VIRALIDAD, DERECHOS DIGITALES Y EL PODER DE LA IA

Cecilia Sopeña, la ciclista viral de OnlyFans exige ahora su ‘derecho al olvido’

La exdeportista y modelo erótica reclama el derecho tras ganar un pastón y llegar a los 50.000 seguidores y expone los límites de la reputación digital en la era de la inteligencia artificial

Cecilia Sopeña
Cecilia Sopeña. PD

No todos los días una campeona del ciclismo amateur se convierte en protagonista de un debate sobre privacidad digital y tecnología.

Cecilia Sopeña, murciana de 38 años, lo ha hecho a golpe de titulares, suscripciones y decisiones personales de alto voltaje.

Su historia se ha convertido en una especie de montaña rusa: de ganar un centenar de carreras y dar clases de matemáticas a millones de visualizaciones en internet, pasando por un fenómeno viral en OnlyFans y, finalmente, una batalla legal por el derecho al olvido.

A día de hoy, 13 de agosto de 2025, la vida digital de Sopeña no cabe en un solo tuit. Su popularidad arrancó con su canal de ciclismo en YouTube, donde sumaba seguidores a ritmo de pedal.

Pero la atención se disparó cuando respondió con ironía y carácter a los comentarios sexistas de algunos aficionados durante una carrera, viralizándose en redes sociales.

Ese salto la llevó a OnlyFans, plataforma donde explotó su faceta erótica y llegó a ganar, según sus propias palabras, “un milloncito a base de hacer vídeos bonitos”, logrando más de 50.000 seguidores y una estabilidad económica que, para muchos, sería un sueño.

El precio de la exposición y el acoso

Pero el éxito en OnlyFans no vino solo. La exposición masiva trajo consigo una oleada de críticas, insultos y, sobre todo, acoso. Sopeña, que siempre ha defendido su libertad y autonomía, se vio obligada a dejar de competir en carreras ciclistas. El entorno que antes era su refugio se convirtió en un espacio hostil, marcado por miradas, cuchicheos y la presión constante de quienes buscaban grabar sus reacciones para las redes. “Me han pasado varias cosas últimamente, en estos dos o tres últimos años, que hacen que esté mucho más a la defensiva y me dé miedo la gente”, confesó en una reciente entrevista.

Además, el impacto social fue demoledor: parte de su familia la rechazó y ella misma reconoce haber tenido que bloquear a muchos allegados. “He pagado un precio a nivel social, pero me he alegrado porque no quiero a gente que juzgue”, sentenció en una de sus intervenciones públicas.

El giro radical: derecho al olvido y nuevas batallas

En un giro tan inesperado como contundente, Sopeña ha exigido borrar todo rastro de su pasado en OnlyFans y redes sociales. Ha invocado el derecho al olvido, recogido en el artículo 17 del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea, para eliminar de internet imágenes, vídeos y cualquier contenido que no refleje quién es hoy ni cómo desea ser recordada.

El mensaje es claro: “Tengo derecho a proteger mi imagen. Tengo derecho al olvido. En virtud del artículo 17 del RGPD, he activado con mi equipo legal el derecho al olvido: el derecho a eliminar de Internet todo aquello que ya no refleja quién soy ni cómo deseo ser recordada”. Y advierte: cualquier persona que comparta o almacene su contenido fuera de las plataformas originales será objeto de acción legal inmediata.

Sin embargo, borrar la huella digital no es tan sencillo. Sus vídeos y fotos circulan por foros, redes y webs fuera de su control. Internet, como bien sabe cualquiera que haya subido una foto comprometedora, no olvida. La pregunta, en el fondo, es si alguna vez se podrá “borrar lo imborrable”.

Inteligencia artificial: ¿aliada o pesadilla en la reputación online?

La batalla de Sopeña se da en un contexto tecnológico mucho más complejo que hace una década. Los avances en inteligencia artificial han revolucionado la gestión de la reputación digital. Por un lado, existen algoritmos capaces de rastrear y eliminar imágenes no autorizadas, identificar duplicados y solicitar su retirada automática a plataformas. Por otro, la IA ha hecho más fácil que nunca la difusión, manipulación y replicación de contenido, incluso a través de montajes o “deepfakes” que pueden prolongar el estigma digital mucho después de haber cerrado una cuenta o eliminado un vídeo.

Los expertos advierten de que la inteligencia artificial es un arma de doble filo: permite rastrear contenido ilícito, pero también perpetúa la huella digital al facilitar su copia y difusión masiva. En el caso de Sopeña, la tecnología puede ayudar a eliminar rastros, pero no puede garantizar el olvido absoluto, especialmente cuando los usuarios descargan, almacenan y comparten archivos fuera de las plataformas originales.

Reflexión social: ¿es posible empezar de cero en la era digital?

El caso de Cecilia Sopeña pone sobre la mesa preguntas incómodas: ¿tiene derecho una persona a reinventarse y exigir que se borre su pasado digital? ¿Dónde están los límites entre la libertad individual y la memoria colectiva de internet? ¿Qué papel deben jugar la ley y la tecnología en la protección de la reputación y la privacidad?

Mientras tanto, Sopeña insiste en que su presente es limpio y su futuro, suyo. Reclama “honor, silencio y dirección”, y aunque sabe que su historia ha sido intensa, defiende su derecho a pasar página. Su lucha, entre la viralidad, la economía de los contenidos y el impacto de la IA, es la de miles de personas que, tras triunfar en internet, descubren que borrar el pasado digital es mucho más difícil que subir un vídeo viral.

En un mundo donde la memoria digital es casi infinita y la inteligencia artificial amplifica tanto lo bueno como lo malo, la historia de Cecilia Sopeña es, sin duda, una advertencia y un reto: ¿quién controla realmente nuestra identidad en la red? El próximo capítulo, como siempre en internet, está por escribirse.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Fernando Veloz

Economista, comunicador, experto en televisión y creador de formatos y contenidos.

Lo más leído