Revolución silenciosa en el mercado laboral juvenil

La Generación Z española no quiere trabajar: casi la mitad abandona su primer empleo antes de un año

Un 41% de los jóvenes de entre 18 y 28 años deja su empleo antes del primer año y son los más despedidos del país

Generación Z
Generación Z. PD

En las oficinas y comercios de Madrid, Barcelona o Valencia, los responsables de recursos humanos observan un fenómeno imparable: los jóvenes de la Generación Z —nacidos entre 1997 y 2007— apenas aguantan un año en sus primeros empleos.

A día de hoy, 10 de septiembre de 2025, el dato es contundente: el 41% abandona su puesto antes de cumplir doce meses, lo que rompe con décadas de cultura laboral basada en la estabilidad y permanencia.

Esta tendencia, lejos de ser anecdótica, está redefiniendo las relaciones laborales en España.

Los jóvenes no solo se marchan voluntariamente; también son, según los últimos informes, el grupo que más despidos acumula. Este doble movimiento —renuncias y ceses— refleja un choque profundo entre las expectativas vitales de los nuevos trabajadores y la realidad del mercado laboral nacional.

Lo cierto es que esta revolución silenciosa parece tener poco retorno. Las nuevas generaciones demandan un contrato social distinto: menos permanencia pero más sentido; menos jerarquía pero mayor reconocimiento. El reto para España será transformar sus políticas laborales para retener talento joven e impedir una fuga masiva hacia otros países más dinámicos o innovadores.

En este escenario en constante evolución, comprender las motivaciones profundas tras cada renuncia o despido será clave para diseñar un mercado laboral más justo, resiliente y atractivo para quienes ya están cambiando las reglas del juego.

Motivos para irse: salario bajo, poca flexibilidad y desencuentro de valores

¿Por qué esta huida masiva? Las respuestas se repiten en todos los estudios recientes:

  • Salario insuficiente: La remuneración media para menores de 29 años es un 34% más baja que la del conjunto nacional. Muchos encadenan contratos temporales o a tiempo parcial, lo que dificulta cualquier proyecto vital estable.
  • Falta de flexibilidad: La pandemia consolidó el teletrabajo, pero muchas empresas han dado marcha atrás. La rigidez horaria y la escasa adaptación a nuevas formas de organización chocan con las prioridades de esta generación.
  • Valores desalineados: La Generación Z prioriza entornos laborales inclusivos, sostenibles y con propósito social. Si perciben incoherencias o falta de ética corporativa, optan por buscar alternativas.

Esta combinación de factores no solo alimenta la rotación interna, sino que empuja a un número creciente de jóvenes a emigrar. Según datos recientes, casi el 20% ya está en proceso de buscar trabajo fuera del país, motivados por mejores condiciones económicas y oportunidades profesionales.

Despidos y precariedad: una generación expuesta

Aunque parte del fenómeno responde a decisiones voluntarias, la otra cara es más amarga. Los jóvenes Z son también los más despedidos. El mercado interpreta su movilidad como falta de compromiso o “inestabilidad”, algo que penaliza especialmente en sectores tradicionales.

  • El 25,5% de los menores de 25 años está desempleado en España, una cifra que dobla la media europea y apenas ha mejorado en el último año.
  • Un 25% trabaja con contratos a tiempo parcial y la tasa de temporalidad juvenil es el doble que la general (34,4% frente a 15,9%).
  • La base salarial sobre la que cotizan es tan baja que ni siquiera a los 34 años han alcanzado niveles similares a generaciones anteriores cuando tenían diez años menos.

El resultado es una “carrera laboral interrumpida”, con ingresos bajos e incertidumbre sobre el futuro. Esta fragilidad se traslada al acceso a vivienda y a las expectativas sobre las pensiones.

La brecha entre oferta y demanda: formación y migraciones

Frente a este panorama, empresas y administraciones buscan fórmulas para retener talento joven. Una vía clara es potenciar la Formación Profesional (FP), especialmente en especialidades técnicas donde se detecta escasez estructural. De hecho:

  • En torno al 50% de las oportunidades laborales creadas en 2025 requieren cualificación técnica superior.
  • El número de alumnos en FP ha crecido un 32% en dos años, pero aún hay mucho margen para equiparar la oferta formativa a las necesidades reales del mercado.

Mientras tanto, el relevo generacional plantea un desafío mayúsculo: durante la próxima década, se jubilarán más de cinco millones de personas pero solo entrarán al mercado menos de dos millones jóvenes preparados para cubrir esos puestos. Esta brecha amenaza sectores clave como sanidad o tecnología.

Expectativas vs realidad: ¿cómo gestionar el desencanto?

La Generación Z ha crecido conectada globalmente y aspira a modelos laborales que premien el mérito, fomenten la conciliación y ofrezcan sentido al trabajo diario. Sin embargo, chocan con estructuras rígidas e inercias propias del mercado español.

Empresas pioneras están adaptando su cultura para atraerles:

  • Apoyando políticas de trabajo híbrido o flexible.
  • Mejorando salarios iniciales.
  • Apostando por proyectos con impacto social real.
  • Fomentando planes claros de desarrollo profesional.

Pero todavía son minoría frente a una mayoría empresarial conservadora que ve con recelo estos cambios.

 

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