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El pollo cordon bleu es una especialidad francesa que consiste en una pechuga de pollo rellena de jamón y queso, sinónimo de sofisticación y cocina gourmet.
En España tenemos la versión XXL del cordon bleu pero con carne de ternera, el cachopo, un plato típico en Asturias, (y para muchos mejor que el cordon bleu). En Periodista Digital te contamos el paso a paso de esta receta francesa.
¿Cuándo surgió el pollo al cordon bleu?
El escalope vienés o Wiener Schnitzel, (carne de ternera fina empanada), tiene siglos de historia, (XV o XVI, no está datado con exactitud). Derivado de esta receta, surgieron otras como el schnitzel relleno de queso que se prepara en Brig Suiza.
El pollo cordon bleu probablemente sea una versión francesa de estas recetas de carne empanada anteriores. Los franceses en lugar de ternera usaron el pollo, una carne con menos grasa que al llevar relleno gana en sabor y textura.
La primera referencia escrita aparece en un libro de cocina de 1949. Años más tarde se nombra ‘chicken cordon bleu’ en un artículo de The New York Times de 1967.
Nuestro cachopo asturiano no entra en la disputa, apareció en la década de los años setenta, cuando ya existía el cordon bleu.
En Europa, y otros lugares del mundo se preparan recetas similares con ternera empanada desde antes de 1950, en Australia, Suecia, Italia o Israel, pero la primera de ellas parece fue el Wiener Schnitzel austríaco.
Calorías y nutrientes del pollo
La carne que llamamos ‘pollo’ de forma común, es la gallina o el gallo jóvenes, sacrificados entre las 5 y las 16 semanas de vida, con un peso entre 1 y 3 kg. En función de la alimentación, el pollo tendrá una carne tierna, blanca o ligeramente amarillenta.
¿Desde cuándo el ser humano come pollo? Según la web smithsonianmag.com, la historia de esta ave comenzó hace 10.000 años en una jungla asiática.
La creencia de muchos arqueólogos es que los pollos no fueron domesticados para comer, sino para las peleas de gallos. Hasta que en el siglo XX la producción de pollo fuera a gran escala, la contribución económica y nutricional de los pollos en la historia había sido más bien modesta.
Parece que la genealogía del pollo se remonta a hace unos 7.000 –10.000 años e involucra al menos a dos progenitores salvajes. Los huesos fósiles más antiguos identificados como posiblemente pertenecientes a pollos, aparecen en lugares al noroeste de China y datan de alrededor del 5.400 a. C.
En 100 gramos de pollo sin piel encontramos alrededor de 167 calorías y 20 g de proteínas. Nos aportan otros nutrientes fundamentales como el calcio 13 mg, el hierro, 1,1 miligramos o el fósforo 118 miligramos.
- Calorías, (167 kcal)
- Proteínas, (20 g)
- Hierro (1,1 mg)
- Hidratos de carbono (0 g)
- Grasa, (9 g)
- Agua, (70%)
- Fibra, (0 g)
- Calcio, (11 mg)
- Yodo (6,9 mg)
- Potasio, (248 mg)
- Vitamina E, (0,4 mg)
- Vitamina B3 (4.2 mg)
- Vitamina B9 (9 ug)
- Magnesio, (22mg)
- Hierro, (1,1 mg)
- Fósforo, (118 mg)
- Sodio, (6 mg)
- Zinc (1 mg)
- Selenio (1.ug)
- Colesterol (110 mg)
Aporta vitaminas del grupo B
La carne de pollo al igual que otros alimentos de origen animal son fuentes de vitaminas del grupo B, fundamentales para el buen funcionamiento del cerebro y el metabolismo. Por ejemplo contienen 9 ug de vitamina B9 o ácido fólico un nutriente fundamental durante el embarazo para prevenir defectos en el tubo neural del feto.
También aporta otras vitaminas del grupo B en menor proporción como la B1 o tiamina 0,07 mg. La B2 o riboflavina, tiene 0,09 mg o la B6 o piridoxina aportan 0,53 miligramos.
