CRECE LA OLA AUTONÓMICA EN LA REGIÓN LEONESA

El leonesismo pisa el acelerador: ya son 70 los ayuntamientos que reclaman separarse de Castilla y convertirse en Comunidad Autónoma

El auge de mociones por la autonomía leonesa suma casi 70 municipios, con Fabero a la cabeza en El Bierzo y un mapa político que se recalienta

El Lexit y plan de hacer León Comunidad Autónoma
El Lexit y plan de hacer León Comunidad Autónoma. PD

En pleno agosto, cuando el calor aprieta más que la paciencia de algunos políticos, el leonesismo ha encontrado un inusitado brío.

Casi 70 ayuntamientos han aprobado ya mociones para separarse de Castilla y reclamar una autonomía propia para la Región Leonesa.

Y no hablamos solo de pueblos diminutos: la tendencia se consolida incluso en municipios con cierto peso demográfico y relevancia simbólica.

El último en sumarse ha sido Fabero, un histórico enclave minero del Bierzo que, con más de 4.000 habitantes, se convierte en el municipio berciano más poblado en dar este paso.

Lo ha hecho con seis votos a favor —cinco de Independientes por Fabero y uno de Izquierda Unida—, frente a un voto en contra (PP) y cuatro abstenciones (PSOE), dejando claro que aquí nadie se aburre ni siquiera en plenos veraniegos.

La lista sigue creciendo: Torre del Bierzo y Toral de los Vados abrieron camino en El Bierzo, mientras otros sesenta municipios de León, dos de Zamora y tres de Salamanca han aprobado mociones similares.

El goteo es constante y parece destinado a marcar tendencia este verano más allá de las piscinas municipales.

¿Por qué ahora? Claves del auge leonesista

Varias razones explican este fenómeno:

  • Desgaste institucional: Muchos ayuntamientos argumentan que la actual comunidad autónoma no responde a las necesidades específicas de León, Zamora y Salamanca.
  • Declive demográfico y económico: El Bierzo y buena parte de la provincia leonesa sufren una sangría poblacional y envejecimiento acentuados, lo que nutre el discurso de abandono institucional.
  • Identidad histórica: El sentimiento de pertenencia a una región diferenciada —la vieja Región Leonesa— se utiliza como motor para exigir mayor autogobierno.
  • Polarización política: La aprobación o rechazo de estas mociones suele alinearse con los intereses partidistas locales, pero también evidencia fisuras dentro del PSOE leonés y una postura abiertamente contraria del PP.

El caso de Fabero es ilustrativo: mientras Independientes por Fabero e Izquierda Unida impulsan el leonesismo, el PP defiende la continuidad dentro de Castilla y León y el PSOE opta por una ambigüedad calculada (absteniéndose en Fabero pese a haber apoyado otras mociones similares en la Diputación). Si hay algo claro es que aquí la coherencia política es tan escasa como los chubascos estivales.

El papel del Bierzo: ¿bisagra o motor?

El Bierzo se está convirtiendo en una pieza clave. Su situación periférica dentro de León y su peculiaridad histórica hacen que muchos bercianos vean en una autonomía leonesa una oportunidad para ganar peso frente al centralismo autonómico. Según recalcan portavoces leonesistas, “el Bierzo tendría una posición más fuerte dentro de esa autonomía leonesa que en la actual”, denunciando el “declive” sufrido desde la constitución de Castilla y León.

No faltan voces críticas que recuerdan cómo las mociones tienen un valor fundamentalmente simbólico. Para cualquier cambio efectivo sería necesario un complicado encaje jurídico: mayoría cualificada en las Cortes autonómicas —donde el PP mantiene el control desde 1983— y posteriormente apoyo a nivel nacional. Como quien dice: fácil no va a ser.

De las mociones al asfalto: señales bilingües y presión social

El movimiento leonesista no se conforma con debates plenarios. Ha pasado a la acción con propuestas llamativas, como la reciente iniciativa para instalar señales bilingües (“LEÓN/LLIÓN”) en las entradas a la ciudad y carreteras autonómicas, diferenciando así visualmente la Región Leonesa respecto a Castilla La Vieja. La Unión del Pueblo Leonés (UPL) impulsa estas medidas junto a asociaciones como Conceyu, buscando visibilizar su identidad hasta en los trayectos más anodinos al volante.

La presión social acompaña al pulso institucional: manifestaciones multitudinarias han tomado las calles de León durante los últimos meses para exigir autonomía propia, mientras colectivos leonesistas boicotean celebraciones como la fiesta de Villalar —Día de Castilla y León— por considerarla ajena a su historia e identidad. La polarización es cada vez mayor: mientras algunos ven oportunismo electoral o nostalgia trasnochada, otros consideran que ha llegado el momento de ajustar cuentas con el mapa autonómico.

El PSOE leonés: entre dos aguas

Si hay un partido especialmente incómodo con este asunto es el PSOE leonés. Su alcalde en León capital, José Antonio Diez, es uno de los grandes abanderados del leonesismo e insiste en que “los leoneses nunca quisimos formar parte de Castilla”. Sin embargo, ni Ferraz ni los barones regionales parecen dispuestos a abrir ese melón oficialmente. Así, mientras unos socialistas apoyan mociones segregacionistas allá donde les conviene, otros optan por diluirse entre abstenciones o rechazos discretos según sople el viento político local.

El PP, por su parte, mantiene férreamente su negativa a cualquier reforma territorial que implique segregar León del resto de Castilla y León. Vox rechaza tanto la autonomía leonesa como festividades comunes; Ciudadanos hace tiempo que dejó de pintar algo relevante en esta batalla.

¿Y ahora qué? Posibles escenarios futuros

Aunque las mociones sean sobre todo simbólicas —y su ejecución legal altamente improbable a corto plazo— no cabe duda de que han reactivado un debate territorial dormido desde hace décadas:

  1. Más presión social: Se prevé un otoño caliente con nuevas manifestaciones y actos reivindicativos.
  2. Efecto contagio: Otros municipios podrían sumarse si perciben rédito político o social.
  3. Polarización creciente: La crispación entre defensores del statu quo autonómico y partidarios del “León solo” irá in crescendo.
  4. Debate nacional: Si el asunto escala lo suficiente podría llegar al Congreso —donde sería recibido con escepticismo pero generaría titulares jugosos—.

En todo caso, nadie parece tener prisa por enfriar una cuestión cuya temperatura política sube casi tanto como la del mercurio estos días.

  • La Región Leonesa fue oficialmente reconocida como “histórica” durante la II República… aunque eso no llegó muy lejos.
  • En 1983 se creó Castilla y León pese al rechazo expreso del entonces alcalde leonés.
  • Algunos ayuntamientos han llegado a declarar festivos días emblemáticos leonesistas para desmarcarse aún más del calendario oficial autonómico.
  • La señalización bilingüe propuesta incluye “LEÓN/LLIÓN”, recuperando así formas tradicionales del leonés.
  • En Zamora capital o Salamanca ciudad las mociones no han prosperado… todavía.

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