España, ¿Nación de cobardes, miedosos y estúpidos que caminan hacia el matadero sin mostrar ningún tipo de rebeldía?
España es el único país del mundo con un sistema político pensado, diseñado, para que aquellos que quieran destruirlo dispongan de los instrumentos institucionales, culturales, financieros, del sistema de enseñanza pública, y de los medios creadores de opinión y manipulación de masas para hacerlo con total comodidad; se llama «estado de las autonomías».
Quien haya presenciado la muerte de un animal a degüello, sabe que el único que no protesta, no se rebela ni patalea mientras le cortan la garganta es el cordero. La metáfora del cordero es aplicable a la sociedad española actual: más estúpidos que cualquier animal, más corderos que los corderos, quienes votan en las diversas elecciones a las que son periódicamente convocados, designan a su matarife, sin percatarse del grado de estupidez al que se ha llegado.
Santo Tomás de Aquino afirma que no sólo hay infinitos tontos, «stultorum infinitus est numerus», sino que los hay de distintos grados: unos más ligeros; otros, más graves; y añade que hay tonterías inocentes y otras que constituyen grave pecado. La tontería lleva aparejado el embotamiento del corazón y hace obtusa la inteligencia. El sabio (sapiens) discierne y saborea la realidad; el estulto, en cambio, es incapaz de relacionar medios y fines. La máxima expresión de la estupidez se encuentra, metafóricamente, en la oveja: «cuando los corderos van al matadero ninguno dice nada, ninguno protesta, ninguno espera nada».
En una sociedad donde predomina la estupidez, también existe el miedo, y sobre todo cuando los gobernantes son estúpidos, mediocres y malvados. Esto conduce a que los ciudadanos se retraigan, no expresen ideas y eviten esfuerzos extra, perpetuando la mediocridad inoperante activa y sus terribles consecuencias. Las reformas interminables, el caos institucional, la transitoriedad constante y la permisividad con el crimen y la corrupción son síntomas claros de un fracaso colectivo de la inteligencia.
La estupidez y la mediocridad: análisis filosófico y psicológico
La estulticia implica no solo ignorancia, sino incapacidad para entender las consecuencias de los propios actos. La diferencia entre la mediocridad inoperante pasiva y la activa radica en que esta última no se limita a la ineficacia: actúa, pero destruye, desorganiza y perpetúa el fracaso, multiplicando el daño social y económico.
Robert I. Sutton, en Estúpidos no, gracias, propone métodos para identificar a individuos destructivos en la oficina y cuantificar su impacto económico mediante el Coste Total de los Estúpidos (CTE). Esta mediocridad inoperante activa es una característica fundamental de la acción de quienes gobiernan sin sentido, aplicando políticas que perjudican a la sociedad mientras aparentan progreso.
Ayn Rand, en contraste con John Rawls, sostiene que los humanos son potencialmente racionales: podemos elegir usar nuestro intelecto o renunciar a él. En una sociedad de estulticia predominante, el miedo y la envidia se convierten en fuerzas que impiden el desarrollo de la razón, y el talento se reprime o castiga sistemáticamente.
Envidia, resentimiento y fracaso del colectivismo
La envidia es un motor fundamental de la mediocridad inoperante activa y del socialismo como ideología destructiva. Cervantes proclamaba: “¡Oh, envidia raíz de infinitos males, carcoma de las virtudes!”. J. Rawls defiende que los mejor dotados por la naturaleza deben compensar a los menos favorecidos; Ayn Rand replica que esto es un ataque directo al talento humano y un encubrimiento de la envidia estructural de los mediocres.
La envidia paraliza, aísla y destruye la excelencia.
Los socialismos y colectivismos, en sus diversas formas, han convertido la revancha y el resentimiento en justificación moral, predicando que los ricos son culpables de los males de los demás. Como muestra histórica, tras la Revolução dos Cravos (1974), Otelo Saravia de Carvalho visitó a Olof Palme,…. y le dijo, muy orgulloso él que uno de los objetivos de la nueva Portugal era “acabar con los ricos”; Olof Palme le respondió que, por el contrario, el gobiero suerco pretendía “acabar con los pobres”. La afirmación del uno y del otro evidencian dos enfoques diametralmente opuestos: uno basado en la destrucción del talento y otro en la promoción del bien común mediante la justicia social efectiva.
El vocablo «envidia» proviene del latín invidere, mirar con malos ojos a alguien. Esta pasión tóxica genera odio, violencia y resentimiento, como observa Averroes: ignorancia produce miedo, miedo lleva al odio y el odio a la violencia. Ludwig von Mises explica que el resentimiento impulsa a los individuos a aceptar desventajas personales para perjudicar al objeto de su odio, incluso cuando saben que su propia situación sería mejor bajo el sistema actual.
