La importancia del continente: envases y embalajes

Cuenta Plutarco en sus “Vidas paralelas”, la historia de un patricio romano que estaba enamorado nada menos que de Pompeya, la mujer de Julio César. Para acercarse a ella, se introdujo disfrazado de tañedor de lira en la fiesta de la Buena Diosa, reservada solo a mujeres. Fue descubierto y se montó un escándalo mayúsculo en toda Roma. Lo más curioso es que el patricio logró escapar y el castigo cayó sobre Pompeya, quien fue repudiada por su marido. Como no se había probado culpa alguna de la esposa, todos se sorprendieron y César dijo la famosa frase de que “la mujer de César no debe estar ni siquiera bajo sospecha”, que luego se popularizó bajo la forma de que “no basta con que la mujer del César sea honesta, sino que también tiene que parecerlo”.

Saco esta vieja anécdota a colación para resaltar la importancia que en el ámbito comercial, en el marketing y la publicidad, tienen las apariencias: no sólo importa la calidad del producto sino su presentación, su envoltura, así como los ejes a los que se asocia su imagen, los valores que el consumidor asocia al conformar su percepción externa del producto. En suma, no sólo es importante el producto en sí (el contenido), sino también el soporte en el que se distribuye y entrega (el continente).

En el caso del vino, como es lógico, y ya entrando en el tema que nos ocupa, el continente viene a ser los envases y embalajes, que hoy son objeto de atención e investigación, aportándose innovaciones y cambios que implican costes económicos y de gestión y además incluso, en algunos casos, conllevan asumir el riesgo de que los cambios sean o no aceptados por el consumidor. Sí, actualmente se están percibiendo muchos movimientos en este sentido, y el sector debe ser consciente de cuáles son las pautas y tendencias en esta importante parte del proceso de producción y comercialización de los vinos. Haremos aquí un recorrido por los aspectos cruciales en esta importante faceta de la fase final de la producción vinícola.

De la botella al residuo. Emulando a Plutarco en eso de hacer un poco de historia, sin duda recordarán el revuelo que se organizó el año pasado con la propuesta del Ministerio de Medio Ambiente, que en su Plan Nacional de Residuos quería obligar a envasar en reutilizable, en el horizonte del año 2011, el 50 % de las botellas que se consumen en el canal HORECA, que viene a representar un 60 % del mercado de las bodegas españolas, según la Federación Española del Vino (FEV). El sector del vino se consideró gravemente afectado por esta propuesta que implicaba el retorno al viejo sistema de los envases reutilizables, considerando que era una medida desproporcionada y que además medioambientalmente causaría más perjuicios que beneficios. Las bodegas han apostado siempre por el reciclado del vidrio, más que por su reutilización, para lo que se creó en 1995 el sistema integrado de gestión Ecovidrio, con más de 137.000 iglús verdes implantados en toda España y con un gran éxito en las tasas de reciclado, superiores a las de muchos otros tipos de productos: se ha logrado superar el 51 % de reciclado del vidrio total puesto en el mercado español.

Finalmente, la entonces ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, anunció la retirada y reconsideración hasta la próxima legislatura de la Propuesta de Plan Nacional Integrado de Residuos, hecho que fue muy bien acogido por el sector vitivinícola, quien había dado una serie de argumentos de carácter técnico, económico y medioambiental, más que contundentes para solicitar el replanteamiento de la propuesta. Estos argumentos mantienen hoy día toda su actualidad y reflejan los ejes centrales que se manejan al hablar del envasado del vino, por lo que se resumen ahora aquí:

– En el sector del vino, el envase tiene una función técnica, vinculada a la propia elaboración del producto, hasta el punto de que la normativa impone incluso el uso del vidrio como parte del proceso de envejecimiento del vino, por no hablar de la segunda fermentación en botella de los cavas.

– El impacto medioambiental en la recogida y trasporte de los envases para su reutilización es superior a la aplicación del más moderno proceso de reciclado.

– El vidrio sigue siendo el material de elección para los envases del vino, y el costo económico y organizativo de su cambio no es planteable en el contexto actual ni en las proyecciones de futuro realizadas.

– La exportación de los vinos españoles se podría haber visto afectada por la propuesta ministerial, creando una barrera más en un segmento emergente del mercado en el que la competitividad es igualmente creciente.

