Mientras las grandes potencias libran batallas geopolíticas cada vez más intensas, Kazajistán emerge como un maestro del equilibrio diplomático.
El país centroasiático ha convertido su posición geográfica estratégica en una ventaja competitiva que le permite mantener relaciones prósperas con rivales geopolíticos sin comprometer su independencia.
La estrategia kazaja se basa en un principio simple pero efectivo: diversificar las alianzas para maximizar los beneficios económicos y minimizar la dependencia de cualquier potencia individual.
Este enfoque ha demostrado su eficacia en un contexto internacional marcado por la confrontación entre bloques, donde muchos países se ven obligados a elegir bandos.
A día de hoy, 4 de septiembre de 2025, Kazajistán mantiene esta política de no alineamiento que le ha permitido convertirse en un socio confiable para actores tan diversos como Rusia, China, la Unión Europea y Estados Unidos.
El presidente Kassym-Jomart Tokayev considera que «el sistema de relaciones internacionales se encuentra en crisis» y que la inestabilidad entre las grandes potencias está aumentando, lo que refuerza la necesidad de que las potencias medias como Kazajistán actúen como mediadoras.
El vínculo ruso: pragmatismo histórico
Las relaciones con Moscú constituyen el pilar más complejo de la política exterior kazaja. En noviembre de 2024, la visita oficial de Vladimir Putin a Astana demostró la importancia estratégica que Rusia otorga a su vecino meridional. El mandatario ruso estuvo acompañado por casi la mitad de su gobierno, un gesto que subraya la relevancia de Kazajistán en el contexto geopolítico actual.
Durante esta visita, ambos países fortalecieron su agenda bilateral en sectores comerciales, económicos, de transporte, energético y educativo. Putin ha visitado Kazajistán en 33 ocasiones, convirtiéndolo en el país que más veces ha visitado como presidente ruso. Este dato ilustra la profundidad de una relación que trasciende las coyunturas políticas y se asienta en vínculos históricos, culturales y económicos.
Los números confirman esta proximidad: en 2024, Kazajistán importó mercancías rusas por valor de 18.252 millones de dólares, un incremento del 8,3% respecto al año anterior. Rusia se ha convertido en el principal importador de mercancías kazajas, representando el 30,5% del total de productos importados por la república centroasiática.
La dimensión europea: energía y materias primas
Paralelamente, Kazajistán ha intensificado sus lazos con la Unión Europea, que se ha consolidado como su primer socio comercial e inversor. En octubre de 2024, durante la 21ª reunión del Consejo de Cooperación Kazajistán-UE, ambas partes avanzaron significativamente en acuerdos sobre materias primas y energía renovable.
Esta cooperación europea cobra especial relevancia en el contexto de la transición energética y la búsqueda de alternativas a los suministros rusos por parte de la UE. Kazajistán posee vastas reservas de uranio, petróleo y gas, así como un enorme potencial para el desarrollo de energías renovables, especialmente solar y eólica en sus extensas estepas.
El Acuerdo de Asociación y Cooperación Reforzada (EPCA) firmado en 2015 con la UE ha servido como marco para esta cooperación, permitiendo que Kazajistán modernize su economía y diversifique sus exportaciones sin comprometer sus relaciones con Rusia.
El factor asiático: Vietnam y China en la ecuación
La diplomacia kazaja también mira hacia el este de Asia con renovado interés. La reciente visita de Estado del secretario general del Partido Comunista de Vietnam, To Lam, en mayo de 2025, marcó un hito en las relaciones bilaterales. Esta fue la primera visita de Estado de un líder vietnamita a Kazajistán en 13 años.
Los resultados comerciales reflejan el dinamismo de esta relación: en 2024, el comercio bilateral alcanzó 800 millones de dólares, duplicándose respecto al año anterior. En los primeros tres meses de 2025, la cifra llegó a 146,3 millones de dólares, un crecimiento del 18,4% comparado con el mismo período del año anterior.
China, por su parte, mantiene su posición como segundo socio comercial de Kazajistán, con importaciones por valor de 15.153 millones de dólares en 2024, representando el 25,3% del total. Esta relación se articula principalmente a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, donde Kazajistán desempeña un papel fundamental como corredor de conectividad entre China y Europa.
Estabilidad en un mundo inestable
La política exterior kazaja trasciende las relaciones bilaterales para convertirse en un modelo de estabilidad regional. El país centroasiático facilita el comercio entre China y Europa a través de múltiples rutas, incluyendo tanto la Iniciativa de la Franja y la Ruta como la Ruta de Transporte Internacional Trans-Caspia.
Esta capacidad mediadora le valió a Kazajistán ser el primer país de Asia Central en ocupar un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU durante 2017-2018, una distinción que refleja la confianza internacional en su diplomacia equilibrada.
El enfoque kazajo demuestra que las potencias medias pueden prosperar en un mundo multipolar sin necesidad de alinearse estrictamente con un bloque específico. Al mantener relaciones cooperativas con actores geopolíticamente rivales, Kazajistán ha logrado atraer inversiones masivas, modernizar su infraestructura y diversificar su economía.
Esta estrategia cobra especial relevancia en el actual contexto de fragmentación geopolítica, donde la rigidez de las alianzas tradicionales contrasta con la flexibilidad pragmática que caracteriza la diplomacia de Astana. Kazajistán ha convertido su ubicación geográfica y su herencia histórica en activos estratégicos que le permiten navegar las turbulencias internacionales manteniendo su independencia y prosperidad.

