COHESIÓN Y CRECIMIENTO

Los inmigrantes que de verdad interesan a España son los hispanoamericanos y por muchas razones

El auge de los latinoamericanos sostiene el empleo y el consumo, reduce barreras de integración y muestra mejores resultados fiscales frente a otros flujos migratorios

Los inmigrantes que de verdad interesan a España son los hispanoamericanos y por muchas razones

Rompe el tabú y se atreve a decirlo en voz alta el siempre brillante Martín Varsavsky.

La columna aparece este 11 de agosto de 2025 en The Objective.

Valiente porque llega al rebufo de la decisión de VOX y PP, de vetar las clebraciones masivas musulmanas en el Pabellón de Deportes de Jumilla, reservándolo para eventos deportivos y cuando todavía no se ha aplacado ni la trifulca de Torre Pacheco o el espanto violador en Alcala de Henares.

Paero los datos son claros: según la Fundación BBVA, el 85% de los hispanoamericanos se sienten plenamente integrados en cinco años frente a un 60% de los africanos.

No es superioridad ni inferioridad: es compatibilidad.

La discusión sobre qué inmigración es más útil para España ha ganado tracción en los últimos meses.

Con una población que envejece y necesita trabajadores, la llegada de latinoamericanos encaja por idioma, valores y redes familiares.

La evidencia demográfica reciente es clara: los flujos desde Colombia, Venezuela, Perú, Argentina, Ecuador, Honduras o República Dominicana lideran el crecimiento de residentes extranjeros, y su integración avanza más rápido por el activo del español y la cercanía cultural.

En Madrid, los nacidos en América hispanohablante ya superan el millón, uno de cada siete habitantes, y representan el 62% de los inmigrantes de la región, un cambio que también se nota en Cataluña y la Comunitat Valenciana. Esta afinidad rebaja costes de integración, acelera la productividad y multiplica el impacto económico.

Hay otra clave que conviene no perder: España gana población y músculo laboral gracias a la inmigración. A 1 de enero de 2025, 6,85 millones de residentes tenían nacionalidad extranjera (14% del total), y 9,38 millones habían nacido fuera (19,1%).

El INE proyecta que España sumará más de cuatro millones de habitantes en 15 años si se mantienen las tendencias actuales, con el 26% de mayores de 65 en 2037; sin migración, la ecuación fiscal sería más dura. En ese contexto, el aporte latino es doble: rejuvenece la pirámide y mejora las tasas de empleo por la compatibilidad lingüística y la movilidad sectorial.

Quiénes llegan y cuántos: el mapa reciente

  • Los mayores aumentos de población extranjera en 2025 proceden de: Colombia (+43.400), Venezuela (+30.500), Marruecos (+27.700), Perú (+18.800), Italia (+8.900), Honduras (+7.300), Argentina (+7.300), Ecuador (+6.800) y Ucrania (+6.400).
  • En la Comunidad de Madrid, los nacidos en Hispanoamérica son más de 1.038.000 y constituyen el 62% de los inmigrantes, con fuerte presencia también en Cataluña (43% de inmigrantes de origen latino) y Valencia (37%).
  • La segunda ola latinoamericana desde 2017 incorpora perfiles variados: profesionales cualificados, estudiantes (matrículas universitarias latinoamericanas al alza) y familias, además de inversión patrimonial en barrios como el distrito de Salamanca.

Estas cifras encajan con lo que vemos a pie de calle: mayor ocupación en sectores de servicios, salud, cuidados, logística o restauración, y una inserción lingüística inmediata que reduce fricciones en colegios, empresas y administración.

Lengua y costes de integración: la variable que cambia la ecuación

España gasta recursos públicos en programas de acogida para no hispanohablantes. La ventaja comparativa de los latinoamericanos es clara: llegan “con las herramientas ya en la mano”, especialmente el idioma, lo que recorta tiempos de integración laboral y educativa. Ese diferencial es relevante cuando el sistema necesita incorporar contribuyentes cuanto antes para sostener pensiones y servicios en una sociedad envejecida.

  • La afinidad cultural y lingüística explica por qué Madrid concentra ya a uno de cada siete nacidos en Hispanoamérica y por qué el fenómeno seguirá creciendo, según demógrafos citados por la prensa local.
  • A nivel nacional, el peso latino impulsa que el saldo migratorio permita ganar población neta hasta 2040, según las proyecciones del INE; sin dicha aportación, la tasa de dependencia subiría aún más rápido.

El debate europeo: resultados dispares y lecciones de política pública

Europa ofrece ejemplos útiles para España. En el norte, varios países han evaluado durante años el balance fiscal de distintos colectivos y su impacto en cohesión social.

