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Hainan, la sorprendente región sureña de China que quiere superar a Hong Kong y Singapur

Juan Luis Recio 26 Ago 2025 - 07:56 CET
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Esto es China, claro, pero aquí no se ven ornamentados templos, ni palacios suntuosos, ni ruinas milenarias, ni estatuas de Buda… Sí se ven, y muchas, estilizadas palmeras, playas kilométricas, hotelazos con todos los lujos, paisajes sorprendentes y sol, mucho sol. Esto es Hainan, el territorio más meridional del enorme país, una isla casi redonda muy grande (la mayor si no se cuenta Taiwán) con unos 34 000 kilómetros cuadrados (un poco más que Cataluña o cuatro veces la Comunidad de Madrid). Sin embargo es la región más pequeña de China.

Pero su tamaño no debe engañar, ya que es una de las de mayor crecimiento del país gracias en buena parte al turismo y también a ser una zona libre de impuestos, lo que atrae a numerosas empresas. Hace cinco años China puso en marcha un plan para transformar toda la isla de Hainan en el mayor puerto de libre comercio del mundo para 2035, superando a Singapur y Hong Kong, una política destinada a reducir la dependencia de Hainan de los sectores tradicionales y convertirse en un nuevo motor del comercio y la inversión en China.

La isla, que fue refugio de piratas y tuvo un destacado papel en las guerras del opio entre China e Inglaterra, es un punto clave en la nueva Ruta de la Seda, la joya en la política exterior del presidente Xi Jinping, y los resultados comienzan a notarse. Hainan registró el año pasado 1936 nuevas empresas con inversión extranjera, con un aumento interanual del 92,6 %, según datos del Gobierno local. Desde el Departamento de Comercio de la isla aseguran que muchas de las 500 multinacionales más importantes del mundo se han establecido en Hainan en los últimos cinco años. Algunos de los grandes centros comerciales de las principales ciudades acogen las principales marcas mundiales de moda, joyería y tecnología. Para atraer talento y financiación, la provincia ha reducido su tasa de impuesto sobre la renta para personas y empresas seleccionadas al 15%, mucho más baja que el resto de China y más cercana al 17 % promedio de Hong Kong. Su bolsa de empleo, a la caza de talentos nacionales y extranjeros, ha atraído desde 2018 a 420 000 trabajadores cualificados para grandes proyectos, sobre todo de infraestructuras, en un territorio paradisíaco con un coste de vida muy barato. Al este de la isla, en la ciudad de Wenchang, se encuentra el único puerto espacial costero del país. Un centro de lanzamiento que envió el año pasado el primer robot explorador chino a Marte y una sonda a la luna que volvió a la tierra con rocas lunares. Este año, China completará más de 60 lanzamientos al espacio, rompiendo su propio récord mundial de 2021.

Pero al visitante que acude a Hainan las grandes cifras le interesan poco, salvo por el ahorro que consigue en sus compras y lo barato de los alojamientos y comidas. Lo que le atrae es su clima templado, con una temperatura media anual de entre 23 y 26 grados centígrados, sus miles de cocoteros y playas de arena dorada, especialmente en Sanya en la zona sur, disfrutar de la tranquilidad en los paseos marítimos o gozar de algunos de los mejores resorts de lujo de Asia. En poco tiempo, Sanya, el centro turístico más importantes de la provincia, pretende posicionarse como una atractiva alternativa turística en el Sudeste Asiático a las consolidadas Tailandia, Malasia o Filipinas. Ya es un lugar de vacaciones ideal para muchos chinos, pero también atrae a turistas de otros países (sobre todo rusos), incluida España, desde donde habrá vuelo directo a final de 2025.

La llegada a Hainan suele hacerse por su capital, Haikou, donde está el principal aeropuerto internacional. Es una ciudad moderna y cosmopolita con algunos edificios de vanguardia a los que en breve se unirán varios más. De hecho, hace poco se ha invitado a arquitectos y artistas de todo el mundo a que diseñen su actual costa, construyendo 16 grandes pabellones que buscan aportar sostenibilidad, fomentar el turismo y, a largo plazo, crear un modelo para la vida futura junto al mar. Un ambicioso proyecto que abarcará 32 kilómetros y donde cada invitado puede dejar volar su imaginación y el resultado dará forma al futuro de la ciudad y del puerto de libre comercio de Hainan.