Finalmente, no fue hasta el 26 de diciembre de 2008 cuando se aprobó en Consejo de Ministros el Plan Nacional Integrado de Residuos para el período 2008-2015, ya avanzada la nueva legislatura y ocupando el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, la ministra Elena Espinosa. En dicho Plan se especifica que “el vino con denominación de origen se consume en envases de vidrio de un solo uso”, ocupando el vino en envase reutilizable en el canal HORECA solo el 6,4 % del volumen total de productos en estos envases, en donde es mayoritaria, en cambio, la cerveza, con el 52,2 % del volumen total. Además, se realizan unas especificaciones de mucho interés para el sector en lo que se refiere a la reutilización de envases de vino en el canal HORECA, pese a mantenerse el objetivo de reutilizar el 50 % de los envases de vino: “el % de reutilización general en el caso del vino será de aplicación en vinos que no cuenten con indicaciones como las de vinos de calidad producidos en regiones determinadas, vinos con derecho a la mención ´vino de la tierra´, denominaciones de origen, indicaciones geográficas, sin indicación geográfica con indicación de añada y variedad”. En suma, tantas excepciones que el efecto práctico de la medida será escaso, de lo que el sector lógicamente se congratula.

Las opciones de envase. Así que el sector vitivinícola, en el caso de los vinos de calidad, seguirá utilizando mayoritariamente el vidrio como envase, a pesar de la existencia de otros materiales de envasado (tetrabriks, latas, botellas de aluminio) y propugnando su reciclado en vez de su reutilización. Claro que a la hora de definir el envase concreto de cada producto deberá considerarse el tipo concreto de vino y cómo será el proceso de envasado (grado de automatización), almacenamiento y distribución, entre otros factores. El vino es un producto extremadamente singular, y todos los detalles cuentan en su éxito: es también imagen, y el propio envase es una parte más que relevante de la misma, además de ser el recipiente donde se conserva, se preserva de agentes perjudiciales (como la luz) e incluso donde continúa desarrollando su ciclo vital, ya que, como sabemos, es un producto vivo, y por ende, en evolución.

El vidrio es considerado el envase más adecuado para el envasado del vino, desde hace mucho tiempo y con voluntad de permanencia futura. Muchos factores inciden en que esto sea así, y aún cuando puede haber alternativas con otros materiales, parece que de momento sigue siendo el rey del envase, al menos en lo que a los vinos de calidad se refiere. El envase de vidrio implica el uso de tapón, en donde recientemente se ha ido abriendo el abanico de opciones: frente al tapón de corcho natural han ido surgiendo los tapones de granulados de corcho y de constituyente plástico, y los tapones sintéticos, elaborados por coextrusión o por inyección. Los tapones sintéticos están incrementando su penetración, por su limpieza, su variedad cromática y el hecho de que evitan un temido problema, la formación de TCA, el conocido como problema del “corcho”, que de vez en cuando da algún que otro disgusto a las bodegas.

Para determinados segmentos de mercado (para un público juvenil, por ejemplo, o para espacios donde el vidrio no está permitido, como en los espectáculos deportivos o musicales), se ha empezado a optar, especialmente en algunos vinos del Nuevo Mundo (California, Argentina) por los envases de aluminio, ya sea en lata o en botella, cuyo interior se protege con una laca para imposibilitar el proceso de corrosión.

En el caso de vinos económicos se ha utilizado con gran éxito el tetrabrik, y en menor medida las botellas hechas de material plástico, ambos envases de inferior precio, y con la ventaja añadido de su menor peso, lo que influye en todo el proceso de costes de distribución.
Y todavía se puede hablar de dos envases menos usuales en nuestro entorno. El denominado “bag in box”, en el que se usa como recipiente una bolsa de poelietileno con exterior multicapas, con una válvula de descarga, ya sea a presión, mediante un grifo giratorio o con otros sistemas. Su capacidad puede ir de 1,5 litros hasta más de 1.000 litros.

Otra opción más novedosa es el “tetra glax”, un nuevo material flexible muy similar al vidrio y que presenta la ventaja de su menor coste y su capacidad de reciclaje. Aunque es de material vítreo, su formato es similar al tetrabrik, por lo que facilita y abarata el proceso de almacenaje y transporte. El proyecto se investigó en la Universidad de Valladolid, con la colaboración de Pesquera, la conocida bodega de la DO Ribera del Duero.

Mañana seguimos, que el tema da para mucho más…

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Lo más leído