque a él las verdades no es que le gusten mucho, sobre todo si las verdades le dejan expuesto.

Pablo Iglesias en la firma de su libro ‘Verdades a la cara’

Las luchas mediáticas

Hay que destacar la reciente polémica con Yolanda Díaz, a quien el mismo designó como su sucesora para liderar Podemos, pero que, tal y como declaró en una entrevista con Gemma Nierga en su programa de TVE en Cataluña:

«No tengo claro que fuera lo correcto. Quizá lo que tendría que haber hecho es dejar en manos de los partidos para que organizaran unas primarias. Eso hubiera sido mucho más previsible y, seguramente, mucho más democrático.»

Lo último es la guerra de insultos entre el publicista, Risto Mejide, y el excoletas. En donde Iglesias insinúa que el publicista se droga y éste le contesta con adjetivos como «idiota», «friki» o «mierda de perro». Pero aunque parezca que no, es algo que les interesa mantener a ambos. Gracias a esto, Iglesias consigue promocionar su podcast cutre.

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