Nada moderna e imprescindible de visitar y recorrer es su calle principal que recibe el nombre de Calle Antigua Haikou Qilou, un conjunto histórico y cultural y el mayor complejo de arcadas mejor conservado de China, compuesto por doce calles de estilo colonial. Para hacerlo al modo tradicional debe recorrerse a bordo de un rickshaw tirado por uno de los culíes, siempre dispuestos. Llaman la atención, además de las arcadas, las ornamentadas fachadas con relieves alegóricos, la colección de esculturas con temas familiares que bordean la calle y, por supuesto, la colección de tiendas habituales en todos los lugares turísticos: infinitos surtidos de galletas y dulces, souvenirs con lo más típico de la artesanía china, pequeños puestos de comida con todo tipo de despojos y con jugo de cocos, el imprescindible templo budista (en China hay más de 33 000 templos budistas abiertos al culto) en el que colgar los lazos del deseo rojos (hóng xiàn en chino) que consiguen que los deseos se hagan realidad y simbolizan prosperidad, felicidad y buena suerte y los palitos de incienso que se alzan al cielo, y también dos o tres buenos restaurantes, como Shangnan Hall, una antigua tetería con gastronomía de la isla, como la anguila con coco rallado o las manitas de cerdo con jengibre de Yongxing… A lo largo de la calle hay varias otras bellas teterías, en la isla se producen varias clases de té, como el té verde y negro de Wuzhishan o Baisha y lo habitual es consumir el LaoBaCha, que literalmente significa “té del viejo papá”, una mezcla tradicional de té y café con leche.

Uno de los grandes atractivos de Hainan, debido a su clima privilegiado y su aire limpio es, curiosamente, la proliferación de centros de salud y sofisticados hospitales. Hasta 33 de ellos se concentran en la ciudad costera de Boao, en la llamada Zona Piloto de Turismo Médico Internacional de Boao Lecheng, que se ha convertido en un símbolo del avance de China hacia un modelo sanitario global, integrador e innovador. De su éxito dan cuenta los 410 000 pacientes que recibió en 2024. La zona ofrece mucho más que servicios clínicos: incorpora terapias integradas de medicina tradicional china y occidental, chequeos de salud de alto nivel, programas de prevención, rehabilitación, salud mental y actividades curiosas como caligrafía o ceremonias del té. A través de 25 experiencias temáticas, adapta sus servicios a diversas necesidades, desde enfermedades crónicas hasta bienestar estético. Además, Hainan es rica en recursos medicinales vegetales y animales y es conocida como «almacén de medicina natural» con 4600 tipos de plantas, de las cuales unas 2000 pueden utilizarse como medicina.

Muchos de estos hospitales más parecen lujosas residencias y hoteles, con todos los servicios –piscinas, zonas deportivas, restaurantes y bares, cuidados jardines, salas de juego…– y en cierto modo los son, ya que muchos de sus pacientes llegan aquí para hacerse minuciosos chequeos que requieren a veces una estancia de quince días. Hospitales como Mellsser, Boao Super o Yiling Life cuentan con sofisticados equipos que son capaces de diagnosticar, por ejemplo, hasta 300 datos de un análisis de sangre en menos de media hora… sin necesidad de un pinchazo, solo aproximando el detector a la muñeca.

Pero también en ellos se practica la medicina tradicional china, como se hacía hace 2000 años. Una técnica curiosa es la llamada bá guàn, cupping o terapia de Hijama o de ventosas que consiste en aplicar vasos o copas calentados previamente con fuego para consumir el oxígeno y crear el vacío (en uno de los hospitales se hace con cuernos de ciervo sambar, al parecer más eficaces y naturales) sobre la piel, generalmente en puntos de acupuntura específicos, creando un vacío que succiona la piel y el tejido subyacente y forma grandes moratones con distinta intensidad de color en el paciente. Analizándolos y aplicando acupuntura también caliente quemando sobre las agujas hierbas y jengibre, se puede mejorar la circulación sanguínea y el drenaje linfático, eliminar toxinas, liberar tensiones musculares y reducir el dolor en áreas afectadas por contracturas, lesiones o inflamación… y todo con unos simples vasitos calientes.

Siguiendo con lo tradicional, una visita imprescindible es el Parque del Patrimonio Cultural Li y Miao de Binglanggu, en la isla Shenyu, un parque temático y cultural en medio de la selva tropical con miles de imponentes árboles de betel, palmeras areca y exuberante vegetación en ambas laderas, que se centra en la preservación y exhibición de la cultura de los grupos étnicos Li y Miao, los primeros pobladores de Hainan hace 3000 años, mostrando sus costumbres, tradiciones, arquitectura y artesanía. El parque ofrece experiencias interactivas y educativas sobre la vida y la historia de estas dos culturas minoritarias.

Pero aunque el lugar se presente como un parque temático que recibe más de un millón de visitantes cada año, en realidad se trata de una aldea viva, en la que habitan más de 2000 personas y que permite que los visitantes se integren y participen, incluso pueden alojarse en algunas de las casas y disfrutar de la naturaleza de una belleza cautivadora, apreciar las costumbres populares, la música étnica, saborear la gastronomía tradicional y presenciar las artesanías de bordado, tejido y teñido, como se hacían hace siglos. También ofrece a los visitantes una ventana a todos los aspectos de las tradiciones locales, desde las casas con forma de barco que habitan, graneros centenarios, la destilería, flautas que se tocan con la nariz o instrumentos musicales de bambú, hasta la forma de hacer fuego frotando palos y la manera en que confeccionan colchas y ropa con corteza de árbol. Cada día ofrecen un espectáculo llamado «Fuego y Cuchillo» del pueblo Miao en el que participan desde niños hasta abuelas de 70 años. Además, en Binglanggu se exhiben varios elementos del patrimonio cultural inmaterial nacional de Hainan, como las técnicas de hilado y tejido, los sistemas de pesca y los métodos agrícolas, lo que lo convierte en el mejor escaparate de la cultura de las minorías étnicas de la isla de Hainan.