  • Dinamarca ha publicado análisis oficiales sobre el coste neto de la inmigración por países y regiones de origen, que alimentan un debate exigente en materia de requisitos de acceso y políticas de empleo. La línea general: establecer criterios de atracción de talento y refuerzo del aprendizaje lingüístico como condición para evitar cronificar prestaciones y paro de larga duración. Estas conclusiones han guiado ajustes legales y presupuestarios en la última década en un país conocido por medir con precisión el gasto social y los ingresos fiscales derivados de cada grupo de inmigrantes. (Síntesis basada en la trayectoria de evaluación danesa en materia fiscal y de integración).
  • Las grandes capitales, de París a Bruselas, han afrontado tensiones de convivencia en barrios con fuerte segregación y tasas altas de desempleo juvenil entre segundas generaciones, lo que ha forzado planes de vivienda, seguridad y empleo específicos. La lección es que la integración no se resuelve solo con transferencias; necesita mezcla urbana y trayectorias educativas sólidas a partir del idioma. (Síntesis comparativa de políticas urbanas europeas).
  • El giro de Suecia tras años de entradas elevadas y dispersión de estándares municipales es otro aviso: el país ha endurecido requisitos, ha reforzado la coordinación estatal y ha reconocido déficits en aprendizaje de la lengua y acceso al empleo, porque sin ello la brecha en renta y seguridad se amplía. (Lectura de la experiencia sueca de los últimos años).

Estas referencias europeas no apuntan a cerrar puertas, sino a priorizar lo que funciona: idioma rápido, empleo temprano, valoración de títulos y movilidad residencial. En España, la inmigración hispanoamericana parte con ventaja en todos esos frentes por la lengua y la proximidad cultural.

Varsavsky y la agenda pública: seguridad, integración y evidencia

El empresario Martín Varsavsky ha puesto el foco en el vínculo entre inmigración, seguridad e integración tras su experiencia en la final de la Champions en París, donde denunció agresiones en los alrededores de Saint-Denis. Su relato ilustra que la convivencia se resiente cuando fallan la policía, el control de multitudes y la inserción cívica; no es un problema de pasaporte, sino de normas y cumplimiento. En España, ordenar la conversación pública exige distinguir entre flujos, resultados y políticas, y medir impactos con datos comparables.

  • El aumento de residentes de origen marroquí les mantiene como el colectivo más numeroso; Colombia ocupa el segundo lugar por país de nacimiento entre extranjeros en 2024, según recuentos estadísticos.
  • La capital española evidencia la potencia de la afinidad cultural en tasas de ocupación y emprendimiento latino, además del tirón universitario y de consumo, con efectos visibles en barrios y comercio.

Claves económicas: empleo, consumo y sostenibilidad fiscal

La inmigración hispanoamericana es “rentable” en un sentido operativo: llega con capital humano utilizable desde el día uno, reduce barreras institucionales y se inserta en sectores con vacantes. Eso acelera la contribución fiscal neta y amortigua los costes públicos de acogida que sí resultan más altos cuando hay que enseñar el idioma desde cero, traducir titulaciones y sostener programas específicos más prolongados.

  • España sumará más de cuatro millones de habitantes en 15 años si se mantienen las tendencias migratorias; la presión demográfica del envejecimiento (26% mayores de 65 en 2037) hace imprescindible ampliar la base de cotizantes.
  • Los flujos latinoamericanos, por idioma, muestran tiempos de integración laboral más cortos en ciudades como Madrid, según la evolución del padrón y la composición sectorial descrita en prensa y datos locales.

Qué priorizar ahora: política migratoria realista y pro-crecimiento

  • Reconocimiento exprés de títulos y competencias para perfiles sanitarios, tecnológicos y oficios cualificados.
  • Itinerarios laborales rápidos con formación corta en sectores con déficit (cuidados, hostelería, logística, construcción verde).
  • Incentivos a la movilidad residencial para evitar guetos, con mezcla en vivienda asequible.
  • Refuerzo de evaluación de impacto: empleo al año, renta, uso de servicios públicos y contribución fiscal, desagregado por origen y cohorte.
  • Para no hispanohablantes: inversión en idioma orientado al empleo y estándares comunes en toda España para evitar duplicidades de gasto.

La economía española no puede elegir el pasado demográfico. Sí puede decidir qué flujos prioriza y cómo acelera su aportación. Hoy, los hispanoamericanos sostienen el crecimiento poblacional, empujan el empleo y encajan en la cultura común. La evidencia demográfica y urbana de Madrid, Cataluña y Valencia lo confirma; las proyecciones del INE lo hacen aún más evidente para la próxima década. En un momento en que Europa revisa sus políticas tras los reveses de Suecia o las tensiones en París y Bruselas, España tiene una ventaja competitiva poco frecuente: comparte idioma con una región entera que quiere venir, trabajar y construir su futuro aquí. Conviene aprovecharla con reglas claras, datos en la mano y una integración que empiece, de verdad, por el lenguaje.

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