La mediocridad inoperante activa y la psicopatía de los malvados inteligentes
El malvado posee un cierto grado de psicopatía y sociopatía. Sabe perfectamente qué es correcto y qué no lo es, pero carece de la inteligencia suficiente para comprender que el mayor beneficio propio puede obtenerse sin perjudicar a otros. Esta mediocridad activa destruye estructuras sociales, económicas y políticas, amplificando la injusticia y el fracaso colectivo.
Pedro Sánchez y sus secuaces, al emprender acciones basadas en la impunidad, encarnan este tipo de mediocridad activa: desprotegen los derechos de los ciudadanos en general, de quienes son violentados, sea cual sea el grado y el contexto, promueven la corrupción y debilitan la nación, mientras mantienen la apariencia de legitimidad democrática.
España: corderos, caos y destrucción institucional
España, víctima del estado de las autonomías y de un consenso socialdemócrata que premia la mediocridad, se aproxima cada vez más al estado fallido. No existe país medianamente sensato que promueva debates constantes sobre la jefatura del Estado, la organización territorial o la política exterior. La transitoriedad perpetua genera desánimo, inhibe la acción ciudadana y consolida la mediocridad activa.
Una democracia fuerte, una sociedad decente protege la libertad individual, castiga a los malvados y evita que la corrupción sea pagada por los ciudadanos. La mediocridad inoperante activa y la estupidez colectiva han convertido a España en un laboratorio de desastre social, moral y político.
Virtud, admiración y superación personal frente a la mediocridad
La admiración, y no la envidia, es la fuerza que impulsa al individuo a desarrollarse. Fernando Savater defiende la envidia como virtud democrática; este ensayo sostiene lo contrario: la envidia destruye, paraliza y genera resentimiento. Solo la admiración, la educación, el esfuerzo y la racionalidad permiten superar la mediocridad inoperante activa presente por doquier y construir sociedades más libres, prósperas y productivas.
La lección de Sócrates sobre los tres filtros —verdad, bondad y necesidad— demuestra que el autocontrol y la reflexión racional son esenciales para frenar la propagación de la envidia y la estupidez social.
Conclusión: una llamada a la resistencia
El precio de la libertad es la eterna vigilancia, como decía Thomas Jefferson. No basta con ocuparse de los asuntos personales; es imprescindible actuar, resistir, enfrentarse a la mediocridad activa, al socialismo enmascarado y a la estupidez colectiva. Debemos fomentar la racionalidad, la virtud, la admiración por el talento y el esfuerzo propio y ajeno. España solo podrá evitar convertirse en un país de corderos si reconoce la mediocridad activa, la envidia, la estupidez y el malvado inteligente como enemigos internos, y actúa para neutralizarlos.
Este Manual de Resistencia frente al consenso socialdemócrata y otros fracasos de la inteligencia es, así, una llamada urgente a la acción: identificar, comprender y superar los males que nos impiden ser individuos libres y una sociedad libre, capaces de saborear la realidad, ejercer la razón y proteger nuestros derechos.
Bibliografía comentada
- Sutton, Robert I. Estúpidos no, gracias: Técnicas para aplicar la regla «No se admiten estúpidos» en la oficina. Estrategias prácticas para identificar y limitar el impacto de individuos destructivos.
- Rand, Ayn. La virtud del egoísmo. Defensa de la racionalidad y del talento individual frente a la envidia y el colectivismo.
- Rawls, John. Teoría de la justicia. Exposición de la justicia distributiva basada en compensación a los menos favorecidos.
- Barraycoa, Xavier. Suicidio demográfico. Reflexión sobre la escasez de recambio generacional.
- Marina, José Antonio. Fracaso de la inteligencia. Análisis de la propagación de ideas estúpidas en la sociedad.
- Cipolla, Carlo M. Las leyes fundamentales de la estupidez humana. Clasificación y consecuencias sociales de la estupidez.
- Costa, Joaquín. Oligarquía y caciquismo. Propuesta de cirugía de hierro y regeneración de la sociedad española.
- Mises, Ludwig von. Liberalismo. Reflexión sobre el resentimiento y la envidia en la sociedad.
- Jefferson, Thomas. Cartas y escritos. Principios de libertad y vigilancia ciudadana.
- Averroes. Reflexiones sobre la ignorancia, el miedo y la violencia.
- Savater, Fernando. Análisis contemporáneo de la envidia y su interpretación como virtud democrática.