Muy cerca está la isla Shenyu una versión en miniatura de la selva tropical de Hainan, con un enfoque en la cultura del jade chino y la ecología. Ahí se ha creado un resort turístico cultural de alta categoría, el Shenyudao Holiday Hotel, que no es solo un alojamiento de lujo en medio de la selva sino un centro que combina cultura, arte, turismo y salud, con un enfoque en la satisfacción y el bienestar de las personas. Ahí es posible aprender a elaborar intrincados dibujos con polvo de incienso, descubrir magníficas piezas en jade, algunas con cientos de años de antigüedad, saborear exclusivas combinaciones de té, profundizar en los secretos del yoga, la meditación y la filosofía zen, recibir un masaje TuiNa de la medicina tradicional china, descubrir la aromaterapia Li, el encanto de la quema de madera de agar, o tratar de esquivar los palos de bambú del baile típico que algunos llaman Tinikling como en Filipinas, mientras se salta sobre ellos. Por supuesto, el hotel, al borde de un bello lago, ofrece amplias habitaciones de lujo y villas independientes con decoración en madera, grandes terrazas y espectaculares vistas sobre el lago y la selva tropical.

Casi al final del recorrido por Hainan se llega a la principal ciudad de la isla, después de la capital. Es también el más importante centro turístico donde se encuentran algunos de los hoteles más espectaculares, pero también un lugar que ha hecho del desarrollo sostenible y el cuidado ecológico una prioridad. Aparentemente, lo tiene todo: impresionantes montañas, selvas y costa con playas de hasta 30 kilómetros. Y aunque en la visita esperan parques temáticos con atracciones acuáticas, el parque de paracaidismo Skydive Tarhe, marinas con lujosos yates, centros comerciales con más de 800 marcas de lujo, hoteles que acogen impresionantes acuarios, facilidades para todo tipo de deportes… las primeras visitas son a un centro de recuperación de coral y a una playa refugio de tortugas marinas, mientras por sus calles circulan ya 600 autobuses eléctricos.

El rancho marino de recuperación de coral de Wuzhizhou ha conseguido crear 80 000 metros cúbicos de arrecifes artificiales para peces y se han introducido más de 51 000 plantones de coral. En total, la superficie regenerada alcanza las 5,3 hectáreas, más o menos el equivalente a siete campos de fútbol. En esta isla es frecuente la destrucción de coral debido a los muy habituales tifones. También aquí existe un santuario y centro de rescate de tortugas marinas llamado el Centro de Conservación de Tortugas Marinas de Sanya, incluso hay una playa donde suelen refugiarse adornada con decenas de esculturas de tortugas. Este centro se dedica a la protección y recuperación de tortugas marinas, incluyendo especies como la tortuga verde y la tortuga carey, que son especies amenazadas o en peligro de extinción.

Aunque en Sanya destaca su espectacular hotel Atlantis, del que luego hablaremos, también presume del resort Birds’Nest, en la zona del bosque tropical de la bahía de Yalong, un hotel con una mentalidad «verde», aunque también de lujo, cuyas habitaciones están en cabañas sobre los árboles con muchas medidas de protección medioambiental, como una bomba que usa aire para calentar el agua, o el empleo de energía solar y de un sistema de reciclaje de agua de lluvia y de agua residual.

Otro paraíso que también busca la excelencia es el islote Wuzhizhou, frente a la bahía de Haitang, que es considerado una joya en la zona. Es una isla verde y no solo está prohibido fumar, sino que se presta atención a la recogida selectiva de basura. En estas dos islas llaman la atención gigantescas pasarelas en madera suspendidas sobre los acantilados y calas que se pueden recorrer en pequeños coches eléctricos abiertos en un paseo maravilloso con vistas inolvidables. Entre lo mejor de la isla destaca, sin duda, el espectacular hotel Fairmont Sanya Haitang Bay, con vistas a la playa y el infinito paisaje marino que se extiende a lo lejos. Combina la hospitalidad internacional con rituales locales para ofrecer un lujo innovador, comidas y bebidas ingeniosas, además de ofertas creativas de ocio y bienestar para vivir momentos inolvidables. Con 523 habitaciones y suites, es prácticamente un pueblo en sí mismo, con un canal de agua salada de un kilómetro de longitud que serpentea a través de la propiedad dándole un cierto aire a Venecia, es el primer canal de agua de mar del mundo que corre dentro de un hotel, que permite a los huéspedes tomar un paseo en su bote dragón para llegar a las habitaciones y otras instalaciones mientras disfrutan del paisaje siempre cambiante y los verdes paisajes. Las habitaciones y suites son lujosas, con amplio espacio para relajarse y un estilo de diseño interior que hace un uso generoso de la madera y la piedra típicas de la región.




Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

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