No todos los días un futbolista profesional deja de lado el habitual discurso neutro para adentrarse en arenas movedizas como la inmigración ilegal en España. Omar El Hilali, lateral derecho del Español, nacido en Hospitalet y de padres marroquíes, lo ha hecho con la naturalidad del que sabe de lo que habla. Sus palabras, pronunciadas en una entrevista televisiva, han sacudido tanto al vestuario como al debate político, y han puesto sobre la mesa una visión poco habitual en el fútbol de élite.
El Hilali, con apenas 21 años y más de 3.000 minutos jugados la pasada temporada, no titubea: «La mayoría de gente extranjera, ya sea de Marruecos, de Rumanía o de donde sea, viene a trabajar. Pero hay una minoría que no viene a buscarse el pan de cada día. Esa gente mancha la imagen de los que sí venimos a trabajar. Creo que sería muy sencillo: aquellas personas que no vienen a trabajar hay que devolverlas al país del que vengan, sea cual sea».
Estas declaraciones, de una contundencia poco habitual, no sólo han hecho ruido en los despachos del club catalán, sino que también han encontrado eco en la arena política y mediática, donde la inmigración irregular sigue siendo uno de los temas más calientes y divisivos del momento.
Antecedentes personales y sociales
El contexto personal de Omar El Hilali da peso a su argumento. Hijo de inmigrantes marroquíes, criado en el barrio de Santa Eulàlia de Hospitalet, ha vivido en primera persona los prejuicios sociales que afectan a muchos jóvenes de origen extranjero. Relata, por ejemplo, cómo su madre fue acusada injustamente de robo en una tienda, una situación que se resolvió cuando el propio futbolista intervino: “Cuando vieron que era mi madre, la cosa cambió y le pidieron perdón”.
No es el primer episodio incómodo que menciona. El propio jugador reconoce sentir miradas de desconfianza en el día a día: “La gente que no sabe que soy futbolista me mira como si hubiera cometido 40 delitos. Y eso nos perjudica a todos”. El Hilali lo vincula directamente al comportamiento de esa minoría que, en su opinión, “no viene a aprovechar las oportunidades que ofrece España”.
El peso de la inmigración en la política española
Las palabras de El Hilali llegan en un momento en el que la inmigración ilegal es uno de los temas centrales del debate político en España. Con episodios recientes en ciudades como Torre Pacheco, el fenómeno migratorio —en especial el vinculado a la delincuencia— ha reavivado las discusiones sobre repatriación, integración y convivencia.
El futbolista del Español, lejos de criminalizar al colectivo inmigrante, hace una distinción clara: la mayoría, insiste, viene a trabajar y a buscarse la vida dignamente. Pero también denuncia que “unos pocos manchan la imagen de todos los demás” y que “no queda otra opción que devolverlos de donde han venido” si no aprovechan las oportunidades. Su postura, directa y sin rodeos, rompe con la tibieza que a menudo caracteriza a los discursos de personajes públicos y conecta con una parte de la opinión pública cansada de eufemismos.
Identidad, fútbol y sociedad
La historia de Omar El Hilali es la de miles de jóvenes españoles de segunda generación: nacido aquí, educado aquí, pero con raíces profundas en Marruecos. De hecho, a nivel de selecciones, optó por representar a Marruecos, aunque no reniega de lo que España le ha dado: “España me lo ha dado todo, pero los orígenes de mis padres hicieron que decidiera jugar con Marruecos. Y ellos están muy orgullosos”.
El lateral perico, que ya ha sido internacional absoluto con Marruecos, se ha erigido así en portavoz de una generación que exige integración real y mano dura contra quienes, según él, no cumplen las reglas del juego. Una postura que ha generado debate tanto en los medios como en la política, y que ha puesto en evidencia la brecha existente entre el discurso oficial y la percepción de la calle.