Es beneficioso para Los huesos y la musculatura
La proteína magra de pollo es una gran fuente de aminoácidos. Nuestro cuerpo usa los aminoácidos para construir el tejido muscular. Los estudios también han demostrado que una mayor ingesta de proteínas ayuda a mantener la densidad mineral ósea. Comer pollo puede ayudar a mantener unos músculos más fuertes y promover huesos sanos, disminuyendo el riesgo de lesiones y enfermedades óseas como la osteoporosis.
Contienen triptófano
El pollo contiene el aminoácido triptófano que se relaciona con niveles más altos de serotonina, la hormona de la felicidad. Los niveles de triptófano en el pollo no son lo suficientemente altos para provocar euforia, sin embargo los estudios destacan que la ingesta de pollo podría ayudar a aumentar los niveles de serotonina cuando se combina con otros factores.
Receta de pollo cordon bleu al horno
Ingredientes
- Pechugas de pollo gruesas deshuesadas sin piel –800 g o una 4 pechugas de 200 g
- Jamón York – 4 lonchas
- Hierbas provenzales – 1 cucharadita
- Queso – 4 lonchas
- Huevos – 2 unidades
- Mostaza de Dijon – 1 cucharadita
- Pan rallado – 200 g
- Aceite de oliva – 120 ml
- Sal – al gusto
- Pimienta – al gusto
Preparación
- Colocar en un plato la harina, en otro los dos huevos y en un tercero el pan rallado. Sazonar la harina, y el pan rallado con un poco de pimienta, sal y repartir la cucharadita de hierbas provenzales entre el plato de harina y el de pan rallado. Añadir este ingrediente le dará un sabor y aroma deliciosos a la receta.
- Con un cuchillo afilado cortar las pechugas de pollo por la mitad, como si fueran un libro, por eso tenemos que buscar pechugas gruesas.
- Una vez cortadas las pechugas en forma de libro las colocamos sobre una tabla de cocinar.
- Cortar un trozo de papel film y cubrir la pechuga. Vamos a golpear la carne o ‘espalmar’ una técnica que se hace para romper las fibras musculares, así la carne se ‘estira’ y además resulta más tierna.
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- Con un martillo de espalmar la carne (o la maza de un mortero), golpear sobre el plástico que cubre cada pechuga durante al menos 1 minuto. El grosor que buscamos debe ser de 0.6-0.5 cm. Una vez golpees la carne verás como cada pechuga se extiende,
- A continuación, repartir una cucharadita de mostaza de Dijon sobre la pechuga, solo una cucharadita para todas las pechugas.
- Añade la loncha de jamón York sobre la pechuga de pollo.
- Seguidamente sobre el jamón York coloca una loncha de queso.
- Enrolla la pechuga girando desde un extremo.
- Introduce tres o cuatro palillos atravesando los dos extremos de la pechuga envuelta, así conseguiremos que se mantenga cerrada.
- Repite los pasos 6,7,8, 9 y 10 con las otras tres pechugas que nos quedan.
- El siguiente paso es el tradicional rebozado. Primero pasamos cada una de las pechugas por harina, con unas pinzas de cocina las movemos para que se impregnen bien.
- A continuación las pasamos por huevo batido.
- El tercer paso, es rebozar con pan rallado.
- Repetir los pasos 12, 13 con todas las pechugas.
- Estas pechugas las vamos a cocinar al horno, pero necesitan antes dorarse un poco en la sartén, (los rebozados con harina funcionan mal en el horno si no se doran ligeramente en la sartén). Será poco tiempo en la sartén, así que las pechugas no van a ‘chupar’ mucho aceite.
- Añade aceite de oliva a una sartén.
- Cuando esté caliente, fríe una o dos pechugas según el tamaño de la sartén. Al tener dentro jamón y queso quedan gruesas, fritas no se harían bien por el interior, por eso solo doramos por fuera unos minutos para ‘sellarlas’, luego se harán en el horno.
- Prepara una bandeja de horno, forra con papel pergamino y sobre la bandeja de horno coloca una de las rejillas.
- Tiene truco, al depositar luego las pechugas sobre la rejilla, —en lugar de sobre la bandeja de horno—, lograremos una textura aún más crujiente.
- Deposita las pechugas sobre la rejilla en la bandeja de horno. Hornear 15 minutos a 180º. Pasados unos 7 minutos les damos la vuelta.
- Sacar del horno, dejar reposar unos minutos antes de servir.
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