A Contracorriente

Enrique Arias Vega

León quiere ser un problema

Siempre que escribo sobre León en estas páginas, acabo por liarla. No sé cómo, pero la lío. Lo mismo me pasa en Cataluña cuando toco el tema de la lengua o en Valencia al hablar de Francisco Camps: siempre hay gente a la que le sienta como un tiro lo que digo y que me pone a caer de un burro.

A lo mejor se debe a que hay temas que son tabú en ciertos ámbitos o, simplemente, a que uno se comporta como un caballo: es decir, noble y bruto al mismo tiempo.

Lo cierto es que, cuando hace cuatro años critiqué una moción secesionista del ayuntamiento de León, se me llamó de todo menos guapo en un libelo sedicentemente leonesista, o sea, que por definición ya resultaba excluyente, sectario y un pelín xenófobo, digámoslo ya.

Reconocerán que tiene narices ese afán por sentirse diferentes en una tierra que está dando lo mejor de la literatura castellana de hoy día. Luis Mateo Díez, José María Merino, Antonio Gamoneda, Andrés Trapiello, Raúl Guerra Garrido, Antonio Colinas, Julio Llamazares… encabezan una larguísima lista de escritores de primer orden que, no hace mucho, rechazaron expresamente la existencia de una literatura propia con señas de identidad diferenciables y defendieron el universalismo como rasgo común de la escritura de todos ellos.

Traigo esto a colación a cuenta de unas recientes declaraciones del alcalde de León, Francisco Fernández, de que “nosotros no nos sentimos castellanos” y que, en consecuencia, la provincia debería figurar en la Constitución como un “territorio propio”, con “sus peculiaridades, su idiosincrasia y su historia”. Dicho de otra manera: la escisión regional.

Ya ven: una vez más, los políticos, en lugar de solucionar los problemas de los ciudadanos se dedican a crear otros donde antes no los había.

Con todo, hay que reconocer que estas periódicas proclamas soberanistas, por calificarlas de alguna manera, tienen sus réditos para quienes las realizan. La constante espada de Damocles del particularismo leonés lleva a la Junta a primar a esa provincia sobre las demás, aparte de la natural querencia de Rodríguez Zapatero por el que fuera escenario de su adolescencia. Por eso, desde el porcentaje de inversiones públicas hasta las subvenciones a su aeropuerto, pasando por la apropiación de Caja Duero por parte de Caja España, todo son ventajas para aquella provincia.

Y es que en este país, una vez más, las actitudes nacionalistas, regionalistas o secesionistas siempre salen más cuenta que las de ser simplemente solidarios.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Enrique Arias Vega

Periodista y economista bilbaíno, diplomado en la Universidad de Stanford (USA), lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundode Nueva York.

Enrique Arias Vega

Periodista y economista bilbaíno, diplomado en la Universidad de Stanford (USA), lleva escribiendo casi cuarenta años. Sus artículos han aparecido en la mayor parte de los diarios españoles, en la revista italiana Terzo Mondo y en el periódico Noticias del Mundode Nueva York.

Lo más leído